Un grito de dolor se contenía en los labios de Jules mientras numerosas agujas se enterraban en su piel. Las gruesas correas de piel la ataban a la mesa lastimando sus heridas apenas cerradas y a cada intento de convertirse, buscando liberarse, la presión en su cuello lo sofocaba cada vez más.¿Dónde estaba su compañero? ¿Acaso no le había prometido cuidarlo? ¿Por qué no estaba a su lado? Los momentos eternos en aquella celda, fría y húmeda solo le hacían extrañar el calor de sus brazos cuando la rodeaban. Si él no hubiera sido tan testarudo y se hubiera dejado conquistar más fácil; hubiera aprovechado el poco tiempo que estuvieron juntos.Una lágrima corrió a lo largo de su mejilla. Podría morir en aquel lugar, rodeado de personas que apenas conocía y Darren solo lo sabría por su vínculo. Había tenido que caer en aquella situación para percatarse de cuánto él lo valoraba, aun después que él se había molestado con él por parecer un chicle pegado a su cuerpo.Apretó sus puños. No querí
–¡Jules! ¡Jules! –la voz conocida resonaba en su mente, diferente a la de su lobo. Esta vez las imágenes eran tan difusas que apenas eran visibles.–¿Por qué ocurre esto? –el joven se incorporó lentamente frotándose la sien con fuerza, intentando alejar las pesadillas en su cerebro, sin embargo, estas se resistieron y continuaron avasallándolo.Después de verse a sí mismo sin ningún cambio, todo se puso borroso. Aun así, pudo distinguir con dificultad y en medio de mucho ruido, la silueta de un chico menudo que rompía el cristal de la cápsula donde él estaba atrapado, y después… mucha, mucha luz.Jules se cubrió sus ojos y de nuevo escuchó esa voz.–Debes sobrevivir. No debes caer en manos de nadie –le repetía con desesperación y prisa. Lo escuchó mientras todo se volvía oscuro y en la bruma de sus recuerdos aparecía el orfanato. Había despertado en el medio de un jardín ajeno sin ropas que lo cubrieran decentemente y sin memoria.–¿Qué pasó? –le preguntó con desazón a su compañero d
Jules y Blaren respiraron agitados en el borde del peñasco. Estaban agotados y no paraban de llegar personas. Después que la puerta fuera abierta, ninguno de los presentes se esperaba que ellos hubieran salido de la jaula, así que el factor sorpresa fue definitivo para poder ganar algo de terreno.Ambos estaban con el pelaje cubierto de sangre de sus agresores y sus mandíbulas dolían por el esfuerzo de atacar sus cuellos. Para Jules que nunca había matado a persona alguna, le resultó repulsivo al principio, pero era matar o dejarse agarrar.Robert salió de entre el grupo de personas que los rodeaban.–Hijo mío, no hagas esto más complicado de lo que es ya. Vuelve conmigo–le habló como un padre cariñoso le hablaría a su niño pequeño.Jules solo sacó más los dientes y colmillos, el pelo de su lomo se erizó. Aquel monstruo tenía la desfachatez de pedirle aquello como si lo que hiciera fuera una buena acción. Lo vio dar otro paso hacia ellos y ambos gruñeran aún más fuerte. Detrás de Rob
El agotado lobo, a pesar de estar en total nebulosa, sintió como su cuerpo era alzado hasta quedar en una superficie irregular. No precisamente placentera, pero el olor que lo envolvía, lo hacía sentir cómodo de forma familiar. Sin preverlo cerró sus ojos mientras los movimientos se volvían constantes debajo de él. No podía saber cuánto estuvo así, para cuando lo dejó caer en una cama de hojas secas supo que estaba cerca de su hogar. Podía percibir el olor de su pareja cerca, razón que le hizo abrir los ojos para encontrarse nuevamente solo.Gimió débilmente alzando con esfuerzo la cabeza para dejarla caer bruscamente ¿Quién la había salvado? Su voz sonaba dulce, joven, con un ligero temblor.Allí acostado de lado sobre aquel suave colchón natural no sentía nada. Ya no había dolor, sus miembros estaban tan entumecidos por la humedad, las heridas y el frío que apenas era consciente de su alrededor. Intentó llamar a Darren sin resultados, su mente se sentía más alejada de lo que creía.
