¿Qué cree que le diga Matt? D:
—Mira, Matthew, ella empezó y sinceramente no tengo que soportar los insultos de nadie, así que…—Ya sé —interrumpió él y cambió la expresión furiosa por su acostumbrada sonrisa amigable—. Hablaré con ella el lunes, posiblemente la cambie de puesto hasta que reflexione lo que hizo.Alessia se quedó boquiabierta.—¿Vas a sancionarla?—Por supuesto que voy a sancionarla, aunque preferiría despedirla, pero supongo que adivinas que no es tan sencillo… —Él dio un largo suspiro como si aquello lo enojara en demasía—. Muchos escucharon la discusión, saben que ella empezó y halagaron tu autocontrol por no reventarle la bandeja en la cabeza.La mujer esbozó una sonrisa incrédula.—Yo igual estoy asombrada de mi reacción, supongo que es la vejez.—O la madurez —corrigió Matthew—. Eres joven, tienes treinta años y una hija, eres madura.Alessia se permitió inflar un poco el pecho con orgullo, era verdad.—Sea como sea, al menos no creo poder regresar hoy al trabajo —Ella señaló el edificio—. Ni
—Matthew, en serio, no puedo pagar uno de estos vestidos «ahora mismo».Alessia enfatizó esas dos palabras, aunque en realidad eran un «nunca», pero no quería ser tan quejumbrosa.—Corre por cuenta de la empresa, vamos.Matthew volvió a tomarla de la mano, esta vez tuvo la iniciativa de sujetarla sin esperar su respuesta, y tiró de ella hacia la tienda.Ella se dejó llevar, eran demasiadas emociones en poco tiempo.Una vendedora vestida de forma similar a Alessia se aproximó a ellos con su mejor sonrisa. Alessia se asombró de que no la mirara mal, sino que parecía algo cotidiano atender a un hombre ataviado con sus mejores galas y a una mesera en una noche de sábado cualquiera.—Un vestido para ella —dijo Matthew—. Elige el que quieras.—Uno no muy caro —advirtió Alessia—, por favor.—Puede costar lo que sea —corrigió él—. Ya te dije, paga la empresa.—Pero…La vendedora elaboró su mejor sonrisa, tomó con delicadeza a Alessia del brazo y la condujo por un pasillo lateral del lujoso lu
Una canción de Taylor Swift inició cuando un par de reflectores iluminaron al equipo de padres solteros. Alessia la identificó como «Cruel summer».Matthew descubrió a su hermano menor en el escenario con esa sonrisa ensayada que le había hecho conseguir inversiones millonarias para sus proyectos; entendió que por eso lo llamaba, de seguro llevaba un buen rato haciendo bromas tontas para dar tiempo a que él regresara. —El hombre del momento —presentó Nathan—. Matthew Lambert.Nathan aplaudió, los invitados lo imitaron.Alessia respiró hondo al notar cómo la atención que recibía Matthew también se desviaba hacia ella. Matthew saludó de forma cortés y condujo a Alessia a través de las personas que se iban haciendo a un lado para dejarlos pasar. Ella nunca había visto a sus compañeros de trabajo ataviados con sus mejores galas. Sin embargo, la que destacaba más era Lisa con un vestido ceñido en color rojo y sus inconfundibles coletas.—¿Quieres subir conmigo? —preguntó Matthew a Aless
—No —mintió Alessia ante la pregunta de su amiga.Lisa le dio un empujón suave.—Creo que no me estás contando todo…—No hay nada qué contar —Alessia volvió a mentir.Su amiga estaba por insistir cuando Matthew se acercó para incluirlas en la conversación. Los empleados querían agradar tanto a Matthew que no dudaron en prestar atención a cada uno de los halagos que el hombre tenía para el par de chicas trabajadoras. Alessia comenzaba a marearse con los cumplidos y el Champagne que se tomó sin nada de comida en el estómago. Sólo resistió unos pocos minutos antes de disculparse para ir a buscar algo de comer. Sin embargo, sólo pudo tomar un plato y mirar el banquete que se extendía en una amplia mesa cuando Celine se acercó de imprevisto y se interpuso en su desesperada búsqueda de comida.Alessia contó hasta mil para no reventarle el plato en la cabeza.—¿Y ahora qué quieres?—Ni creas que no sé lo que estás haciendo —siseó Celine y le arrebató el plato como si hubiera adivinado que l
