Capítulo 55

Todas las noches a partir de las seis de la tarde, la convención haría como un festejo con ponencias pedagógicas e invitados especiales. A diferencias de las mañanas que serían más de prácticas; el itinerario invitaba a los presentes a llegar un poco más formal de lo conveniente, sumado a que después de las ponencias, se repartiría comida y bebidas para que los médicos de todas las ciudades de EE. UU., pudiesen establecer relaciones profesionales y personales.

Cox estaba de pie frente a su espejo y se abotonó el puño de sus mangas para luego colocarse un reloj.

Tomó su móvil y tecleó rápidamente yendo al contacto de Anaelise, donde ella había dejado esos mensajes que no borraría nunca.

“Después de la ponencia, no vayas a irte…”

Envió el mensaje mientras apretó su mand&iac

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