Salimos del departamento tomados de la mano y vamos en su auto hacia la plaza comercial más cercana, durante todo el camino el besa mi mano de vez en vez cuando tiene la oportunidad, me siento feliz, me siento plena. En cuanto llegamos al cine escojo una película de miedo y él parece darle mucha gracia que preferí algo así en vez de alguna película romántica; después en la dulcería pido palomitas y un sinfín de golosinas.
—¿En verdad te vas a comer todo eso?— me pregunta algo escéptico viendo la charola llena de comida.
—Estoy en crecimiento— me justifico de forma muy infantil mientras parece reírse de mi ocurrencia.
—Claro, en crecimiento, se me olvida que eres una niña— se acerca y me acaricia la mejilla con ternura y aunque aún es algo complicado lo de nuestra diferencia de edades, ya no
—Hoy no quiero más que… dormir junto a ti…solo quiero dormir a tu lado, sentir tu cuerpo al despertar y durante toda la noche, hoy no quiero simplemente follar o… hacer el amor, solo… quiero sentirte acurrucada en mis brazos— cuando dice eso me deposita en la cama con delicadeza mientras el termina de quitarse la ropa una lágrima corre de mi ojo por mi mejilla y se precipita en mi barbilla, por qué cada vez que siento que debería de endurecer mi corazón y concientizarme de lo que se trata nuestra “simbiosis” como diría Cat, hace algo que vuelve a quebrarme, que me hace ilusionarme con que el sienta lo mismo que yo.Nos recostamos juntos y mientras yo me acurruco en su pecho y me concentro en los latidos de su corazón, el acaricia mi cabello, juguetea con él y con su otra mano acaricia mi brazo con ternura, siento como el arrullo de su corazón me empieza a d
«Samantha»Camino cerca del borde del lago que está a orilla de la carretera no muy lejos del departamento, guardo mis manos en mis bolsillos, la temperatura ha decidido disminuir bastante y bien podría regresar al departamento y cobijarme, pero prefiero seguir inhalando el aire frío, siento que refresca mi cabeza, me trae paz. De pronto escucho pasos cerca, un taconeo insistente que cada vez se hace más fuerte; volteo hacia atrás y veo a una mujer que se me hace sutilmente conocida, veo su cabello negro cayendo sobre su abrigo, ella parece contenta de que me haya detenido.—Creí que nunca te iba a alcanzar— me dice entre una sonrisa de medio lado y su mirada divertida, la veo de arriba abajo intentado recordar quien es. —¿Me recuerdas? Soy Mina, nos conocimos en Paris— de repente cae ante mis ojos una lluvia de imágenes, como fotografías de ella intentan
Me cuelga y me quedo aún con el teléfono en el oído, como si quisiera darme mi tiempo para procesar las cosas sin que los demás se den cuenta. Retomo mi camino hacia el edificio y al entrar veo al policía tan tranquilo como siempre, me ve y de nuevo me saluda con la cabeza, no puedo evitar ponerle atención, veo sus mejillas rozagantes y noto que intenta contener su respiración, hacerla pausada, sonrío de lado y camino hacia en ascensor, creo que alguien salió del edificio y regreso rápidamente a su puesto. Llego hasta mi departamento y entro pesadamente, aviento las llaves a la mesa y me quito el abrigo, me siento en los sillones y prendo la televisión, me quito los botines y me acurruco, quiero desconectar mi cabeza y dejar de pensar, pongo cualquier programa, pero nada sirve para distraerme. La puerta se abre, la escucho claramente y mi corazón se estruja, a
