Alisha se revolvió incómoda a pesar de la bruma en su cabeza. Su pecho vibraba con cada respiración mandando olas de dolor a su cerebro que se negaba a organizar las ideas. Si estar muerta se sentía, no entendía porque mucha gente escogía ese camino; vivir no dolía tanto.
Movió pesadamente los dedos y acarició la suave tela bajo su tacto. El calor que proporcionaba era reconfortante y se extendía bajo su tieso cuerpo. La idea de estar rodeada de seda dentro de un ataúd la lleno de pánico y despejó de golpe su aturdimiento. No, no estaba muerta aún. Con todo el esfuerzo que pudo, forzó sus párpado a abrirse. La luz de la ventana la cegó cerrándolos de nuevo.
Pestañeó poco a poco acostumbrándos
Cristian miro al resto de su manada antes de detenerse en su alfa. El hombre imponía respeto solo con su presencia. Sus dos metros diez, más ciento cuarenta y cinco kilos de puro músculo sin una gota de grasa, se hacían notar desde lejos. El hombre siempre llevaba su cabello suelto en ondas oscuras azuladas salpicadas de hebras castañas que le caían a la altura de los hombros dándole un aspecto salvaje a su rostro masculino. Sus ojos penetrantes eran los únicos en la manada que mantenían el color dorado y frío de su lobo, dando a conocer lo cerca que estaba la bestia de la superficie.-Esto no fue planeado de un día para otro- Dakota interrumpió el silencio extendiendo unos papeles sobre la mesa- Saben el horario de tu pareja y lo que hace en el día. No es coincidencia que la atacara cuando no esta
Libre. Por primera vez en muchos años se sentía libre. Sin ataduras que la condenaran a ser alguien o algo. También rabia, emoción, euforia, pánico. Muchas emociones rondando en su cabeza, que se iban desvaneciendo, dando paso a un sentimiento más salvaje y animal.Su cuerpo exhalaba adrenalina. Corriendo en el bosque sin nada que la detuviera. Alisha, no era Alisha. Era simplemente un lobo.Cristián corría casi sin aliento detrás de ella intentando acortar la distancia. Oía los aullidos de sus compañeros y del alfa que estaban cerca pero le daban su espacio, en este momento él era el único capaz de controlar a su compañera.Pero eso no sería fácil. El lobo en que se hab&iacu
Alisha gimió. Le dolía hasta el alma y le costaba respirar. Aunque la sensación de suavidad y el confort del calor en su espalda la hacía mantenerse en su lugar disfrutando de la sensación.Abrió los ojos poco a poco dejando q se acostumbraran a la débil luz q se filtraba por la ventana anunciando el amanecer. Dejo salir un suspiro por sus labios resecos y se revolvió encontrándose aprisionada por un grueso brazo alrededor de su cintura desnuda. El pánico la invadió y se giró como pudo para encontrarse con la cabellera dorada de su guardaespaldas desparramada por su rostro. Así de cerca no podía negarlo. El hombre era peligrosamente hermoso. Gruesas pestañas hacían sombra sobre sus pómulos altos. Labios ni gruesos ni finos pero apetecibles para saborearlos. Las cejas gruesas eran algunos tonos más oscuras que su cabello y los indicios de una barba de 2
-A dónde vas- Una voz masculina a su espalda la sobresaltó. No era CristianPero reconoció el tono grave al momento. Si recordaba bien el nombre de aquel hombre era Dakota.-Voy por ahí. Acaso no puedo- sus palabras salieron más bruscas de lo que quería, anteriormente le había tenido miedo, cuando lo conoció por primera vez, pero ahora su cuerpo no se inmutaba por su presencia. Lo que le daba miedo era su propia reacción.-No puedes pasearte libremente dentro de la casa del alfa sin el permiso de tu pareja-Alfa, pareja.... De qué demonios estaba hablando. Su cabeza retumbó y ya dolía de por sí.
La cama se sentía vacía y fría. Una señal de alarma por parte del lobo de Cristián llegó a su cabeza y abrió los ojos con sus orbes oscureciéndose.Miró a su lado y encontró las sábanas aun regadas, apenas con un leve aroma, evidencia de que su pareja estuvo allí. Pero y dónde estaba ahora.Enfocó sus sentidos y el olor de ella le llegó. Estaba dentro de la casa, pero no estaba sola.Apretó los dientes con sus colmillos amenazando por salir. Su paciencia se estaba acabando poco a poco y lidiar con una compañera tan problemática no estaba en sus planes, incluso cuando se derretía delante de ella. No recordaba que su madre le diera tantos dolores de cabeza
Cuando ella le pasó por su lado satisfecha, los presentes soltaron un suspiro de alivio. Dylan se despeinó intentando soltar toda la frustración acumulada por los sucesos ocurridos en los últimos minutos. La casa se estaba volviendo de patas arriba.-Y Serguei quiere que vayamos a hablar con él para ponerme al día con esta nueva locura de mi vida- Alisha le dijo antes de cruzar la puerta mientras los hombres se corrían y le dejaban el paso libre. No querían otra vez problema con ella o con su superior.-Oye, ese cuerpecito tiene fuego por dentro- Dylan se carcajeó-Yo espero que mi pareja no sea así, es como tener a dos Serguei bajo el mismo techo- Steicer se recostó al marco.Cristián agarró el paño que Louva le lanzó y se limpió la sangre del cuello. No era profunda la herida, pero si dolía y era íntimamente caliente.Recordó el momento en que hicieron contacto. Fue solo un segundo pero los cuerpos de ambos vibraron reclamándose entre ellos. El destino los había hecho el uno para el
Alisha no respondía, parecía como si tuviera una lucha interna entre su razón y su deseo, pero al cabo de unos segundos y con el ceño fruncido asistió con la cabeza. Estaba molesta con él. Había traicionado su confianza y ahora mismo no sabía ni siquiera que era, o lo que le ocurría. Las lagunas eran tan grandes como sus dudasCristian soltó suavemente el agarre de los brazos y ella protestó al enderezar el hombro donde estaba la mordida de sumisión que había tenido que hacerle para hacerle volver a su forma humana.-Déjame encargarme de eso- corrió hacia un lado el cuello de la camisa que cayó por debajo del hombro, dejando a la vista las cuatro heridas más profunda de los colmillos, y otras más pequeñas
Serguei abrió la puerta y se dirigió a la pareja en el pasillo. Les había dado su espacio pensando que era la mejor idea. Pero estaba tratando con algo que no conocían.-Cristián tráela a mi oficina, hay que calmarla primero- Su tono autoritario no tenía reclamación-Cristián la cargo en brazo y aunque se resistió al final enterró sus manos temblantes en la tela de su ropa. Entrando a la oficina la llevó al inmenso sofá de cuero negro. Para cuando la dejó su piel volvía a cubrirse de pelaje blanquecino. Su ceño dolorosamente fruncido denotaba la preocupación en su rostro. Serguei lo apartó y se arrodilló ante el cuerpo sollozante de Alisha y le tomó la mano ignorando el gruñido a su espalda.<