Capítulo 38. No me lo esperaba

Marcelo estiró la mano, buscando el cuerpo cálido de Alessandra, pero el lugar donde debía estar estaba vacío. Él abrió los ojos y la buscó con la mirada, sin embargo, se encontraba solo en la habitación.

Se levantó y se dirigió al cuarto de baño, se duchó y estaba por afeitarse, cuando recordó la petición de Alessa, sonrió y decidió complacerla. Sería extraño para él, puesto que no estaba acostumbrado a tener la barba espesa. Cuando terminó de arreglarse, caminó a la cocina, de donde provenía un delicioso aroma a café recién hecho y panecillos. Él se detuvo en el umbral de la puerta y observó a Alessandra.

Ajena a su presencia, ella siguió moviendo las caderas, mostrando una parte de sus redondas y bien formadas nalgas. Su entusiasmo era sinónimo de que se había recuperado por completo y también le quedaba claro, que Alessandra tenía una debilidad por sus camisas, lo mejor era, que le quedaban perfectas.

Con paso discreto caminó hasta ella, la tomó de la cintura con una de sus manos
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