Alisha gimió. Le dolía hasta el alma y le costaba respirar. Aunque la sensación de suavidad y el confort del calor en su espalda la hacía mantenerse en su lugar disfrutando de la sensación.
Abrió los ojos poco a poco dejando q se acostumbraran a la débil luz q se filtraba por la ventana anunciando el amanecer. Dejo salir un suspiro por sus labios resecos y se revolvió encontrándose aprisionada por un grueso brazo alrededor de su cintura desnuda. El pánico la invadió y se giró como pudo para encontrarse con la cabellera dorada de su guardaespaldas desparramada por su rostro. Así de cerca no podía negarlo. El hombre era peligrosamente hermoso. Gruesas pestañas hacían sombra sobre sus pómulos altos. Labios ni gruesos ni finos pero apetecibles para saborearlos. Las cejas gruesas eran algunos tonos más oscuras que su cabello y los indicios de una barba de 2
-A dónde vas- Una voz masculina a su espalda la sobresaltó. No era CristianPero reconoció el tono grave al momento. Si recordaba bien el nombre de aquel hombre era Dakota.-Voy por ahí. Acaso no puedo- sus palabras salieron más bruscas de lo que quería, anteriormente le había tenido miedo, cuando lo conoció por primera vez, pero ahora su cuerpo no se inmutaba por su presencia. Lo que le daba miedo era su propia reacción.-No puedes pasearte libremente dentro de la casa del alfa sin el permiso de tu pareja-Alfa, pareja.... De qué demonios estaba hablando. Su cabeza retumbó y ya dolía de por sí.
La cama se sentía vacía y fría. Una señal de alarma por parte del lobo de Cristián llegó a su cabeza y abrió los ojos con sus orbes oscureciéndose.Miró a su lado y encontró las sábanas aun regadas, apenas con un leve aroma, evidencia de que su pareja estuvo allí. Pero y dónde estaba ahora.Enfocó sus sentidos y el olor de ella le llegó. Estaba dentro de la casa, pero no estaba sola.Apretó los dientes con sus colmillos amenazando por salir. Su paciencia se estaba acabando poco a poco y lidiar con una compañera tan problemática no estaba en sus planes, incluso cuando se derretía delante de ella. No recordaba que su madre le diera tantos dolores de cabeza
Cuando ella le pasó por su lado satisfecha, los presentes soltaron un suspiro de alivio. Dylan se despeinó intentando soltar toda la frustración acumulada por los sucesos ocurridos en los últimos minutos. La casa se estaba volviendo de patas arriba.-Y Serguei quiere que vayamos a hablar con él para ponerme al día con esta nueva locura de mi vida- Alisha le dijo antes de cruzar la puerta mientras los hombres se corrían y le dejaban el paso libre. No querían otra vez problema con ella o con su superior.-Oye, ese cuerpecito tiene fuego por dentro- Dylan se carcajeó-Yo espero que mi pareja no sea así, es como tener a dos Serguei bajo el mismo techo- Steicer se recostó al marco.Cristián agarró el paño que Louva le lanzó y se limpió la sangre del cuello. No era profunda la herida, pero si dolía y era íntimamente caliente.Recordó el momento en que hicieron contacto. Fue solo un segundo pero los cuerpos de ambos vibraron reclamándose entre ellos. El destino los había hecho el uno para el
Alisha no respondía, parecía como si tuviera una lucha interna entre su razón y su deseo, pero al cabo de unos segundos y con el ceño fruncido asistió con la cabeza. Estaba molesta con él. Había traicionado su confianza y ahora mismo no sabía ni siquiera que era, o lo que le ocurría. Las lagunas eran tan grandes como sus dudasCristian soltó suavemente el agarre de los brazos y ella protestó al enderezar el hombro donde estaba la mordida de sumisión que había tenido que hacerle para hacerle volver a su forma humana.-Déjame encargarme de eso- corrió hacia un lado el cuello de la camisa que cayó por debajo del hombro, dejando a la vista las cuatro heridas más profunda de los colmillos, y otras más pequeñas
Serguei abrió la puerta y se dirigió a la pareja en el pasillo. Les había dado su espacio pensando que era la mejor idea. Pero estaba tratando con algo que no conocían.-Cristián tráela a mi oficina, hay que calmarla primero- Su tono autoritario no tenía reclamación-Cristián la cargo en brazo y aunque se resistió al final enterró sus manos temblantes en la tela de su ropa. Entrando a la oficina la llevó al inmenso sofá de cuero negro. Para cuando la dejó su piel volvía a cubrirse de pelaje blanquecino. Su ceño dolorosamente fruncido denotaba la preocupación en su rostro. Serguei lo apartó y se arrodilló ante el cuerpo sollozante de Alisha y le tomó la mano ignorando el gruñido a su espalda.<
-Que me tengo que acostar con él- El grito de Alisha salió demasiado agudo para los sensibles oídos de los dos lobos presentes.Serguei había pasado más de media hora explicándole, con cuidado, lo que eran, su origen y lo que había ocurrido con sus mujeres. Tuvo que tener mucho tacto para contarle lo que había descubierto sobre ella, y el remedio temporal que creía necesario para ayudarla. Alisha había escuchado palabra por palabra asimilando cada detalle, su boca solo se habría para decir algo, pero volvía a cerrarse con la misma velocidad. Fruncía el ceño y lo masajeaba en un intento de quitarlo inútilmente. Pero lo que le había hecho levantarse del asiento fue la última parte.Podía asimilar que no era humana,
Cristián dejó caer el pantalón quedándose totalmente desnudo, para él no era un problema, la ropa solo era una necesidad para integrarse a la sociedad y quería que su pareja supiera lo que era de ella por derecho. Su cuerpo se curvó y comenzó a cubrir de espeso pelaje marrón. Su forma total de lobo se acercó a su mujer, que había caído en el piso de la impresión. Ahora seguro era consciente que nada de lo que decían era mentira.Se irgió en todos sus centímetros pero avanzó con prudencia. Sabía que si ella se convertía otra vez, como había dicho Serguei, la cagaría y ella que de por si era más grande no terminaría bien la cosa.Alisha se corrió hacia atrás con el corazón en la boca prácticamente. Todas sus locuras se habían materializado y donde antes estaba su guardaespaldas que estaba mucho mejor sin ropa que con ella, ahora había el lobo más grande que hubiera visto en su vida. Pero una cosa era verdad. Tenía miedo, pero a la vez estaba irracionalment
Habían pasado dos días desde el incidente y la mujer seguía en el duro. Si eso duraba más tiempo Cristián terminaría violándola. El lobo casi lo devoraba por dentro y estaba molesto con él por ser tan indulgente. Le habían enseñado que las compañeras tenían que estar a su lado y obedecerlos, los antiguos aún tenían esas ideas retrógradas pero en pleno siglo 21 como le dices eso a una mujer que es dueña de hasta el suelo que pisa.Cristián se revolvió el cabello obstinado y tomó un sorbo de café súper concentrado que Dylan le había preparado. El joven lobo era en palabras lo más relajado de la casa. Mujeriego a morir y por ironía era el que mejor se llevaba con su compañera. Le cocinaba y eso a ella le gustaba. Los c