—Hola, Matthew —saludó el hombre—. Disculpa a mi hermanito, nunca ha sido el mejor con los buenos modales.El hombre se acercó a Alessia, tomó su mano y la besó en los nudillos.»Soy Renaud Lambert, mucho gusto.Matthew apretó los labios hasta convertirlos en una delgada línea. Quería a ese hombre lejos de Alessia y no dudó en interponerse para hacer honor al comentario de su hermano.—Ella es Alessia Regil —respondió Matthew.Alessia retrocedió ante la intromisión de Matthew, pero lo agradeció. Físicamente podía parecerse a su jefe, mas no desprendía la misma simpatía, sino todo lo contrario.Renaud sonrió con autosuficiencia. El numerito entero le causaba mucha risa porque su hija tenía razón, su hermanito estaba interesado en una de las empleadas y, lo peor de todo, una de clase baja.—¿Y Alessia Regil puede responder por ella misma o eres su intérprete, hermano? Matthew inhaló hondo, listo para recitarle unas cuántas verdades que llevaba guardándose para sí mismo por años, pero A
En el interior del salón de eventos continuaba la fiesta. Los invitados bailaban en la pista y conversaban en las mesas. Alessia se dirigió al bar. Necesitaba alcohol, el que fuera, para sobrellevar todas las emociones de la noche, mas no alcanzó ni a pedir la bebida cuando Matthew la tomó del brazo y la condujo hacia la pista. Ella se sentía demasiado agotada para negarse, así que se dejó llevar.—Odio bailar —dijo ella.—Me encanta bailar —sonrió él.Alessia quiso entornar los ojos, pero se descubrió sonriendo.Matthew colocó las manos de la mujer sobre los hombros, luego él puso sus manos en la cintura de Alessia. Sabía que los miraban, que se preguntaban por qué mostraba ese interés en una de sus empleadas; él se cuestionaba lo mismo. La verdad era que no podía sacársela de la cabeza desde que casi compartieron un beso, ansiaba que eso se repitiera.—Perdón —añadió Matthew—. No quise ponerte en esa situación con Celine.—Será interesante que me obedezca —reconoció Alessia—. Como
—Por favor, mami, por favor —suplicó Lea frente a su madre que intentaba poner en orden las deudas en la mesa de la cocina—. Irá su papá, por favor.Alessia se sonrojó sólo con imaginar a su jefe; su hija estaba obteniendo el efecto contrario al mencionarlo.En la fiesta de bienvenida todo le pareció de ensueño, pero a la claridad del día siguiente sintió que estaba enloqueciendo. Para empeorar —o mejorar, Alessia no estaba segura— en la semana laboral apenas si tuvo tiempo de hablar con Matthew. La empresa y la llegada de su hermano lo mantenían ocupado; intercambiaron muy pocas palabras y todas relacionadas con el trabajo. Sin embargo, en esos pequeños instantes que compartieron, Alessia siempre encontró cierta complicidad en la mirada y roces de su jefe que la mantuvieron despierta por la noche más horas de las que le gustaría admitir.—Yo creo que prefieren ir solos, Lea.—No, mami, te juro que no —negó la pequeña con vehemencia—. Emery dijo que ojalá pudiéramos ir y su papá dijo
Lea y Emery volvieron a reír, estuvieron a punto de salir corriendo hacia el cine, pero sus padres los sujetaron de las manos y obligaron a caminar a un paso más moderado y seguro.Matthew buscó la mirada de Alessia, pero la mujer mantenía la vista al frente. A veces se preguntaba si no estaba en su imaginación que Ale pudiera corresponderle. Y él comprendería a la perfección que no quisiera adquirir una responsabilidad como la de lidiar con dos niños que no eran suyos; sin embargo, tenía la esperanza de que fuera posible y que también tuviera paciencia con su lentitud y torpeza. Nunca se había preocupado por «enamorar» a una mujer. La posición de su familia ayudó durante sus años más jóvenes y su relación con Renata simplemente fluyó. Estaba totalmente fuera de forma en cuanto a las citas y detalles cursis.—¡Palomitas! —chillaron los niños al poner un pie en el complejo de cines. Ambos corrieron a toda prisa hasta la máquina de palomitas que se encontraba al centro donde uno de los