Con forme mis pasos se alejan puedo escuchar el rugir del motor del carro de Kurt, cuando llego a la puerta del local volteo para verlo partir y alejarse por la avenida. Entro a la florería y veo a Irene que me recibe con una sonrisa cargada de alegría y sobre todo aparentemente sincera.
—¡Buenos días, Sam!
—Buenos días— le sonrío con algo de pena y camino entre las flores lista para colocarme el mandil rosa. De repente se escucha el sonido de la campana de la puerta indicando que alguien entró; cuando volteo veo a un hombre que se me hace conocido y creí que ya no volvería a ver.
—El primer cliente— dice Irene emocionada y con la mirada me invita a que sea yo quien lo atienda.
Lo veo llena de curiosidad, él ve hacia las flores con atención como si buscara una en especial, camina con las manos dentro de los bol
Salgo de la tienda con el tulipán en mi mano, lo veo una y otra vez, pienso en lo que debo de hacer, me quedo plantado por un momento a lado del carro y volteo hacia la cafetería donde veo a Sam en una mesa pegada a la ventana, sin noción de estar siendo observada, ve su celular mientras toma su café y entonces pienso en lo que me dijo la señorita, ¿seré capaz de arrancarla para tenerla aunque sea unos días a mí lado? Pero… ¿Cómo hago para tenerla por su propia iniciativa después de lo que ocurrió? ¿Cómo la recupero sin tener que llegar a lo burdo?Entro al carro y pongo la planta con cuidado en el asiento de atrás mientras Casidy sigue privada, con la mirada perdida en el tablero sin ganas de decir ni una sola palabra, sus labios están resecos, partidos y su semblante consumido por el estrés, el dolor y el mie
«Nikolai»Mi pecho arde, pero no de amor, me siento impotente, no sé cómo hablar con ella, mi instinto me dice que saque la pistola de mi pantalón y la obligue a regresar a mí, pero no quiero secuestrarla, no quiero que regrese conmigo a la fuerza, paso mi mano y busco detrás de mi espalda la 45 que cargo atorada en mi pantalón, siento el frío metal recomendándome que la apunte hacia ella y la obligue a regresar a mí, el demonio dentro de mi cabeza me recomienda que lo haga, será la forma más fácil de recuperarla, eso es claro, pero ¿a qué costo? Que sea una prisionera que solo busque la forma de escapar; suelto la cacha y trato de respirar, de contenerme, de pensar.La veo fijamente, sus ojos muestran lo herida que está, no huye de mí, pero tampoco se refugia en mis brazos, puedo pensar en todas esas veces que le hice el amor, en
«Samantha»Camino bajo la lluvia hasta que las gotas se confunden con mis lágrimas, me duele el corazón, pero no por haberlo visto si no por tenerlo de nuevo frente a mí y alejarme de él mientras mi cuerpo y mi alma rogaban por abrazarlo una vez más. Llego a la casa de Kurt y me siento como una tonta, toco un par de veces la puerta y esta se abre, la mamá de Kurt me ve preocupada y me invita a entrar, va por unas toallas mientras me quedo quieta con la mirada perdida en la entrada, con la puerta cerrada y recordando cómo se sintió besarlo una vez más; Rose regresa y me pone las toallas en la cabeza y cuerpo, me frota intentando generar calor en mi piel que parece estar insensible, adormecida, por el frío del agua.—¿Qué pasó? ¿Por qué estás tan empapada?— me pregunta con preocupación y me obliga a levantar la mi
