«Samantha»
Después de estar caminando por un largo rato llego a mi casa, hubiera usado mi auto si no fuera que el ballet se hubiera tardado años en entregármelo. Entro y veo las luces prendidas, los muebles y los adornos siguen en su lugar, pero la casa se ve muerta sin la presencia de mis padres, siento su ausencia y esa necesidad abrazar a mi madre y decirle entre lágrimas todo lo que he vivido se agolpa en mi garganta, necesito su consuelo, necesito escuchar que todo estará bien, pero no está para hacerlo y creo que es lo mejor. Antes de entrar me aseguré de que nadie estuviera vigilando la propiedad y en cuanto entré no activé nada, simplemente dejé las luces apagadas y me dirijo hacia mi cuarto con el alma por los suelos.
¿Qué esperaba de él? ¿Un hombre fiel? ¿Un hombre leal? ¿Un hombre que se enamorara de mí? Naaa asp
—¿Qué tanto se molestó Sam?—No quiso expresarlo, de hecho expuso tu punto, dijo que ella solo era una empleada y que no sabía si tenía que demostrar celos o simplemente ignorarlo, después dijo que tenía que irse a ver unas cosas y salió del departamento— recuerdo la forma en la que escapó y siento algo de incertidumbre. —Ella saltó por la ventana después de dejar el elevador abierto y no se lesionó, bajó como una verdadera escaladora.—Vaya… me sorprende, no se ve que sea una chica deportiva, pero creo que en verdad le afectó hasta el punto de no querer saber nada de ti, y… ¿tú qué opinas?— me ve escogiendo sus palabras, sabe que desde pequeños somos amigos, pero también sabe mi posición en esta mafia y no quiere hacerme enojar.—La quiero de regreso, quiero hablar con
De repente da media vuelta y sale del departamento, siento mis pies adheridos al piso, hago un esfuerzo sobre humano para poder moverlos y cuando por fin lo hago Megan se levanta y me toma del brazo, volteo a verla confundido y ella solo mueve la cabeza de un lado a otro.—Déjala ir, no pertenece a nuestro mundo, ella es una buena niña, con toda una vida por delante, ¿Qué le quieres dar? ¿Sangre y muerte? Si le tienes alguna clase de aprecio déjala ir, deja que su vida esté llena de dicha sana y no plomo… sabes que nuestra vida no es fácil y que en cualquier momento termina, ¿eso quieres para ella?— las palabras de Megan me hacen estremecer. —Nosotros destruimos todo lo que tocamos, aquellos que intentan acercarse terminar perdiendo más de lo que ganan y lo sabes, esta no es una vida para alguien como ella, no la ates a un capo que solo le dar&aacu
Salgo de la cama, me rasco la cabeza y veo hacia todas direcciones, logro ver posters de grupos de rock y videojuegos, un pequeño escritorio con una laptop encima, podría jurar que estoy en la habitación de un adolescente. Tallo mi cara y me asomo hacia donde debería de estar Kurt quien parece apenas estar despertando.—Buenos días— me dice aun somnoliento y no puedo evitar sonreírle.—Buenos días… ¿cómo dormiste?—Me duele la espalda y ¿tu?— se levanta adolorido del colchón.—Gracias por prestarme tu cama— le digo sonriéndole algo apenada por saber que durmió incómodo.—Descuida, un placer, cuando quieras— camina hacia afuera de su habitación sobándose su espalda mientras yo tomo mi ropa y la veo con algo de molestia, en verdad no quisiera vol
