Irina hizo un esquema de trabajo con las otras dos enfermeras para cubrir los turnos. No eran del hospital sino de una empresa privada dedicada a la atención de enfermos en casa. Aún no tenía una causa plausible para que Alex Salvatore la hubiera solicitado para el cuidado de su esposa, y no había contratado todo el servicio de la empresa privada. La respuesta parecía obvia. —Quiere saber qué tanto sé yo. Soy un cabo suelto —dijo Irina conversando con Santiago por el móvil seguro que él le dio. Estaba lejos de la casa, viendo a Ryan jugando con Ema en el extenso terreno plano y con árboles frutales, estaba segura que nadie podía escucharla. — “¿Pudiste averiguar algo?” —Preguntó Santiago —Solo lo que ya sospechaba. Alex Salvatore es un mal marido. — “¡No me interesan los dramas de novela, Irina!” “Averigua algo que me sirva para encarcelar a ese hijo de perra”, “¿Acaso no querías venganza para tu esposo?”. —Acabo de llegar, no tengo ni 24 horas aquí —se excus
Irina se dio cuenta que había exagerado con eso de ser amable, ahora tenía que ver como lo arreglaba. —James y yo teníamos discusiones muy fuertes —susurró, su idea era salir del aprieto, pero era cierto lo que decía, ella desvió la mirada y dijo con sinceridad—. Cuando uno ha guardado mucho, suele explotar y decir cosas que no siente realmente. Irina dio un paso a un costado con los ojos aguados, le atormenta la culpa de las últimas palabras que compartió con James, el recuerdo de esa discusión invade su mente cada vez que piensa en su esposo. Alex se dio cuenta y le dio espacio verificando a los niños. Irina agradeció su discreción, a la vez había salido del aprieto. —Mamá, ven con nosotros —pidió Ryan. Irina tomó aire y fue con ellos, la pequeña Ema con mucha solemnidad servía el té ficticio a su padre que muy cómico se veía enorme en la silla rosada. Irina se sentó al otro lado de la mesa para cuatro personas. Irina y Alex correspondieron a comer de mentira cada
—Mamá, pero mi papá está vivo, ¿acaso él no se curará? Irina sintió su corazón arrugarse de pena. ¿Cómo se le explica a un niño de 5 años que su padre tiene muerte cerebral? —Mi amor, tu papá ya no está con nosotros, aunque el monitor muestre signos vitales. —Esa máquina respira por él mientras se pone mejor. Irina con una media sonrisa abrazó a su hijo, ella es enfermera, y para el pequeño Ryan este hospital era su segundo hogar. Sueña con ser médico y por eso entiende lo que hacen las máquinas por su padre, pero entender que no regresará ya es otra cosa. —Irina, es hora —musitó la joven doctora a su lado. Irina despegó a su hijo de su pecho y con fuerza de voluntad resistió las ganas de llorar. —Debemos despedirnos de tu papá, mi amor. Irina cargó a su hijo y lo acercó a su esposo. — ¿Qué le digo mamá? Irina con el corazón hecho añicos pronunció: —Dile cuanto lo amas. —Te amo mucho papá —el pequeño Ryan dio un beso en sus dedos y los puso en la
Irina estaba anonadada. Su madre estaba a unos pasos de ellos, el Dr. Salvatore esperaba una respuesta de ella. —No sé qué decir —susurró ella y bajó la cara cuando sintió las lágrimas brotar de sus ojos. —Los órganos de James irán a varios necesitados, con su cuerpo se hará algo bueno por otros. —Y así era James, siempre presto a ayudar a otros. —Sí, era tan “servicial” que siempre estaba dispuesto a “ayudar” a cualquiera que pudiera avanzar en su carrera, sin importar el costo. Irina frunció el ceño, no estaba segura si eran ideas de ella, pero todo lo que decía el cirujano le sonaba a sarcasmo. Sin embargo, Alex Salvatore no era conocido por su empatía. —Es que… bueno, aun me parece mentira —Irina masajeó sus sienes—. James era su amigo, debe ser difícil para usted también —Irina esperaba la afirmación de Alex, pero el médico no mostró un ápice de empatía. —Cualquier cosa que necesite Ryan, por favor, no dude en decirme. — ¡Papi! Alex se giró con una so
