Alisha tembló, de miedo, de impotencia, de culpa.
Retrocedió hasta no poder más. Tragó duro que incluso le dolió. No podía llamarlo, su olor había cambiado y más que atraerla la hacía estremecer por querer salir de allí.
No sabía lo que le habían inyectado pero fuera lo que fuera, la intención era que la tomara en contra de su voluntad. Y Blaren podía ser idéntico a su hermano, con algunas diferencias que uno podía darse cuenta con el tiempo, pero no era su compañero, aquella persona que podía sentirla incluso cuando no quería y que por primera vez ansió tanto que estuviera a su lado.
Se abrazó el cuerpo como protegiéndose aun cuando eso le causó dolor en las heridasUn grito de dolor se contenía en los labios de Alisha mientras tantas agujas que no podía contar se enterraban en su piel. Las gruesas correas de piel la ataban a la mesa lastimando sus heridas apenas cerradas y a cada intento de convertirse buscando liberarse la presión en su cuello la sofocaba.¿Dónde estaba su pareja? ¿Acaso no le había prometido cuidarla? ¿Por qué no estaba a su lado? Los momentos eternos en aquella celda, fría y húmeda solo le hacían extrañar el calor de sus brazos cada vez que la rodeaba. Si ella no hubiera sido tan terca y se hubiera dejado conquistar más fácil hubiera aprovechado el poco tiempo que estuvieron juntos.Una lágrima corrió a lo largo de su mejilla. Podría morir en aquel
Alisha. Alisha. La voz resonaba en su mente, diferente a la de la loba. Esta vez las imágenes eran tan difusas que apenas eran visibles.-¿Porque ocurre esto? la joven se incorporó lentamente sobándose la sien.Después de verse a sí misma sin ningún cambio todo se puso borroso. Aun así pudieron distinguir apenas mucho ruido, la silueta de una mujer menuda romper el cristal de donde estaba ella y después mucha, mucha luz.Alisha se cubrió sus ojos y de nuevo esa voz.-Debes sobrevivir. No debes caer en manos de nadie-Y como mismo la escucho todo se volvió negro empatándose con sus recuerdos en el orfa
Alisha y Blaren respiraron agitados en el borde del peñasco. Estaban agotados y no paraban de llegar personas. Después que la puerta fuera abierta, ninguno de los presentes se esperaba que ellos hubieran salido de la jaula, así que el factor sorpresa fue definitivo para poder ganar algo de terreno.Ambos estaban con el pelaje cubierto de sangre de sus agresores y sus mandíbulas dolían aún más por el esfuerzo de atacar sus pescuezos. Para Alisha que nunca había matado a alguien o que ella tuviera idea aquello le resultó repulsivo al principio pero era eso o dejarse agarrar.Robert salió de entre el grupo de personas que los rodeaban.-Hija mía, no hagas esto más complicado de lo que es ya. Vuelve conmigo
Alisha, a pesar de estar en total nebulosa, sintió como su cuerpo era alzado hasta quedar en una superficie irregular. No precisamente cómoda, pero el olor que la envolvía, la hacía sentir cómoda de forma familiar. Sin preverlo cerró sus ojos mientras los movimientos se volvían constantes debajo de ella. No supo cuando estuvo así, pero cuando la dejó caer en una cama de hojas secas supo que estaba cerca de su hogar. Podía percibir el olor de su pareja cerca y eso le hizo abrir los ojos para encontrarse nuevamente sola.Gimió débilmente alzando con esfuerzo la cabeza para dejarla caer bruscamente ¿Quién era aquello que la había salvado? Su voz sonaba dulce, joven, con un ligero temblor pero no que valía era que la hubiera ayudado aún sin ella saber su identidad.
Alisha no dejó pasar ningún detalle mientras le contaba a la manada tantos los últimos hechos como descubrimientos. Serguei mantenía una expresión seria en su rostro, mientras que el resto estaba impactado. Saber que lo el lobo dentro de ella era de los más importantes en su historia era algo que no se esperaban y menos la forma en que había sido implantado en su cuerpo. Por su parte Serguei estaba muy consciente de que debía informar tanto al Consejo como al resto de las manadas las ambiciones de Robert, así como la posibilidad de que ayudaran localizar a su miembro perdido. Alisha se sintió un poco más relajada cuando todo aquello salió de ella. Era un peso muy grande para sus hombros y que le quitaba el sueño. Dylan se detuvo un momento detrás de su asiento y le tocó el hombro llamando su atención.
Cristian cerró los puños, sintiendo las uñas romper la carne bajo ellas, para así evitar golpear al hombre frente al él. Serguei, el alfa de su manada lo miraba de arriba abajo con una sonrisa pícara en su rostro, disfrutando de la escena, molestar a los menores siempre le resultaba un gran placer. Vio cómo su beta relajó sus músculos, rindiéndose al final, algo totalmente ajeno a su naturaleza, pero era la mejor solución a una guerra que no podía ganar.-Y entonces, no tengo opinión en este asunto- Cris secó el sudor frió en su frente con el dorso de la mano-Pues no, es una orden de tu alfa--Hay unos cuantos ahí afuera que se pasan el maldito día sin hacer nada- cas
Cris condujo hacia la casa de su nueva jefa y compañera que se encontraba a quince minutos del trabajo, un apartamento situado en la zona residencial. Aparcó el carro frente a un edificio de 4 plantas, demasiado clásico para su gusto.Entraron al ascensor y tuvo apretarse contra la pared, aquella maldita cosa era pequeña en comparación con su gran tamaño. No le importaba estar en el mismo lugar que su pareja, a su lobo le encantaba pero olía la incomodidad de ella. Después de tantos años buscando su pareja, su bestia no la dejaría tan fácilmente incluso si la parte humana de él no se sintiera de la misma manera. Las puertas del elevador se detuvieron último piso y fueron a la única puerta en el pasillo.Alisha le dio sus l
Alisha abrió la puerta dejando pasar al gran hombre. Su reloj marcaba las 5:00 de la mañana y él había llegado a tiempo. Su jornada comenzaba. Tomó la cartera y unos archivos de encima de la mesa y saliendo seguida de él se dirigió al auto. Se restregó suavemente la zona por debajo de los ojos. No había dormido mucho aquella noche. Además de todo el trabajo pendiente, las pocas 4 horas dentro de su alcoba fueron un total suplicio. Cuando cerraba los ojos la imagen de su nuevo empleado se visualizaba en su mente, los abría encontrándose con el techo de su cuarto y volvía a cerrarlos y ahí estaba de nuevo. No podía negar que el hombre estaba en su mejor etapa de la vida, no era ciega. Pero una cosa era que estuviera para comérselo y otra es que ella se lo quisiera comer. Había renunciado a tener una vida amorosa desde que e