CAPÍTULO 30: UN VISITANTE INESPERADOMichaelEsperar a Natalie todos los días sin poder hacer nada más que atenerme al trato que hice con su abuelo está empezando a cansarme. Me siento como una fiera enjaulada y la verdad es que no sé cuánto tiempo más pueda aguantar esto.Tomo mis cosas estando a punto de salir para ir a buscarla a la oficina cuando de pronto tocan la puerta del pent-house.—¿Quién podrá ser a esta hora? —me pregunto en voz alta. No creo que Axel se atreva a venir cuando le dije claramente que no podía acercarse a este lugar. Podría ser la madre o el hermano de Natalie; a decir verdad, no tengo ganas de ver a ninguno de los dos, pero no me queda más alternativa que atender a quien sea que esté ahí.Me acerco a la puerta y abro de golpe solo para encontrarme con John, mirándome con seriedad absoluta. Siento que toda el alma abandona mi cuerpo en una fracción de segundo. ¿Cómo demonios llegó hasta aquí?—¿Qué estás haciendo aquí? —pregunto conservando la compostura.—¿
CAPÍTULO 31: ENTRE LA ESPADA Y LA PAREDMichael—La verdad, me encantaría —dice John sin dudarlo—, muero de hambre.Imposibilitado de protestar, no me queda más remedio que dejar que se quede a comer. Natalie se sienta con él a la mesa mientras yo sirvo en los platos la comida que había preparado solo para los dos.—Me encanta que por fin Michael haya sentado cabeza y con una muchacha tan hermosa —comenta John en lo que estamos comiendo.—Gracias, señor Miller.—Oh, no querida, dime John. Sé que no soy familia de sangre de Michael, pero quisiera que podamos sentirnos familia.—Está bien, John. Me encanta la idea de conocer a la familia de mi esposo.Los dos comienzan a hablar como si fueran viejos conocidos. Natalie hace preguntas sobre mí que se supone él debería poder responder, poniéndome cada vez más incómodo. Pero ni en mis más locas pesadillas pensé que John se atrevería a decir lo siguiente:—La verdad es que no solo vine para felicitarlos. Esperaba que Michael me ayudase, pero
CAPÍTULO 32: QUIERO UN HIJO CONTIGO, JEFAMichaelLa presencia de John en el pent-house me pone nervioso. Han pasado algunos días desde que se mudó prácticamente a vivir con nosotros. Por fortuna el lugar es lo suficientemente grande como para no tener que topármelo a cada momento y, al menos, respeta nuestra privacidad. Sin embargo, es molesto, en especial porque cada vez que intenta hacer mención del embarazo de Natalie, yo tengo que intervenir de una forma magistral para desviar la atención del tema y que ella no se dé cuenta de mi mentira.No obstante, pienso hacer realidad la mentira lo más pronto posible. Tener un hijo nunca ha estado realmente en mis planes, pero debo admitir que no me desagrada la idea de convertirme en padre si ella es la madre de mis hijos.El problema es que Natalie no ha parado de trabajar todos estos días en la oficina, encargándose del envío desde Japón, y supervisando a los expertos de la IA en la empresa que se encargan de desarrollar el proyecto. Aho
CAPÍTULO 33: QUIERO ESTO POR SIEMPRENatalieJamás imaginé que la dominación de esta manera podría ser tan placentera. Dejarme someter a los deseos sexual3s de Michael es en parte abrumador, pero al mismo tiempo, es el mejor sex0 que he tenido en mi vida. Aunque… no es que tenga otra experiencia de referencia con la cual compararla.No soy una mojigata, sé muy bien cómo es todo esto, pero hasta que me casé con él, nunca había tocado a un hombre de esa manera y debo confesar que me encanta verlo retorcerse de plac3r con mis caricias.Siento sus manos desatando mi cuerpo con delicadeza, me toma en sus brazos y me recuesta con suavidad sobre el sillón. Hace unos segundos su mirada era salvaje y seductora, pero ahora me ve con devoción, ternura. —Me vuelves loco Natalie.—Quiero esto por siempre —confieso—, pensé que no iba a sucederme, pero estoy enamorada de ti Michael.Él me sonríe, acaricia mi mejilla con dulzura, su mano se desliza hasta el medio de mis pechos desnudos provocando qu
