Ana entró a su apartamento sintiendo que había tomado la mejor decisión en estar con Andrew durante la tarde. Colocó las llaves encima de la mesa y encendió las luces, porque eran eso de las 7 de la noche.
Fue directo a la cocina, y revisó la nevera. Era momento de comprar cosas para su alacena así que después de darse un largo baño, ella haría una lista como acostumbraba.
Estaba terminando de colocarse unos shorts y una franelilla, cuando vio encima de su mesa como su teléfono encendía y apagaba la luz de una notificación. Tomó el móvil sintiéndose algo nerviosa, y cuando deslizó su dedo en la pantalla, su corazón dio un vuelco cuando vio “el” como llamada perdida.
Fue hace diez minutos, y ella maldijo bajo a la vez que las manos le temblaban. Rápidamente marcó al número devolviendo la llamada mi
Xavier pasó un trago, como si hubiese comido un puñado de vidrios de golpe y los hubiese pasado por su garganta. Quería gritar en desespero, golpearse a sí mismo, o que ahora mismo la vida desgraciada, se convirtiera en una persona para que él pudiese deshacerla con sus manos.Su corazón estaba volviéndose mierda al verla en ese estado, y lo pensó tantas veces en venir aquí por su misma reacción. «Pero, ¿cómo se iría de este lugar sin verla una última vez?, ¿cómo no llevaría su olor y su recuerdo con él para continuar de ahora en adelante?»Se odió a sí mismo por permitir todo esto, y se sentía miserable cuando veía bajar cada lágrima en el rostro de Anaelise. Sin embargo, ella superaría esto, era una mujer fuerte, más fuerte de lo que muchos lo pensaban, continuaría y
—Aquí están tus horarios —Andrew le pasó dos hojas impresas a Anaelise mientras se sentaba frente a ella en la cafetería habitual.Ana revisó los horarios, y marcó con resaltador las horas en que estaría más apretado su horario, con respecto a su trabajo.—¿Quieres un poco? —volvió a preguntar Andrew con un refresco de gas hacia ella.Ella arrugó el rostro y negó.—Sabes que no tomo porquerías a esta hora, vas a enfermarte, eso tiene más de cinco cucharadas de azúcar…—Un contenido de sodio más elevado que el tres comidas del día, colorante 6 y 5 y eso sin hablar que lo gasificado no es bueno para el estómago… —interrumpió Andrew agregando la retahíla que siempre le daba Ana cada mañana.—No entiendo, si sabes eso, ¿por qué
Andrew estaba sentado con su móvil apuntando su cámara en dirección de Ana. Ella no se dio cuenta de que él capturaba varias imágenes en su celular, porque ahora se concentraba haciendo una tarea en su mesa, mientras él tenía la laptop en sus piernas.Bajó su móvil y utilizó el Zoom para observar con detalle las partes de su rostro. Ana había cambiado un poco desde que la conoció, ahora era más femenina, un poco más estilizada, y por supuesto, con un mejor cuerpo.Sin embargo, no era eso lo que llamaba su atención, ni lo que lo conmocionaba en gran manera. Era ella en esencia, Anaelise era el último pensamiento antes de irse a dormir y el primero con el que se levantaba.Tener un hombro para ella donde recordaba a otro hombre le era muy difícil de lidiar a diario, eso sumado a que era tan cerrada en muchos aspectos, que nunca se daba cuenta de s
—Ok chicos, saquen sus libretas y hagan anotaciones, tengo noticias importantes.El silencio se impregnó en el lugar y Ana ni siquiera levantó la mirada, el corazón iba a salirse de su pecho por lo rápido que era su latido. Aquí estaba de nuevo desecha de los nervios por algo que no debería pensar, tampoco era que el lugar cambiara su realidad.Sin embargo…Los sonidos se le agudizaron y pudo incluso palpar su respiración.«Es imposible…», pensó repitiéndose a sí misma una y otra vez.—Nuestra convención será en Los Ángeles —las palabras hicieron eco en sus oídos—. Es confirmado, así que prepárense, porque en un mes y medio estaremos yendo hacia dicha ciudad, y tendremos dos semanas agitadas… —Su profesor encendió un reflector para darle continuidad a su clase,
