Cap. 43: Engaño.

Juliana se apresuró a acercarse a Bruno, ayudándolo a sentarse.

—Nada, Bruno. Solo estaba preparando tu té —avisó, tratando de sonar despreocupada.

Alfredo se alejó, tratando de mantener la compostura.

—Voy a salir un momento. Necesito revisar algunas cosas en el campo —comunicó saliendo de la habitación.

La tensión era evidente, y aunque intentaban mantener una apariencia de normalidad, todos sabían que la situación era cada vez más insostenible. La convivencia forzada y los sentimientos no resueltos amenazaban con romper el frágil equilibrio que habían intentado mantener.

Esa noche, mientras todos intentaban dormir, Juliana se quedó despierta, mirando al techo y preguntándose cuánto tiempo podrían seguir así. Sabía que algo tenía que cambiar, pero no estaba segura de cómo hacerlo sin herir a alguien en el proceso.

****

La tensión en la hacienda se había vuelto cada vez más insoportable. Bruno, recuperándose lento, había comenzado a expresar su deseo de tener su noche de bodas con Ju
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