Epílogo El viernes por la tarde, Nicole pasó por Alessandra a su apartamento para ir de compras, tal como habían quedado dos días atrás. El regalo para Mía no era algo que pudieran elegir al azar o de manera precipitada. Conocían a la niña y su fascinación por la moda; cualquiera que la viera, pensaría fácilmente que era el futuro rostro de Glamourdaucy.—¿Has encontrado el regalo perfecto para Mía? —preguntó Nicole, luego de recorrer varias tiendas de ropa y no encontrar nada que le gustase para la niña.—Sí, he visto un pequeño estuche de joyería y no he podido resistirme, estoy segura que va a encantarle —dijo, acercándose a su prima. —¿Joyas?—Sí, Mía las ama, aunque también creo que le llevaré algo de pintura. Escuché decirle a Marcelo que se había inscrito en un curso de arte y pintura.—Vaya, no me lo esperaba, podría jurar que tenía un futuro como modelo —musitó Nicole, pensando en lo que podía llevarle de regalo.—Mía puede hacer y ser lo que quiera. Es una niña muy intelig
Alessandra bajó del auto en el estacionamiento de la fábrica de chocolate, traía una sonrisa tatuada en el rostro y un sobre blanco en las manos.No había día más feliz para ella que ese día, su corazón rebozaba de felicidad, pues iba a ser madre. Luego de tres meses de feliz matrimonio con Marcelo Ferreira, ahora iba a darle su primer hijo y no había palabras para describir lo que sentía.Con ilusión y alegría, subió hasta la última planta del edificio, quería darle una sorpresa a Marcelo, una doble sorpresa, sin imaginar que la sorprendida sería ella. Un frío le recorrió la espalda, su mano se detuvo sobre el pomo de la puerta, mientras descubría la verdad.—No le mientas más, Marcelo, y dile la verdad. ¡Dile que no la amas! Dile que soy yo la mujer que has amado todo este tiempo, ten el valor de decirle que te casaste con ella por despecho.—¡Cállate!—No, Alessandra tiene derecho a saber que solo ha sido mi reemplazo. Si te casaste con ella fue porque yo elegí quedarme con Joseph,
Meses atrás… Alessandra manejó a casa de la familia Ferreira, apenas se había enterado del accidente de Patrick, el hijo mayor de la mejor amiga de su padre, salió corriendo de la oficina. No podía imaginar lo angustiado que podía estar Marcelo con lo sucedido con su hermano, pues ellos eran muy unidos. Patrick, siendo el mayor, siempre había estado para sus hermanos y Marcelo no era muy distinto de él.Era eso lo que le había atraído de Marcelo, lo atento y lo caballeroso, aunque era dos años menor que ella, él tomaba el papel protector cuando se trataba de defender a las mujeres de la familia, hasta ella, que no tenía ningún tipo de relación sanguínea con Marcelo, había sido protegida siempre por él. Fue así, que no se dio cuenta en qué momento terminó enamorada de él.Las manos de Alessandra se aferraron al volante cuando estacionó frente a la casa de la familia, se mordió el labio ligeramente y bajó del auto, lo bordeó con rapidez para tomar el presente que le había comprado en s
El cuerpo de Marcelo se tensó bajo la mano de Alessandra y ella pudo sentirlo.—¿Estás bien? —le susurró, inclinándose ligeramente en su dirección, dando una idea romántica a quien los observara.Marcelo asintió, desvió la mirada para no quedar en evidencia y espero a que Miranda y su esposo entraran al restaurante. Su mano se cerró en un fuerte puño dentro de su bolsillo y luchó para no mostrar su molestia, no podía arruinarle la noche a Alessandra.—Vamos —dijo, soltándose de la mano de ella.Alessandra no tuvo tiempo de reaccionar, su cuerpo se tensó cuando sintió la cálida mano de Marcelo en la parte baja de su espalda, entre el final de su columna y el inicio de sus nalgas, ese preciso lugar en el que acababa el escote en su espalda. Caminó hasta llegar a una mesa con vistas al jardín. Ella estaba tan sorprendida, que todo su mundo se redujo al hombre delante de ella.Entretanto, Marcelo luchó para no mirar en dirección de Miranda, pero falló un par de veces. Sentía la bilis sub