Irina obtuvo permiso laboral para encargarse del sepelio de su esposo, los días ya de por sí duros empeoraron cuando la madre de James llena de pena la abrazaba por momentos y la culpaba de cada desgracia en la vida de James al instante. Empleados y amigos del hospital se presentaron; pero por ella, como si a James nadie en su trabajo lo hubiera apreciado. Irina se sentía molesta en nombre de James. Ella tenía claro que James se había entregado en cuerpo y alma a su trabajo y ahora no venía a despedirlo ni su secretaria, ni siquiera el director del hospital que él apreciaba tanto. Irina no entendía como siendo su mejor amigo no había presentado sus respetos. Irina sabía que el doctor Salvatore estaba muy ocupado por la situación de su esposa, pero no podía dejar de resentir que apenas envió una corona de flores en representación del Hospital Salvatore Memorial, algo tan impersonal. ¿Cuántas veces discutió con James por las excesivas reuniones y fiestas a las que debía i
Irina no sabía que decir, que pensara que el doctor era mal marido no significaba que quisiera a su esposa muerta. —Veo su intención, y me disculpo por mi comentario, pero ella podría tener complicaciones… —De ser así la traería de inmediato. —Bueno, supongo que tiene todo a disposición —masculló Irina apenada. —Entonces no hay más que decir, en cuanto transfieran a mi esposa vendrá con nosotros. Le pagaré como si fueran horas extra, sin comprometer su salario en el hospital, usted dirigirá el cuidado con dos enfermeras más para que ella tenga atención las 24 horas, por eso la necesito a tiempo completo, es decir se mudaría a mi casa. —Doctor Salvatore, tengo un hijo y no puedo dejarlo con mi madre por tiempo indefinido… —Claro que no, su hijo vendría con usted. Le proporcionaré niñera, terapia con la mejor psicóloga infantil de la ciudad y la matrícula de una excelente escuela privada. Irina parpadeó repetidamente, intentando asimilar la insólita propuesta de
Irina dio un pequeño grito espantada, Rachel brincó, pero por el grito de Irina. —Me ha dado usted un susto de muerte —dijo Irina con la mano en el pecho. Alex frunció el ceño. — ¿Está segura que está usted lista para regresar? Tiene los nervios a flor de piel —cuestionó Alex. —Y no es para menos, después de la noticia que acaba de recibir —comentó Rachel deseosa de conseguir una figura de poder a su favor. Alex observó el sobre que Irina tenía en las manos, el membrete era visible y la certeza de que Alex sabía de qué se trataba invadió a Irina. — ¿Puedo ayudar en algo? —Preguntó Alex. —Sería excelente… —Emitió Rachel contenta e Irina la tomó del brazo. —No es necesario Dr. Salvatore, me encargaré ahora mismo, si no hay problema. —Vaya y haga lo que debe hacer, si necesita tomarse unos días más… —No será necesario, solo preciso de una hora. Irina llegó al recinto policial. El detective Villalobos la esperaba en su oficina, un espacio austero lleno d
Irina se quedó sin aliento, escucharlo era algo estrafalario, sabía que Alex Salvatore podría acabar con su matrimonio, pero ahora las circunstancias hacían parecer a Alex como un asesino. Rachel replicó. —¿Alex?... ¿Se refiere usted al multimillonario Alex Salvatore? ¿Pero por qué? Ellos eran amigos. El cirujano Alex Salvatore salva vidas, no puede matar, el juramento hipocrático dice que… Santiago la miró con una ceja alzada. —Quizás hizo el juramento con los dedos cruzados, la gente miente, manipula y mata, esa es la vida real. —No entiendo, ¿qué pruebas tienen? Contrario a Rachel, Irina estaba callada, con cautela no se atrevía a señalar a Alex, pero mentiría si dijera que no lo ha pensado. —Irina, hay algo que no es dominio público —le llamó la atención Santiago—. Alex Salvatore fue la última persona en ver con vida a James Foster, se citaron en un lugar y tuvieron una fuerte pelea. — ¡QUÉ! ¿Entonces por qué no están investigando a Alex Salvatore? Yo pue