Jules no dejó pasar ningún detalle mientras les relataba a todos, tantos los últimos hechos como descubrimientos. El alfa mantenía una expresión grave en su rostro, mientras que el resto estaba impactado. Saber que el lobo dentro de él era parte importante en la historia y tragedia de la manada no se lo esperaban y menos la forma en que había sido implantado en su cuerpo.Por su parte Dominic estaba muy consciente de que debía informar tanto al Consejo como al resto de las manadas las ambiciones de Robert, así como la posibilidad de que ayudaran a localizar a su miembro perdido. Jules se sintió un poco más relajado cuando todo brotó de él. Era un peso muy grande para sus hombros y que le quitaba el sueño.Dylan se detuvo un momento detrás de su asiento y le tocó el hombro llamando su atención.–¿Puedo hablar un momento contigo?–inquirió misterioso.Él asintió y lo acompañó mientras los demás intercambiaban opiniones. Darren los vio desaparecer en la cocina.–¿Qué ocurre?–preguntó extr
Darren cerró los puños, sintiendo las uñas romper la carne bajo ellas, para así evitar golpear al hombre frente a él. Dominic, el alfa de su manada, lo miraba de arriba abajo con una sonrisa pícara en su rostro, disfrutando de la escena. Molestar a los menores siempre le resultaba un gran placer. Este vio cómo su beta relajó sus músculos rindiéndose al final, algo totalmente ajeno a su naturaleza, aunque era la mejor solución a una guerra que no podía ganar. –Y entonces, no tengo opinión en este asunto –Darren secó el sudor frío en su frente con el dorso de la mano. –Pues no, es una orden –expresó con satisfacción Dominic. –Hay unos cuantos ahí afuera que se pasan el maldito día sin hacer nada –gritó el beta indignado, refiriéndose a sus otros compañeros. –Pero quiero que seas tú mi beta, tengo una muy buena corazonada –Dominic se acomodó en el respaldo del inmenso asiento estilo victoriano, tomando unos documentos pendientes sobre la mesa para comenzar a revisarlos. Darren no r
Capítulo 1El secretario lo invitó a pasar al abrir la puerta, pero al ver que este no movía ni un miembro le dio unas palmaditas en su espalda. La nebulosa en la cabeza del lobo apenas lo dejaba razonar. Dio, con mucho esfuerzo, unos pasos dejando que el olor más delicioso que había tocado sus fosas nasales lo embriagara. La bestia dentro de él luchaba por salir para reclamar lo que era suyo por derecho y Darren tuvo que utilizar toda su fuerza de voluntad para controlarlo y no transformarse allí mismo.–Presidente, su nuevo guardaespaldas ya llegó, está listo para comenzar a trabajar –informó.Darren se fijó en el joven que les daba la espalda al lado de un gran estante de libros. Se lo imaginó más alta, aunque sus 1,76m no estaban mal, en comparación con él.La silueta de su cuerpo reflejada por el traje deliciosamente ajustado, era delgado, insinuando una figura que le hizo pasar la punta de la lengua por sus secos labios y tragar saliva junto a diminutos restos de sangre. Sus pie
Jules abrió la puerta dejando pasar al inmenso ejemplar masculino. Su reloj marcaba las 5:00 de la mañana y él había llegado a tiempo. Su jornada comenzaba.Tomó su bolso y unos archivos de encima de la mesa y saliendo seguido de él se dirigió al auto. Se restregó suavemente la zona por debajo de los ojos. No había dormido mucho aquél noche. Además de todo el trabajo pendiente, las pocas 4 horas dentro de su alcoba fueron un total suplicio. Cuando cerraba los ojos la imagen de su nuevo empleado se visualizaba en su mente, los abría encontrándose con el techo de su alcoba, y volviendo a cerrarlos ahí estaba de nuevo. No podía negar que el hombre estaba en su mejor etapa de la vida, no era ciego. Pero una cosa era que estuviera para comérselo y otra es que él se lo quisiera comer.Había renunciado a tener una vida amorosa desde que empezaran sus sospechas por el acoso. No se permitía confiar en nadie. Si te enamoras eres vulnerable, y si él quería seguir con vida, una relación no era la