CAPÍTULO 57: MI PEOR MIEDOMichaelDespués de aquel incidente con Natalie, me he mantenido mucho más cerca de ella. Temo que algo así vuelva a pasar. Durante estos días, me he encargado de averiguar si lo que le sucedió fue producto de un accidente o si alguien intentó hacerle daño, pero no he podido descubrir nada más que meras especulaciones de mi parte.Su madre pareció muy consternada cuando supo que tuvo un accidente e incluso le preguntó si el bebé estaba bien, pero a mí no me engaña. Sé que su supuesta “preocupación” es fingida. En cambio, el abuelo sí que está genuinamente preocupado por la situación.—Ay Naty, me alegro de que no te haya pasado nada grave —le dice el abuelo, con un tono de alivio evidente en su voz.Natalie le sonríe débilmente, agradeciendo su preocupación.—Gracias, abuelo. Fue un susto, pero gracias a Dios tanto el bebé como yo estamos bien.Su madre, por otro lado, apenas disimula su incomodidad. Es evidente que no esperaba este desenlace y que su preocupa
CAPÍTULO 58: ES UNA PESADILLANatalieMi mundo parece haber terminado en un segundo. Mi conciencia regresa lentamente, y en el momento en el que soy dueña de mi cuerpo de nuevo, un intenso dolor me invade. Intento abrir los ojos, pero apenas lo hago una luz cegadora me obliga a cerrarlos otra vez.Escucho voces a mi alrededor y no entiendo nada de lo que pasa. Poco a poco todo se aclara, el sonido agudo de la ambulancia rompe mis oídos, pero todo eso carece de sentido cuando de pronto siento una intensa oleada de dolor en mi vientre.—¡Ayuda! —grito. Consigo abrir los ojos de golpe y me doy de frente con la realidad. Estoy en una ambulancia rodeada de paramédicos y enfermeras. El vehículo se sacude con fuerza mientras avanza a toda velocidad. Tengo cables y tubos conectados a mis brazos y una mascarilla de oxígeno en mi rostro.El dolor punzante en mi vientre es cada vez peor, el pánico me invade, así que trato de levantarme, pero uno de los médicos me lo impide.—No, señorita quédese
CAPÍTULO 59: LA PEOR DE LAS NOTICIASMichaelEl mundo parece detenerse por un instante cuando escucho el grito desgarrador de Natalie. Nadie me dice qué pasa, no me dejan verla y la angustia está por acabar con lo poco que me queda de cordura.De repente la veo salir junto a los médicos que la llevan rápidamente a la sala de operaciones, y yo me quedo allí, en la sala de espera, sintiendo que el tiempo se ha congelado a mi alrededor.—¡Natalie! —llamo, le sigo por el pasillo pero van tan rápido que no puedo alcanzarla. Ella no voltea a verme y eso me hace pensar lo peor.Una enfermera me detiene justo en la entrada de la puerta.—No puede pasar de esta área.—Por favor, dígame qué está pasando, ¿qué sucede con mi esposa? —pregunto con un dejo de súplica.—La señorita necesita una operación de emergencia, tiene una hemorragia interna y desgarramiento uterino.—¿Qué? No, eso no puede ser. Por favor, déjeme entrar a verla —suplico haciendo el amago de avanzar, pero ella pone una mano con
CAPÍTULO 60: DIME QUE NO ES VERDADNatalieAbro los ojos con lentitud, mi cabeza se siente muy adormecida, ya no tengo dolor, pero algo me dice que eso no es necesariamente algo bueno. Pronto me doy cuenta de que me encuentro en una habitación de hospital, una máquina a mi lado hace sonidos repetitivos marcando los latidos de mi corazón.Volteo con cuidado hacia un lado y veo a Michael ahí, a mi lado. Está dormido, pero no parece estar en paz. Su rostro está magullado con algunos raspones, en especial la frente donde tiene una de esas curitas para cerrar heridas.Michael se remueve en su silla y abre los ojos descubriéndome despierta. De inmediato se levanta y toma mis manos con suavidad.—Princesa, despertaste, ¿cómo te sientes? ¿Te duele algo?—Michael… —susurro. Mi voz sale rasposa y grave.Él se levanta y me trae un poco de agua en un vaso con sorbete.—Bebe un poco.Tomo un trago, el líquido frío pasa por mi garganta produciéndome una molestia dolorosa.—¿Qué pasó?... ¡Mi bebé! —