«¿Iba a besarla…?»Alessandra tembló al sentir el cálido aliento de Marcelo acariciarle los labios, era una combinación de whisky y menta. La combinación perfecta para desear perderse en su boca y que, entre ellos pasara de todo, era el sueño secreto de Alessandra, tanto, que cerró los ojos y entreabrió los labios cuando Marcelo se acercó.El ambiente dentro del auto cambió y se calentó, por lo menos, Alessandra sentía que hervía, su corazón latía fuerte y acelerado, esperando ese momento tan deseado por ella…Marcelo tragó y se inclinó un poco más, hasta casi rozar sus labios con los de Alessandra, iba a besarla y que el cielo lo perdonara, sin embargo, el sonido de una notificación llegando a su móvil les interrumpió y él se apartó tan rápido como pudo, rompiendo la magia del momento.Alessandra abrió los ojos de manera abrupta al sentir la pérdida del calor de Marcelo, se sonrojó al verlo en su asiento, con las manos apretadas al volante. Ella abrió la puerta y trató de que su voz
Luego de aceptar la invitación de Marcelo, Alessandra se vio gratamente sorprendida de nuevo, pues él la invitó a cenar esa noche y así ultimar los detalles del viaje. Alessandra no cabía en su cuerpo de tanta felicidad, aunque trataba de mantenerse serena, teniendo a Marcelo cerca era una misión imposible.Alessandra preparó sus maletas tan pronto como volvió a casa y Marcelo se hubiese marchado con la promesa de pasar a recogerla al día siguiente. Esa noche no pudo pegar el ojo, las emociones estaban a flor de piel y el deseo de que su amor fuese correspondido era cada vez más fuerte. Ella no pudo evitar que su mente jugara con diversos escenarios en los que se confesaran su amor.El lunes, muy temprano por la mañana, Marcelo pasó por ella, tal y como le había prometido. El trayecto al aeropuerto fue una charla trivial, ella le habló sobre sus proyectos y sobre la semana de moda que tendría lugar en seis meses, pero para los que se tenía que preparar con tiempo, pues “Glamourdaucy”,
«¿Estás enamorado de alguien?»Marcelo se tensó al escuchar la pregunta de Alessandra, ella lo había tomado por sorpresa, no esperó que se interesara en su vida amorosa; sin embargo, no podía confesarle de su interés por Miranda, no deseaba que se sintiera decepcionada de él, no quería que pensara que era un idiota que se conformaba con ser el otro en una historia de amor a la que llegó tarde.Él apartó la mirada, sintiendo un nudo en la garganta, volvió su atención a Kiara, quien sonría feliz y radiante, sus pensamientos no pudieron ir a Miranda, la mujer con quien creyó que tendría una feliz historia de amor.Marcelo apretó los puños, no deseaba pensar más en ella y, mucho menos, hablar de los sentimientos que albergaba por Miranda desde hace un año, todo lo que quería era olvidarse de ella y continuar con su vida; no obstante, olvidarse de los sentimientos no era fácil y sabía que todo llevaba su tiempo.—Marcelo…—Será mejor que vayamos a nuestras habitaciones y nos preparemos par
«Me gustas, Marcelo, me gustas y no como amigo».Marcelo se tensó al escuchar la confesión de Alessandra, nada lo preparó para esto, ni siquiera podía haberlo imaginado. La sorpresa fue tal, que se quedó callado y sus ojos fijos sobre las olas del mar…, buscando una respuesta buena para no herirla, pues en su corazón solo estaba Miranda.—Lo siento, tenía que decírtelo —dijo ella, rompiendo el silencio que se instaló entre ellos, lamentándose por el paso dado y no medir las consecuencias que podría traer para su relación con Marcelo.Sin embargo, ver a Kiara y a Harrison muy felices, le dio el impulso para atreverse a confesar sus sentimientos, luego de conocer su historia, ilusamente, esperó correr con la misma suerte, pero nada de eso importaba ahora, el silencio de Marcelo y la incertidumbre, le estaban carcomiendo el corazón y llenándola de arrepentimientos.—Alessandra, yo… Me has tomado por sorpresa, no sé qué decirte —respondió Marcelo con sinceridad.—No digas nada. —Alessandr