La fiebre de Max bajó, tiene un leve quebranto en 37 grados, pero no corre riesgo de ningún tipo. Han pasado tres horas desde el incidente, con los calmantes y resto de medicamentos ha logrado dormir unas horas. Katty es quien no se encuentra bien, sus niveles son muy bajos, tiene a todos preocupados, en especial a mí, es muy pequeña para dejar el mundo así. A veces dejan pasar a sus padres durante unos minutos, para que la vean a través del vidrio frío que los separa, por experiencia propia sé que no es lo mismo y jamás podrá reemplazar la calidez de sentir su mano, pero él es lo poco que puede hacer el equipo médico por ellos. Es muy tarde, pasadas las once de la noche, pero al verme despierta se acerca el doctor Cooper al micrófono que tiene el vidrio que nos separa, en su mano derecha tiene lo que presumo son nuestros exámenes. Aquellos que dictaminarán cuánto tanto tiempo estaremos aquí. Me acerco hasta el vidrio y lo veo suspirar antes de hablar. Eso no debe ser una buena señ
Las palabras de Max se metieron tan hondo en mi corazón, me sentía devastada, había estado suprimiendo todos los sentimientos relacionados a la traición, pero ahora que el peligro aparentemente pasó, siento que no puedo contenerme más. Sentía una opresión tan grande en el pecho, que solo me giré en dirección opuesta a Max, cubriéndome por completo con la sábana Hubo silencio y varios suspiros de su parte, yo simplemente contenía la respiración para no llorar, no aquí. —Mónica, me excedí, discúlpame por favor. —Dijo con voz ronca y cansada. Sé que está mal, los síntomas se han intensificado, sé que incluso puede seguir delirando, pero nada le da derecho de hurgar en las heridas de los demás, menos si lo que deseas es sacar provecho de ello. Lo cual está obvio en ésta circunstancia. —Crucé el límite. —Dijo suspirando. — Discúlpame. No contesto, es que no sabría cómo. Sé que Max tiene buenas intenciones además de la evidente atracción, pero en este momento no quiero sentir su empat
Siento los párpados demasiado pesados, estaba teniendo pesadillas, lo sé porque siento el sudor correr por mi frente, pero en cuanto recobré un poco la consciencia, los recuerdos se desvanecieron de mi memoria. Sin abrir los ojos comienzo un chequeo metal del estado de mi cuerpo, si siento algún dolor, molestia o síntoma del virus de Nipah, pero aún permanezco asintomática. Termino de despertar y volteo a ver a Max, se ve incluso peor que ayer, le colocaron una mascarilla de oxígeno, su garganta debe estar obstruyendo el paso normal del aire. Mi corazón se pone tan triste, lo único que deseo es que pueda salir de esto. Siento que tocan el vidrio, ¡es Christian! Parece aliviado de verme despertar, la expresión en su rostro es adorable, tuvo que pasar un buen susto cuando le dieron la noticia ayer. Me acerqué al vidrio también. — ¡Estás hermosa! —Dijo presionando el botón del micrófono. —¿Cómo te sientes? Lamento mucho la muerte de la niña. —Colocó su mano en el vidrio. Hice lo mism
Christian ya se fue, hablamos un poco más, pero de cosas muy variadas, le recordé que debía pagar la luz y el agua, él me recordó que debía comer apropiadamente, fueron temas rutinarios de esposos, que en otras circunstancias habría considerado cualquier cosa, pero en un momento tan duro como el que vive nuestro matrimonio, es una pequeña esperanza de normalidad. Una enfermera entra a la habitación con su traje especial, la reconozco, es la amiga de Miriam, la enfermera que se le fue encima a Max. Desde que cruzó la puerta no dejo de mirarlo, si mal no recuerdo, también tuvo algo con él. Trae un carrito con mi almuerzo y la bolsa de Christian. Agradecí y dejó las cosas en la mesa de mi camilla. Se retiró en silencio y al cruzar la cabina de desinfección pude ver a través del espejo que se fue llorando. —¡Tienes muchas enamoradas, eh! —Le digo en broma a Max, aunque sé que está inconsciente. Me imaginé una supuesta respuesta pícara de su parte y sonreí, pero poco a poco se fue borra
