Una seguidilla de aplausos volvió a llegar a sus oídos, pero perdió todo el enfoque cuando giró a la plataforma, y un hombre ya estaba comenzando la conferencia y el resto de personas se habían sentado.
Sintió el tacto de esa piel en su mano y luego en como entrelazó los dedos con los de ella, halándola delicadamente hacia atrás.
Entonces reaccionó.
—Deberías sentarte —escuchó la voz profunda de Xavier detrás—. Estás llamando la atención, aunque no me molesta que todos estén observando nuestra cita especial en medio de la ponencia.
Ana abrió los ojos impactada y se sentó de golpe tragando en seco, aunque se hizo muy a la esquina de su puesto, el cuerpo de Xavier llegaba hasta tocar su brazo completo y su respiración se esparcía por toda la piel de su hombro.
«¿Cómo pod&
Ana estaba leyendo el mensaje que Kanye había dejado desde las 6 am, una y otra vez, mientras estaba de pie en la emergencia del Hospital Keck de USC. Su grupo fue citado para ejecutar las partes prácticas de la convención, y aunque aún faltaba media hora para que alguien se presentara, a ella se le hacía muy extraño que Andrew no estuviese cerca, porque él era muy madrugador.Envió un mensaje rápido a Kanye para confirmar si era en esta área donde debía esperar, y no pasó un minuto cuando el hombre, solo respondió: “sí, a las 8”.Ana rodó los ojos y giró hacia atrás para sentarse en unas bancas y esperar que se hiciera la hora. Desbloqueó la pantalla y fue a internet para saber un poco de este hospital. El nombre de Xavier Cox resaltaba en la primera página, en una foto, reunido con varios médicos, y en su ros
Xavier se arrodilló pasivamente evidenciando como Ana se secó las lágrimas y negaba hacia él. Se acercó hasta tener su rostro pegado y luego colocó sus labios en el rostro mojado de Ana.—Tienes razón —pronunció lento mientras ella abrió los ojos para mirarlo—. Esa es mi regla, yo no amo. Pero…, ¿acaso no te diste cuenta de que tu misma rompiste mis reglas desde hace mucho, Anaelise? ¡Has roto todas y cada una de ellas, desde que apareciste en mi vida! —Él sonrió tomando su barbilla, porque esta situación era muy difícil para alguien tan hueco como él—. No soy el hombre que… Pudiste merecer; un hombre detallista, y perfecto, pero, Ana, yo… al final terminé amándote mucho, y no puedo dejarte ir… ¿Me escuchas? Dime que soy un maldito egoísta, y sí, un completo hijo de puta. Per
Ana pagó la pantalla frente a su cama un poco frustrada, evidenciando que apenas eran las 8:30 pm. Sería una noche larga, porque ni siquiera había comenzado cuando ya estaba desesperada en esas cuatro paredes. Ella debía estar ahora mismo en las ponencias, pero en último decidió no ir porque no estaba soportando mucho ver a Xavier, no estaba soportando su altanería y mucho menos que la ignorase todo el tiempo.Estaba a punto de entrar al baño para asearse antes de dormir, cuando su celular comenzó a sonar, y se extrañó porque ese tono era el que tenía en especial para Andrew.Corrió a su cama antes de que la llamada cayera y deslizó su dedo en la pantalla.—Hola… —respondió con un poco de nervios.—Ana, soy Andrew… no cuelgues por favor —sus palabras le dolieron, era cierto, su relación estaba totalmente fra
Aunque sus palabras estaban siendo firmes, Xavier tenía miedo de que ella decidiera no irse con él, de que tomara la decisión de alejarse y de que definitivamente la perdiera.En todo este tiempo, su silencio y su distancia no fue más que un consejo seguido por Kath; Ana estaba lastimada y muy resentida como para recibirlo a la primera, y él entendía que ella necesitaba pensar mejor las cosas y sobre todo tiempo para asimilar esto. Fue un martirio tenerla a merced toda esta semana, y eso pensando que en vez de gastar sus días ignorándola, pudieran estar disfrutando de su compañía, pero si su plan en definitiva era que ella no se fuera, y que no pusiera un pie fuera de L.A.Así que no pudo sino sacrificar este tiempo, que no quería llamar perdido.También hizo el esfuerzo de hablar con ese chico y dejarle claro que le harían mucho más da&nt
Aunque por fuera no se notase, su cuerpo temblaba un poco, y se sentía como un idiota esperando una respuesta. Xavier pasó un trago a la vez que Ana limpió sus dedos por los ojos.Su silencio le estaba preocupando en demasía, quería que ella se lanzara hacia él y le gritara mil veces sí, pero supo que aún había una brecha entre ellos.—¿Cómo lo conseguiste? —preguntó Ana de forma lenta.Xavier caminó hacia ella y tomó su mano para que se relajara, era un tema largo en el que ella debía recibir toda la información posible. Caminó al sofá de nuevo y luego se sentó con ella, como de costumbre. Soltó un poco de aire y luego posicionó los ojos en los suyos.—Tengo… algunos contactos… —comenzó a decir de forma pausada—. Se contactaron con, Fort Lewi
Los brazos de Ana ahora reposaban en el cuerpo dormido de Xavier, ella lo observó detalladamente mientras él dormía de forma plácida, y la habitación ayudaba a que su sueño fuese profundo.Las cortinas estaban completamente cerradas, sus cuerpos desnudos reposaban entrelazados en una maraña de sábanas que Ana no supo por dónde comenzaban y donde terminaban.No sabía qué hora de la mañana era, pero debía ser temprano porque ninguna de las alarmas había sonado. Tenía que levantarse cuanto antes, porque, ella no tenía ropa para ir al hospital en unas horas; necesitaba ir a su hotel y además de buscar sus cosas, pensar en todo lo que debía hacer a continuación.Por supuesto que había tomado una decisión, una decisión que estuvo muy clara desde el momento en que había conocido a este hombre. Lo que m
—Es hora de irnos —su voz resonó cerca de su oído y luego sintió la palma en su vientre.Ella puso su mano encima de la suya y luego se giró en forma lenta, Xavier iba a caminar para salir de la terraza, pero ella lo frenó.—¿Confías en mí? —le preguntó Ana.—Por supuesto…—Entonces mírame a los ojos y dime que ves cuando te digo: Te amo…Cox amplió una sonrisa genuina y le dio un beso suave en los labios.—Veo verdad…Ana asintió con la cabeza y luego hundió su rostro en su cuello.—Debo colocarme las sandalias…Cuando estuvieron dentro del auditorio, él le sostuvo la mano todo el tiempo, y aunque ella trató de respetar su espacio, Cox no dejó que ella se fuera por su lado.Se sentaron juntos como el prime
Ana bajó la mirada recordando estos detalles, incluso la mirada hundida de su padre cuando ella pidió ayuda, aún la generaba su mente.—Todos aportaron un grano de arena… Ned Overent no fue mi única oscuridad…—Pienso lo mismo, pero…—¿Pero? —interrumpió Ana—. A pesar de todo lo que uno puede sanar, uno jamás olvidará, Oliver.Él negó varias veces.—Es imposible que se olvide mientras se tenga conciencia, Anaelise, pero lo bueno es que en ese recuerdo ya no hay dolor, o al menos no del que te sigue dañando.En ese instante los ojos de Ana se llenaron de lágrimas, unas que no pudo ocultar y que se deslizaron en segundos por sus mejillas mientras tomaba las manos de Oliver y afirmaba varias veces.—El odio a veces ciega la vista a la realidad, quizás pude hablar un poco más con