Capítulo 22
Mi cabeza estaba descansando sobre su hombro y aunque tenía unas ganas enormes de llorar entre sus brazos, no fueron más de unas cuantas lágrimas rebeldes las que salieron de mis ojos.

Debo recordar en dónde estoy, mantener mi cordura. Me separó poco a poco del abrazo y lo tomo como simple consuelo de colegas.

—¡Estoy bien! —Le digo con una sonrisa corta. —No hay nada de qué preocuparse, mi cara se hincha con facilidad, ante cualquier cosa.

—Eso lo entiendo... Pero creo que tu carácter no es tan fácil de manejar, tuvo que ser algo más grave que eso. —Dijo mirándome a los ojos. Sus manos cubrían mis codos y parecía hacerme sentir tan segura.

—Estás un poco pálido. —Dije tocando su cara. — Además estás frío al tacto, ¿te sientes bien? — Agregué.

—Un poco cansado, pero nada del otro mundo, ¡tú te ves más afectada! — Exclamó.

—Me estás tuteando, Maximiliano. —Dije más tranquila, pero en forma de regaño, tratando de desviar la conversación, pero sin intenciones de alejarlo, me he sent
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