Estoy corriendo, todo está oscuro y hay espigas de maíz demasiado altas a mi alrededor cubren todo y no me dejan ver en qué dirección voy, miro atrás y veo a Christian correr detrás de mí. Empiezo a correr con más fuerzas, estoy llorando y no entiendo por qué, quiero detenerme, pero tampoco sé cómo. Al girar mi cara veo a un hombre y ya es demasiado tarde para detenerme. Choco contra él. Caigo al piso y las espigas altas de volvieron un pasto corto y fino, era una pradera enorme, cielo azul, me deslumbra la luz, trato de ver y el hombre con quién me golpee es Max, desde el suelo empiezo a arrastrarme hacía atrás para que no me toque, pero tropiezo contra alguien más, Christian. De pronto todo se vuelve más y más claro, la luz no me deja observar nada. Despierto asustada, sudando, respirando agitadamente y con fuerza. Alguien está revisando mis pupilas con una linterna. Estoy confundida, tanto el maizal como el pasto parecían demasiado real, de esas veces que si no despiertas asegura
Han pasado cinco días desde que me transfirieron de la habitación que compartía con Max. Me han dicho que tiene una recuperación notable, pero como yo, se encuentra aislado, no sé qué podría ser más desesperante, estar solo mientras estás enfermo o encontrarte con perfecta salud, pero sin poder tener contacto con el mundo exterior. Todo sea por evitar que la cadena de contagio prolifere y enfermar a otras personas. Quizás me den cinco días de reposo más, pero ésta vez en la casa, no tengo ni idea de cómo podré superar cinco días seguidos con Christian. En todo el tiempo que logré estar sola lloré y reflexioné sobre muchas de las cosas que me atormentan, reconocer cómo me siento ante ellas... Primero, la muerte de Katty, tan pequeña e inocente, con una vida entera por delante, unos padres amorosos dispuestos a todo, pero sin manera de poder ayudarla. Si para ella el tiempo fue tan corto, que me hace pensar que tengo toda la vida para seguir aplazando mis sueños y deseos, cuánto más p
Recogí las cosas que tenía en la habitación y salimos juntos, como la pareja de casados que somos. Quizás algunos escucharon las disculpas de Christian aquel día, y pudieron hacerse ideas sobre lo que pasó, como se las hizo Max, quien concluyó de inmediato que me había sido infiel. Pero la verdad es que fue inevitable que las cosas se dieran así, y más en una circunstancia como esa, en enfermedades siempre está la familia, pero yo no tengo a nadie más. Cuando salimos de la habitación me percato de la presencia de los padres de Max al final del pasillo, están frente a lo que llama Christian "la incubadora gigante". Quisiera saber cómo está él, aunque estoy segura que debe estar mucho mejor, quisiera verlo con mis propios ojos. Sacudo esos pensamientos rápido, me dijo a mí misma que ellos se ven más tranquilos que la última vez así que debe estar muy bien. Su madrastra está sentada doblando con cariño ropa de él, se nota el amor que tienen por su hijo. Toco mi pecho y me duele, nunca
Esas palabras me tomaron por sorpresa, se supone que íbamos a hablar sobre el futuro, pero tocar el tema de los hijos era fuerte, pero lo entiendo, después del problema de las pastillas habíamos quedado en esforzarnos un poco más, aunque estoy segura de que no funcionaba por todas mis acciones para evitarlo, siempre me guiaba del método del ritmo o en casos extremos con las pastillas, si me sentía mal por mentirle, pero no me sentía lista para un paso así, el miedo invadía mi cuerpo. Quiero ir a terapia, sanar todo lo que deba sanar para tener hijos, recuerdo a la pequeña Katty y sus padres, fue una despedida tan dolorosa y estoy segura de que su familia no se arrepiente ni un segundo de haberla traído al mundo. Sé que tengo mucho amor para dar, debo ser valiente para poder darlo. —No pensemos en eso por ahora. —Digo suspirando. —Debemos concentrarnos en lo que está pasando en este momento, en restablecer la confianza que tanto estar años nos había costado construir. Te amo y sé que