CAPÍTULO 61: MI PRIORIDAD ES ELLAMichaelVer a Natalie sufriendo es un dolor insoportable. Me rompe el corazón verla así, y saber que no puedo hacer nada para repararlo me llena de impotencia, tristeza y rabia. Todo lo que puedo hacer ahora es quedarme a su lado, consolarla y demostrarle todo mi apoyo.Sin embargo, la presencia de ese idiota aquí es algo que no puedo tolerar. ¿No aprendió la lección desde la última vez que intentó alejarme de ella?—¿Ayudarme? —pregunta Natalie.—Sí, escuché sobre el atentado en las noticias y vi que te habían traído a este hospital. Por si no lo reconoces, es uno de los de la red de mi padre.—Oh… No lo sabía —responde Natalie con un suave susurro.—No te preocupes Naty, yo puedo conseguir a ese doctor con una sola llamada.—¿Quién te crees que eres para vender a ofrecerle ayuda a mi esposa? —Cuestiono poniéndome de pie.—Pues soy un amigo. ¿Acaso, no importa, no te importa que ella necesita un doctor con urgencia?—Por supuesto que me importa, pero
CAPÍTULO 62: UN RAYO DE ESPERANZAMichaelDos eternas y malditas horas transcurren sin saber nada del médico. El estúpido de Ethan pretende que llamó al doctor y que aparecerá en cualquier momento. Todos creen que será así, pero yo sé que no. O al menos no vendrá porque él lo llamó, sino porque yo lo conseguí.Sinceramente, no me interesa quién se lleve el crédito de esto. Por primera Vez no me importa tener que competir contra este idiota. Lo único que me importa es que Natalie esté a salvo y que ese doctor pueda salvar su útero.Por supuesto que no me importa en este momento si es que puede tener más hijos o no. Yo la voy a seguir amando, sea como sea. Pero sé que anhela un hijo. Y sé que si pierde su útero será totalmente devastador para ella.Mientras esperamos, nos encontramos en la habitación del hospital, yo estoy a su lado, pero Ethan sigue por aquí rondando.Su abuelo y su hermano se regresaron a la casa y, para sorpresa de todos, su madre ha aparecido. Ha pretendido ser una
CAPÍTULO 63: ELLA NO ESTÁ BIENMichaelHan pasado algunas horas y todavía no he podido entrar a ver a Natalie. Estoy desesperado, caminando como una fiera enjaulada de un lado a otro y deseando poder entrar de una buena vez en la habitación.Observo a una de las enfermeras que estaba a cargo de su cuidado caminar por el pasillo. Le detengo tomándola del brazo, y no me importa ser brusco porque estoy cansado de esperar.—Oiga ¿Cuándo voy a poder entrar a ver a mi esposa?—Señor, tiene que esperar. La señorita todavía no ha despertado.—¿Cómo que no ha despertado, qué quiere decir con eso?—Simplemente se está recuperando tranquilícese. Si no, me va a obligar a llamar a seguridad.No sé qué expresión tengo ahora mismo, pero probablemente no sea una muy agradable porque ella me mira con miedo. Le suelto del brazo, aunque no es lo que quiero hacer y refunfuño sintiéndome desesperado.—Michael, tranquilo, por favor. Pronto podemos pasar a verla —me dice su abuelo.En eso llega Maddox al lu
CAPÍTULO 64: YA NADA ES IGUALNatalieMichael se va de la habitación dejándome sola. Realmente no sé qué es lo que quiero ahora. Por un lado, quisiera quedarme sola; hubiese deseado morir en esa cirugía. De nada sirve que hayan recuperado parte de mi útero, yo sé que no voy a poder volver a ser madre. Pero otra parte de mí no quiere que él se vaya. Una parte dentro de mí grita una y otra vez que se quede a mi lado, que tome mi mano y me consuele, me deje de acostarme sobre su pecho y llorar y llorar hasta quedarme sin lágrimas.El dolor físico no se compara con el dolor que llevo dentro de mi corazón. Se que mi bebé todavía era muy pequeño, ni siquiera sabía qué era, pero no me importaba nada de eso, fuese niño o niña yo ya lo amaba con todo mi corazón. Y saber que nunca puedo conocerlo, saber que lo perdí para siempre es algo que creo que no voy a poder superar.Un nudo profundo y duro se forma en mi garganta. Trato de no llorar, pero es imposible no hacerlo cuando me siento tan mal.