Salgo de la habitación de la señora y la sigo escaleras abajo, la madera rechina como de costumbre al avanzar, cuando bajamos las escaleras veo en el pequeño comedor a Kurt, está leyendo el periódico y tomando leche directo del cartón, su mamá se acerca algo molesta y le arrebata el envase mientras lo ve con desaprobación.—Si sabes que existen los vasos ¿cierto?—Perdón, no quería ensuciar trastes— le sonríe socarronamente Kurt mientras su madre no desaprovecha la oportunidad y le da una palmada en la cabeza.—Claro, como los vas a lavar tú— la señora se acerca a la cocina, empieza a descolgar sartenes y voltea hacia mí cambiando su rostro cargado de hostilidad por uno más agradable y maternal. —Dime cariño, ¿Qué quieres desayunar?— Kurt la voltea a ver c
—¿Sam? — de repente una voz femenina me retuerce el corazón bajándome de las nubes a las que me estaba subiendo. Volteo hacia atrás de mí y veo a Cat, va acompañada de Óscar quien me ve como si acabara de ver a un fantasma. —¡¡¡Sam!!! — mi amiga corre hacia mí, parece angustiada, se abraza de mi cuello con fuerza mientras yo me siento desconcertada, no esperaba verla aquí lo cual es estúpido porque también estudia aquí y claramente vendría a ver sus calificaciones —¿Cómo estás? Me sentía tan preocupada por ti— la tomo de los brazos y la alejo lentamente.—Estoy bien— le intento sonreír, pero no puedo dejar de prestarle atención a Óscar que parece demasiado pensativo.—¿Qué fue lo que pasó?— de nuevo su necesidad de ponerme las manos e
—Sinceramente aquí las cosas son tranquilas, pero de repente necesito ayuda cuando hay pedidos grandes, es un lugar pequeño, modesto, pero con bastante calidad, no es por presumir, pero las flores de aquí son las más grandes y frescas y es que le imprimo mucha dedicación a su cuidado, las trato con cariño, notarás que las plantas, por el contrario a lo que muchos creen, también sienten, escuchan y te responden a su muy particular forma. Si quieres el trabajo es tuyo, mañana trae tus papeles, ropa cómoda, pero guapa, no te dejes opacar tan fácil por las flores de aquí— me guiña un ojo y me siento algo sorprendida por que fuera tan rápido todo, más tardamos en llegar aquí que en su plática.—Vaya… gracias…— le digo con sorpresa y ella vuelve sonreír.—Jajajaja de nada, eres muy agradable— me sonr&i
—¡¿Qué pedo?! ¡¿Qué pasó?!— corre hacia mí Ed con preocupación, se asoma por la ventana conmigo, pero no sabe que buscar y al igual que yo no es capaz de ver nada.—Una rusalka… había una rusalka en la casa— volteo hacia él, me toma del rostro y empieza a inspeccionarme.—¿Estás bien?— sus ojos me inspeccionan el rostro y después baja por mi cuerpo mientras extiende mis brazos como buscando algún golpe o indicio de herida.—Estoy bien, ella fue la que salió mal parada— le digo con una sonrisa llena de orgullo y de inmediato me toma por el cuello y me da unas palmadas en las mejillas.—¡Esa es mi hermana, chinga!— me zafo de su agarre y lo veo fijamente con una sonrisa.—Está buscando a nuestros padres y dedujo que yo no era su hija, está casa ya no
«Nikolai»—Entonces… hablaste con Sam… se te hizo una buena idea platicarle sobre tus malas experiencias mientras estuviste conmigo— camino alrededor de ella con paso lento, tratando de controlar mi estrés, mi molestia, no dejarme llevar por mi coraje y mi dolor.—Hice lo que creí correcto, más no contaba que tu simio la estaría siguiendo— dice Mina mientras está atada de pies y manos en la silla, mi berserker se ha encargado de darle pequeños correctivos; escupe sangre a un costado y me ve de forma retadora.—¿Lo que creíste correcto? Dime algo Mina… ¿sentiste celos cuando nos viste juntos en Paris? ¿Eso fue lo que te motivó?— le pregunto mientras me cruzo de brazos y la veo fijamente a los ojos.—¿Celos? No… justicia, moral… yo caí, creí en tus mentiras