—¡Oigan, ustedes! —la voz de Frank, el primo de Andrew, los hizo despegar.Por supuesto él ahora se comportaba de una forma diferente a cuando estaba en la universidad, incluso su aspecto era más maduro.—Frank —pronunció Andrew en un saludo un tanto aburrido, para luego caer en una larga charla que se extendió de un grupo a otro.Sin embargo, la mano de Andrew estuvo todo el tiempo en los dedos de Anaelise, y no la soltaba por muy apabullado que se encontrara.El festejo fue una grosería ante cualquier tipo de ojos que entendieran qué era la palabra “desperdicio”, la comida era como para 10 festejos de estos y eso sin contar la cantidad de licor que se destapó.Un grupo popular estuvo presente, y los regalos para Andrew de parte de sus padres nunca cesaron.Ana tomó algunas bebidas que aflojaron su estrés de todos estos dí
“Todos atentos, vamos a aterrizar. Sus cinturones por favor…”Ana tenía su mano casi destruyendo la de Andrew, volar no era su parte favorita, y eso contado a las náuseas que le causaba el aterrizaje y el despegue.—Ya casi termina… no cierres los ojos, es peor Ana…—Cállate, Andrew, no es el momento.Escuchó como él soltaba una risilla, pero ella se concentró en la sensación que tenía en su estómago.En cuestión de minutos el avión aterrizó y ellos estaban de pie esperando sus maletas.«El aire es diferente aquí», pensó Ana una vez iba caminando con su maleta y Andrew tenía una sonrisa en sus labios. Al instante el chico sacó su teléfono y el de ella vibró al mismo tiempo.Un mensaje de difusión de Kanye Walding, su prof
Los sonidos fueron agudos después de eso. Pero se dio cuenta de que él fue llamado porque, Xavier giró la vista al orador y le ofreció una sonrisa asintiendo. Cox dio unos pasos y luego llamó a la mujer que anteriormente estaba a su lado, para que lo acompañara al centro de la plataforma, mientras la garganta de Ana se cerraba. Ella necesitaba tiempo fuera, porque esto era demasiado. El corazón fue un zumbido dentro de su pecho, y por un instante el silencio se impregnó, mientras el orador le hacía espacio a Xavier y a la mujer que lo acompañaba. Cox dejó algunas cosas puestas en el atril y luego observó al frente, a un punto incierto de entre tanta gente. —¡Buenos días, colegas y estudiantes de medicina!, ¡Bienvenidos! Todos respondieron los buenos días en coro y él asintió con la cabeza. Pero había algo que le estaba doliendo a Anaelise en demasía, era su cara alegre, él parecía… Feliz… —Permítanme presentar a mi colega, la
Como siempre fue entre ellos, el ambiente cambió a uno cálido y espeso. Ana retrocedió varios pasos no pudiendo creer que ahora mismo él estaba frente a ella. Colocó la palma en la mesa para nivelar más el equilibrio de su cuerpo, pero a la vez se irguió lo suficiente, como si eso fuese a salvarla de este momento.Vio como Cox se levantó lento de esa silla, y caminó como si estuviese torturándola a propósito, sin embargo, él no se detuvo en ningún momento e hizo que ella se echara hacia atrás y recostara todo su cuerpo a la mesa.Cuando Ana supo que él no frenaría en su distancia ella puso su mano frente a su pecho para detenerlo.Y esto le costó demasiado.Xavier bajó su mirada a la palma que los separaba de su distancia y luego posicionó sus dedos entrelazados en la palma de Ana juntándola a su pecho.<