CAPÍTULO 49: ¿QUIÉN ES ESTE TIPO?Michael¿Quién es este imbécil y cómo se atreve a decirle eso a MÍ esposa?Aprieto los puños con fuerza hasta dejar mis nudillos en blanco, no sé cómo soy capaz de contenerme para no golpearlo directo en su estúpida cara de niño rico.—Ah… —Natalie se ríe nerviosa, ¿por qué este imbécil la pone nerviosa?—… qué gracioso Ethan.—Es la verdad, mi amor, ¿o no recuerdas nuestro tiempo juntos?—¿Qué se supone que significa eso? —cuestiono dando un paso al frente. Él me mira de pies a cabeza, su expresión es de evidente desdén, como si me considerase inferior.—Nat, ¿quién es este tipo? Bueno, no importa, debe ser tu asistente o algo así.Estoy a punto de agarrarlo de la camisa, pero Natalie interviene sujetando mi mano.—No es así, Ethan, él es mi esposo.—¡¿Esposo?! —cuestiona y suelta una carcajada—. Qué buena broma Nat, pero una mujer como tú nunca se casaría con alguien así.—¿Tú que sabes sobre con quién ella se casaría o no? —respondo apretando los di
CAPÍTULO 50: CAYENDO EN LA TRAMPANatalieMe despierto con los ojos hinchados de tanto llorar. Michael no regresó anoche y eso me rompe el corazón. Sé que está celoso por lo que hizo Ethan, pero no pensé que fuese a dejarme sola justo ahora.Pensaba revelarle que estoy embarazada, pero luego de esto, creo que es mejor esperar a que las cosas se calmen un poco.Camino arrastrando los pies hasta el baño donde lavo mi cara con abundante agua helada para que se me baje la inflamación de los ojos. Luego de bañarme, pongo una crema hidratante sobre mi piel y un poco de vitamina C para que nadie note que estuve llorando.John me saluda como todas las mañanas, pero se va al poco tiempo por algún asunto urgente. Me quedo sola en el departamento, pensando en él y deseando que regrese. Me hago un desayuno simple que termino vomitando de nuevo en el baño. Últimamente mi estómago no acepta casi nada de comida.Reviso mi celular en repetidas ocasiones, tentada a llamarlo, sin embargo, Michael no da
CAPÍTULO 51: ELLA ESTÁ ESPERANDO UN HIJO MÍOMichaelNo demoramos mucho más tiempo en el restaurante, pues no quepo de la emoción al saber que Natalie está embarazada. Cuando llegamos al pent-house le tomo entre mis brazos y la hago girar varias veces en el aire mientras ella ríe con dulzura.—¡Me has hecho el hombre más feliz de la tierra! —exclamo con entusiasmo desmedido.Natalie aterriza sobre mis zapatos y aun así sigue siendo diminuta. Sus ojos brillan de emoción, ¿Cómo es que no lo noté antes?—¿De verdad? Tenía miedo de decírtelo porque pensé que tú tal vez… no querrías esto.Me echo a reír, si tan solo ella supiera que es lo que he estado buscando desde un principio. Aunque no me hubiera molestado intentarlo unas cuantas veces más.—Por supuesto que quiero esto Natalie, te amo. Mi mayor sueño es tener una familia a tu lado.Ella se arroja a mis brazos con fuerza, nos sumimos en un beso apasionado e intenso. Mis manos recorren su cuerpo con destreza y suavidad, le cargo sosten
CAPÍTULO 52: EL REGALO “ANÓNIMO”Michael—¡No puede ser! ¿De verdad esto es para mí?Natalie se acerca al auto con emoción, lo revisa minuciosamente por todos lados en tanto yo me quedo pasmado viendo semejante lujo frente a mí. Se acerca al cartel con su nombre y lo toma. Enseguida un sobre amarillo cae al suelo. Lo recojo por ella evaluando su contenido. Son todos los documentos que certifican que le pertenece a Natalie.No necesito una confirmación para saber de quién es este regalo. Mi padre le había regalado un modelo similar a mi madre cuando estuvo embarazada de mí. Lo recuerdo porque ese auto todavía lo conserva en su cochera personal.Por supuesto, este es mucho más moderno, pero no hay dudas de que él lo ha comprado. ¿Está loco? Esto es demasiado incluso para decir que lo he hecho yo.—Según estos papeles, sí, es tuyo.—¿Has sido tú? Michael, no puedes seguir ocultándome la verdad, tú no puedes tener tanto dinero o tantos contactos como para conseguir un auto como este.—Pri