«Samantha»Después de estar caminando por un largo rato llego a mi casa, hubiera usado mi auto si no fuera que el ballet se hubiera tardado años en entregármelo. Entro y veo las luces prendidas, los muebles y los adornos siguen en su lugar, pero la casa se ve muerta sin la presencia de mis padres, siento su ausencia y esa necesidad abrazar a mi madre y decirle entre lágrimas todo lo que he vivido se agolpa en mi garganta, necesito su consuelo, necesito escuchar que todo estará bien, pero no está para hacerlo y creo que es lo mejor. Antes de entrar me aseguré de que nadie estuviera vigilando la propiedad y en cuanto entré no activé nada, simplemente dejé las luces apagadas y me dirijo hacia mi cuarto con el alma por los suelos.¿Qué esperaba de él? ¿Un hombre fiel? ¿Un hombre leal? ¿Un hombre que se enamorara de mí? Naaa asp
—¿Qué tanto se molestó Sam?—No quiso expresarlo, de hecho expuso tu punto, dijo que ella solo era una empleada y que no sabía si tenía que demostrar celos o simplemente ignorarlo, después dijo que tenía que irse a ver unas cosas y salió del departamento— recuerdo la forma en la que escapó y siento algo de incertidumbre. —Ella saltó por la ventana después de dejar el elevador abierto y no se lesionó, bajó como una verdadera escaladora.—Vaya… me sorprende, no se ve que sea una chica deportiva, pero creo que en verdad le afectó hasta el punto de no querer saber nada de ti, y… ¿tú qué opinas?— me ve escogiendo sus palabras, sabe que desde pequeños somos amigos, pero también sabe mi posición en esta mafia y no quiere hacerme enojar.—La quiero de regreso, quiero hablar con
De repente da media vuelta y sale del departamento, siento mis pies adheridos al piso, hago un esfuerzo sobre humano para poder moverlos y cuando por fin lo hago Megan se levanta y me toma del brazo, volteo a verla confundido y ella solo mueve la cabeza de un lado a otro.—Déjala ir, no pertenece a nuestro mundo, ella es una buena niña, con toda una vida por delante, ¿Qué le quieres dar? ¿Sangre y muerte? Si le tienes alguna clase de aprecio déjala ir, deja que su vida esté llena de dicha sana y no plomo… sabes que nuestra vida no es fácil y que en cualquier momento termina, ¿eso quieres para ella?— las palabras de Megan me hacen estremecer. —Nosotros destruimos todo lo que tocamos, aquellos que intentan acercarse terminar perdiendo más de lo que ganan y lo sabes, esta no es una vida para alguien como ella, no la ates a un capo que solo le dar&aacu
Salgo de la cama, me rasco la cabeza y veo hacia todas direcciones, logro ver posters de grupos de rock y videojuegos, un pequeño escritorio con una laptop encima, podría jurar que estoy en la habitación de un adolescente. Tallo mi cara y me asomo hacia donde debería de estar Kurt quien parece apenas estar despertando.—Buenos días— me dice aun somnoliento y no puedo evitar sonreírle.—Buenos días… ¿cómo dormiste?—Me duele la espalda y ¿tu?— se levanta adolorido del colchón.—Gracias por prestarme tu cama— le digo sonriéndole algo apenada por saber que durmió incómodo.—Descuida, un placer, cuando quieras— camina hacia afuera de su habitación sobándose su espalda mientras yo tomo mi ropa y la veo con algo de molestia, en verdad no quisiera vol
Salgo de la habitación de la señora y la sigo escaleras abajo, la madera rechina como de costumbre al avanzar, cuando bajamos las escaleras veo en el pequeño comedor a Kurt, está leyendo el periódico y tomando leche directo del cartón, su mamá se acerca algo molesta y le arrebata el envase mientras lo ve con desaprobación.—Si sabes que existen los vasos ¿cierto?—Perdón, no quería ensuciar trastes— le sonríe socarronamente Kurt mientras su madre no desaprovecha la oportunidad y le da una palmada en la cabeza.—Claro, como los vas a lavar tú— la señora se acerca a la cocina, empieza a descolgar sartenes y voltea hacia mí cambiando su rostro cargado de hostilidad por uno más agradable y maternal. —Dime cariño, ¿Qué quieres desayunar?— Kurt la voltea a ver c