—¡¿Qué pedo?! ¡¿Qué pasó?!— corre hacia mí Ed con preocupación, se asoma por la ventana conmigo, pero no sabe que buscar y al igual que yo no es capaz de ver nada.
—Una rusalka… había una rusalka en la casa— volteo hacia él, me toma del rostro y empieza a inspeccionarme.
—¿Estás bien?— sus ojos me inspeccionan el rostro y después baja por mi cuerpo mientras extiende mis brazos como buscando algún golpe o indicio de herida.
—Estoy bien, ella fue la que salió mal parada— le digo con una sonrisa llena de orgullo y de inmediato me toma por el cuello y me da unas palmadas en las mejillas.
—¡Esa es mi hermana, chinga!— me zafo de su agarre y lo veo fijamente con una sonrisa.
—Está buscando a nuestros padres y dedujo que yo no era su hija, está casa ya no
«Nikolai»—Entonces… hablaste con Sam… se te hizo una buena idea platicarle sobre tus malas experiencias mientras estuviste conmigo— camino alrededor de ella con paso lento, tratando de controlar mi estrés, mi molestia, no dejarme llevar por mi coraje y mi dolor.—Hice lo que creí correcto, más no contaba que tu simio la estaría siguiendo— dice Mina mientras está atada de pies y manos en la silla, mi berserker se ha encargado de darle pequeños correctivos; escupe sangre a un costado y me ve de forma retadora.—¿Lo que creíste correcto? Dime algo Mina… ¿sentiste celos cuando nos viste juntos en Paris? ¿Eso fue lo que te motivó?— le pregunto mientras me cruzo de brazos y la veo fijamente a los ojos.—¿Celos? No… justicia, moral… yo caí, creí en tus mentiras
—Mi querido Nikolai, te estaba buscando— me encuentro a Óscar en el estacionamiento, se acerca bonachón y agradable hacia mí, como si tuviera algo que decirme.—¿Qué necesitas?— le pregunto secamente, desesperado por ir a donde sea y no pasar un minuto más aquí.—¿Qué necesito yo? Más bien ¿que necesitas tú? Créeme, yo lo sé— parece muy confiado de sus palabras.—¿Ah sí? Cuéntame ¿Qué necesito yo?— me cruzo de brazos y lo veo fijamente sin estar muy convencido de que él lo sepa.—Una distracción nueva, alguien que te haga pasar el trago amargo, bien dicen que un clavo saca a otro clavo y tu mi amigo hoy conocerás a ese otro clavo— me guiña un ojo y pone su brazo sobre mis hombros guiándome hacia su auto.—No quie
—Je— es lo único que sale de mi boca, no puedo evitar pensar que tal vez tenga que ver algo con la mafia china, pero tal vez soy demasiado paranoica, no todos los que parezcan orientales son mafiosos. Ante mi inteligente respuesta sonríe divertido esperando a que diga algo más, dándome un segundo intento para demostrar que si puedo formar una oración completa. —Lo siento, em… gracias jajaja en verdad no sé qué pedir— me siento incómoda, veo de nuevo hacia el menú evitando su mirada y quiero creer que si lo dejo de ver simplemente desaparecerá.—Si me permites sugerirte el pastel de chocolate está delicioso, con el latte de vainilla creo que te convencerá la combinación— me dice de nuevo recordándome que sigue a mi lado.—Je ¿trabajas aquí?— dado que me está haciendo una recomendación l
—Cat… ese fue el problema, me enamoré del hombre equivocado, sabíamos que esto era un negocio y que enamorarme estaba prohibido, pero aun así lo hice, confié en él, le entregué mi corazón y me di cuenta que fue un grave error, él no es hombre de una sola mujer, tarde me enteré de eso— giro la taza entre mis manos y suspiro con tristeza aun recordando lo que se sentía tener sus manos en mí, sus labios sobre los míos.—Él también se enamoró de ti, te lo juro, en verdad cambiarías de opinión si supieras todo lo que hay detrás, no es lo que parece, no pasó lo que tú crees— me insiste buscando en mi algo de esperanza, pero no la encontrará.—Lo siento, pero tengo cosas que hacer…— me levanto y saco de mi pantalón un billete, lo dejo en la mesa y dejo la galleta intacta, si
Busco entre las gavetas hasta que encuentro una botella de vodka prácticamente nueva. Tomo un par de vasos y salgo de nuevo al comedor donde están los dos en silencio, pensativos, algo les preocupa. Pongo los vasos cerca de ellos y la botella en medio mientras me siento en las piernas de Óscar y lo abrazo con cariño; con todo lo que ha pasado me doy cuenta que yo también cometí el mismo error que Sam, estoy perdidamente enamorada de Óscar y si nos llegáramos a separar me consumiría en dolor. El silencio se hace profundo, mientras yo me acurrucó entre sus brazos, Nikolai se concentra en la botella, de pronto alguien toca a la puerta llamando la atención de los tres, me levanto sin muchas ganas y me dispongo a abrir. Me asomo y en cuanto veo quien es vuelvo a cerrar la puerta y volteo hacia el par de hombres sentados en la mesa.—¿Es en serio? &ique
—Ella es mía… me pertenece— responde Nikolai como si con eso fuera suficiente para cambiar mi forma de pensar. Volteo hacia Óscar quien me ve de forma suplicante para que no siga insistiendo; estoy tan consciente como él que puedo terminar de la misma forma que Casidy, pero tampoco puedo negar que temo por mi amiga. Óscar me toma del brazo y me lleva hacia la habitación, alejándome del campo de guerra, una vez dentro cierra la puerta y voltea hacia mí.—¿Estás loca?— me pregunta mientras camina de un lado a otro y peina su cabello hacia atrás. —¿Sabes quién carajos es? No puedes ponerte discutir con él.—Sé quién es, por eso temo por Sam— le digo mientras me siento en la cama, mis ojos arden, las lágrimas quieren salir.—Eso hubieras pensado antes de meterla a la boca del lobo, te recuerdo que fuis
Con forme mis pasos se alejan puedo escuchar el rugir del motor del carro de Kurt, cuando llego a la puerta del local volteo para verlo partir y alejarse por la avenida. Entro a la florería y veo a Irene que me recibe con una sonrisa cargada de alegría y sobre todo aparentemente sincera.—¡Buenos días, Sam!—Buenos días— le sonrío con algo de pena y camino entre las flores lista para colocarme el mandil rosa. De repente se escucha el sonido de la campana de la puerta indicando que alguien entró; cuando volteo veo a un hombre que se me hace conocido y creí que ya no volvería a ver.—El primer cliente— dice Irene emocionada y con la mirada me invita a que sea yo quien lo atienda.Lo veo llena de curiosidad, él ve hacia las flores con atención como si buscara una en especial, camina con las manos dentro de los bol
Salgo de la tienda con el tulipán en mi mano, lo veo una y otra vez, pienso en lo que debo de hacer, me quedo plantado por un momento a lado del carro y volteo hacia la cafetería donde veo a Sam en una mesa pegada a la ventana, sin noción de estar siendo observada, ve su celular mientras toma su café y entonces pienso en lo que me dijo la señorita, ¿seré capaz de arrancarla para tenerla aunque sea unos días a mí lado? Pero… ¿Cómo hago para tenerla por su propia iniciativa después de lo que ocurrió? ¿Cómo la recupero sin tener que llegar a lo burdo?Entro al carro y pongo la planta con cuidado en el asiento de atrás mientras Casidy sigue privada, con la mirada perdida en el tablero sin ganas de decir ni una sola palabra, sus labios están resecos, partidos y su semblante consumido por el estrés, el dolor y el mie