Después del baño caliente me pongo ropa cómoda, entro a la habitación de Rose secándome aún la cabeza con una toalla mientras ella se mantiene sentada en el borde de la cama viendo la pequeña pantalla que pende frente a ella, no le quita la atención de encima, como hipnotizada. Camino hasta poder tener visibilidad y entonces percibo la noticia.—“Mina Williams fue encontrada el día de hoy, con las fuertes lluvias el sistema de drenaje se vio colapsado al haber algo que lo obstruía; los bomberos y el personal de obras públicas llegaron en el transcurso de una hora para desazolvar la cañería y fue ahí cuando encontraron restos humanos. Encontraron los miembros y el torso, al final la cabeza, después de unos momentos pudieron identificarla los médicos forenses como la Doctora Mina Williams, psicóloga infan
—Creo que tenemos que regresar— me dice Kurt con una sonrisa de satisfacción en el rostro, me toma con ambas manos y me besa suavemente, de nuevo mis labios no responden. Me toma de la mano y entramos casi corriendo de regreso a la casa.Me siento abrumada, como si no pudiera comprender nada, todo me da vueltas, mis piernas me duelen al igual que mis caderas y me siento nauseabunda y alejada de la realidad, subimos las escaleras aun tomados de las manos y antes de separarnos me besa las manos y vuelve a besarme en los labios, él parece tan feliz, tan completo, como si hubiera obtenido lo que tanto había anhelado, la pregunta es… ¿Qué era lo que quería en verdad? ¿A mí? O… ¿lo que hicimos en el jardín? En cuanto desaparece detrás de la puerta de su habitación yo regreso a la habitación de su madre, me meto en la cama y le doy la espalda mientras ella duerme pl&a
«Samantha»No puedo más con esta incomodidad, no quiero perder la amistad de Kurt, pero tampoco me quiero sentir obligada a corresponder algo que no se está dando, que solo se está forzando y terminaré aborreciéndolo con todas mis fuerzas.—Creo que esto lo estamos llevando muy rápido— bajo la mirada con miedo de verlo a los ojos y ver que le rompo el corazón. —Lo que pasó anoche…—Lo que pasó anoche fue muy especial para mí… pero entiendo que… está muy reciente tu ruptura con este tipo…— aunque esperaba ver su mirada cargada de dolor, por el contrario se ve seguro y decidido. —…Sam, te quiero… desde la primera vez que subiste a mi auto me enamoré de ti, eres hermosa, inteligente y con un corazón muy noble, yo… estoy perdidamente enamorado y créeme dar&i
—Ni digas nada, lo escuche todo “Romeo”— pone los ojos en blanco y voltea a ver a los repartidores aun inconscientes. —¡Ohhh! ¡Vamos! Dime que no fue una gran tirada mejor conseguir el teléfono de la doctora, ahora será más fácil entrar ahí, puedo robarle su gafete y dárselo a Sam, con unos pupilentes verdes bien se puede hacer pasar por ella— le sonrío victorioso mientras él sigue con su mirada fija en los repartidores.—Supongo, ¿después de cuantas citas? Dudo que te invite a su casa en la primera y dudo aún más que lleve su gafete al cine— pone los ojos en blanco y después de un suspiro profundo regresa su atención a los repartidores de nuevo. —¿Qué haremos con ellos?—Tenemos dos opciones… matarlos o… convencerlos de que es un “asalto” un robo&h
—Tendrás solo una oportunidad— cuando dice eso Nikolai, el carro derrapa, damos media vuelta y quedamos de frente a ellos, vuelve a acelerar pisando a fondo y entiendo a lo que se refiere, apoyo mi brazo en la ventana y disparo apuntando directo al conductor, la bala rompe el parabrisas y una mancha roja llena todo, el carro parece haber muerto junto con su conductor.Me quedo respirando de forma agitada, veo el arma en mi mano que no para de temblar, boto el cargador de nuevo y la meto a la guantera con prisa, como si me quemara en las manos. Volteo hacia Nikolai que parece concentrado en conducir, me asomo y veo como la mancha de sangre se hace cada vez más grande.—Tienes que ir al hospital— le digo con algo de preocupación mientras intento decidir qué hacer, si hacer presión sobre su herida o dejarla así.—No— me dice de forma seca y fría, noto en su rostro que le está