CAPÍTULO 34: LA TRAMPA COMIENZAMichaelNatalie y yo pasamos toda la noche en la oficina, aunque no como me hubiera gustado. No paró de hacer llamadas durante toda la madrugada para saber cómo podría salir del embrollo del contrabando, se asesoró con el abogado de la empresa, pero este no le dio demasiadas esperanzas. Si la policía aduanera lo había incautado, las posibilidades de recuperarlo eran casi nulas.—¿Estás seguro de eso Gómez? —pregunta al abogado por enésima vez.—Si señorita Natalie, lo lamento.Natalie cuelga la llamada y se deja caer en la silla con las lágrimas corriendo por sus mejillas. Me arrodillo frente a ella y la envuelvo en mis brazos.—No llores princesa, estoy seguro de que ese abogado se equivoca.—¿Cómo voy a hacer esto? —me dice desconsolada—. Puse todo mi dinero ahí, arriesgué el capital de la empresa y ahora… voy a perderlo todo.—Tranquila, ¡ey!, mírame —le digo atrayendo su rostro hacia el mío—. Eso no va a pasar. Te prometo que todo va a estar bien.N
CAPÍTULO 35: LA COLA DEL ZORRO MALVADO Natalie¿Qué está pasando aquí? No puede ser que Michael haya podido conseguir la mercancía en menos de veinticuatro horas. Sin embargo lo veo a los ojos y estoy segura de que ha sido él el responsable.El chico repartidor me extiende la hoja para que la firme, no entiendo lo que está sucediendo. Hasta hace unos momentos todo parecía perdido, me estaban implicando en un supuesto contrabando del que no tengo idea y de pronto, todo se solucionó.—¿Estás seguro? —pregunto con incredulidad.—Sí, el puerto lo liberó hace unas horas, dijeron que todo estaba en orden. ¿Firmará?—Ah… es almacén quien se encarga de esto, yo…—Karen llevará al repartidor con la gente de almacén para hacer el recibimiento y el descargo de todo —interviene Michael ante mi aparente incapacidad de reacción. La secretaria asiente y se lleva al chico por el ascensor. Mi madre en cambio sigue con una cara de incredulidad ante la situación.—No puede ser, esto no puede ser posib
CAPÍTULO 36: LA VIEJA BRUJA SE SALE CON LA SUYAMichaelIntento no sonreír de satisfacción, pero me es difícil contenerme cuando veo las pruebas en las manos del abuelo Dupont. Yo mismo me encargué de enviarlas hasta aquí en este preciso momento; aunque, por supuesto, debía hacerlo en el anonimato, de otro modo habría demasiados cuestionamientos sobre cómo conseguí esas pruebas, y a pesar de que a Natalie pueda mantenerla en una burbuja, sé que su madre y el abuelo son otra cosa.—¿Qué significa esto, Victoria? —vuelve a preguntar el abuelo.Ella se pone de pie, tan pálida como un papel. De forma grosera le arranca los documentos de la mano y los lee por encima, a medida que descubre las pruebas sus ojos se van abriendo más y más hasta que ya no puede más. Explota, arrojando las hojas por los aires.—¡¿Qué es esto?! ¡¿Alguna especie de mala broma?! —cuestiona—. Te juro que yo no tengo nada que ver, no sé qué es eso.—Ahí se ve claramente lo que es, madre. ¡Tú saboteaste mi licitación!
CAPÍTULO 37: UN TRATO CON EL ESBIRRO DE MI PADREMichaelLo voy a matar.Natalie lo mira confundida, evidentemente. Se echa a reír, pero al ver que él no se ríe, comprende que John de verdad cree que está embarazada.—¿Disculpa? ¿De dónde sacas que estoy embarazada? ¡¿Me veo gorda?! —pregunta subiendo el tono de su voz un par de octavas.—Por supuesto que no, princesa. Tu cuerpo es perfecto. John es solo un entrometido que asume lo que nadie le ha dicho —contesto haciéndole un gesto asesino con la mirada a John.—Oh, entiendo. Mil disculpas señorita Natalie, es que yo creí que como ustedes… ya saben… pensé que estaba embarazada. Lo lamento.Natalie se pone roja de la vergüenza.—Descuida —le dice con una sonrisa—. Yo, me iré a dormir, estoy muy agotada.Sale corriendo y sube las escaleras hasta perderse en el pasillo, a los pocos segundos escucho el portazo de la puerta y en ese instante salto contra John tomándolo de la camisa. Lo empujo hacia el cuarto de invitados que se encuentra