CAPÍTULO 53: LA ALEGRÍA DE CASI TODA LA FAMILIANatalie—¿Qué…? —Michael me mira de forma extraña, como si de pronto se sintiera culpable por algo.—Es que… estoy nervioso por lo de esta noche, no sé como va a reaccionar tu familia cuando se enteren del embarazo.Le sonrío con ternura, nunca lo había visto tan ansioso y nervioso como ahora. Una parte de mí se siente muy feliz de verlo así, porque eso solo puede significar que realmente está comprometido con esto, con ser una familia y dar lo mejor de sí.—No te preocupes, todos estarán muy felices… aunque… bueno, no puedo decir eso de mi madre, quizá a ella no le caiga bien la noticia.—No te ofendas, pero tu madre no me importa en lo absoluto.Me echo a reír, yo también pienso lo mismo. Seguramente se pondrá como loca cuando sepa de mi embarazo, nunca le ha gustado la idea de ser abuela.Después de ese episodio, Michael y yo nos sumergimos en las tareas de la oficina, evitando mencionar el tema del misterioso auto que apareció en el
CAPÍTULO 54: EL PASADO DE LOS DUPONTNatalieUna semana después…Me parece un sueño lo que estoy viviendo. Ya todos se han enterado de mi embarazo y no paran de felicitarme y enviarme buenos deseos. Algunas amigas y las chicas del trabajo se han tomado la libertad de darme consejos sobre cómo ser madre primeriza y aunque lo agradezco, es realmente abrumadorLa única que desearía que me dijese todas esas cosas y me ayudase con la crianza es mi madre, pero no espero contar con ella para nada de eso.Michael ha empezado a llamarme más seguido cuando estoy en la oficina y algunos días se queda a mi lado hasta que es hora de irnos. Me reconforta tener su presencia a mi lado todo el tiempo, además, cumple mis antojos ni bien los menciono.—¿En qué piensas, princesa?No me había dado cuenta de que me he quedado mirando al infinito con las manos apoyadas en mis mejillas. Michael parece llevar un buen rato observándome.—En nada y en todo en realidad. Quiero ser una buena madre para mi bebé, n
CAPÍTULO 55: UN SUSTO DE MUERTENatalieLa sensación de hormigueo y mareo se extiende por mi cuerpo, creciendo hasta hacerse insoportable. Intento mantenerme consciente, pero el mundo a mi alrededor se desdibuja, las luces de la carretera se convierten en destellos difusos y mi mente se nubla. A pesar de mis esfuerzos, mis párpados se vuelven pesados y finalmente se cierran por completo.De repente, un chirrido ensordecedor me saca de mi letargo. Abro los ojos desorientada, justo a tiempo para ver el auto derrapando fuera de control. Intento frenar, pero mis manos parecen no responder. El impacto es inevitable, y el sonido metálico de la colisión retumba en mis oídos.La bolsa de aire se despliega con fuerza, golpeándome en la cara y provocando un intenso dolor en mi frente. Un líquido tibio se desliza por mi piel, pero la confusión y la desorientación son aún más abrumadoras. A pesar del caos a mi alrededor, una extraña calma me envuelve, como si estuviera flotando en un sueño irreal
CAPÍTULO 56: ESTAMOS CONECTADOS POR NUESTROS CORAZONESMichaelMiedo.Nunca en mi vida lo había experimentado tanto como ahora. Y puedo jactarme de haber estado en miles de situaciones aterradoras y donde mi vida corría peligro, pero ni siquiera estar metido en la boca del lobo en medio de un grupo de rivales mafiosos de mi padre se ha sentido tan aterrador como esto.Cuando Natalie no llegó a casa al principio creí que se había quedado en la mansión, pero ya se me hacía muy extraño que su madre cambiase de parecer de forma tan repentina. Así que llamé para comprobar si estaba ahí. ¿Cuál habrá sido mi sorpresa cuando me dijeron que no estaba en la mansión?El pánico empezó a apoderarse de mí, le llamé mil veces, pero nunca me contestó. Así que no me quedó más que recurrir de nuevo a mis recursos por debajo de la ley para localizarla.Ahora vamos en el auto de camino al hospital y aunque estoy en silencio, mi mente no para de pensar en cientos de cosas que pudieron haber pasado. Desde