—Está perdidamente enamorado de ti —dice Edward en un susurro.
—¿Recuerdas a Kurt?
—¡Ja! ¿Quién podría olvidar al buen Kurt? —responde torciendo los ojos.
—No quiero que la historia se repita. Piero tiene buenos sentimientos, pero no pienso aceptarlo si… —Pienso dos veces antes de decirle que sigo enamorada de Nikolai.
—«Si sigues amando a Nikolai»… Lo sé —completa mi frase sin muchos ánimos. Se sacude la cabeza alborotando su cabello—. Samantha… por favor no me digas que sigues enamorada de ese tipo, no puede ser, después de todo lo que nos ha hecho… Empezando porque te abandonó…
—De hecho, para ser más exactos, yo lo abandoné —digo bajando la mirada.
—Tenías motivos, lo encontraste con otra mujer. ¡Ves! ¡Él follando con otra mujer y tú y la niña en casa! ¡¿Qué clase de…?!
—No estaban follando… solo vi que se besaron y después ella se comenzó a desvestir y…
—Bueno, no los viste en el acto, pero claramente lo i
Veo los platos ante mí, encimados unos en otros, cuando mis ojos se posan en los cubiertos me doy cuenta que hay más de los que conozco; me animo a levantar la mano para agarrar uno, pero desisto. —Hubieras dejado sentar a Piero entre los dos para que nos explicara cómo usar todo esto —le digo a Ed en voz baja. —Creí que tendrías conocimientos de etiqueta… —Levanta una cuchara ante sus ojos con confusión. —N… —Por poco y pronuncio su nombre, no me imagino la cara de mis padres al decir «Nikolai» a los cuatro vientos— …siempre me explicaba, pero… no me acuerdo —le digo entre dientes. —¿N? —Frunce el ceño confundido—. ¡Ahhh! ¡N! ¡Claro! —Deja la cuchara en la mesa y pone sus manos en el regazo, feliz de haberme entendido. —Creo que me quiere doler la cabeza. —Pongo mi mano en mi sien. —¿Sufres de dolores de cabeza constantes? —pregunta Catalina viéndome preocupada. —Solo cuando se estresa —responde Ed por mí. —Solo cuando
—Era prácticamente una mercenaria, pertenecí a un grupo que me acogió de pequeña cuando era huérfana y aprendí tan rápido el negocio que terminé comandándolo. Tu padre me encontró y me pidió un par de favores bien remunerados, el trabajo nos unió y cuando me di cuenta ya tenía el anillo de matrimonio en mi dedo. —Ve su anillo en la mano y sonríe. —Vaya… tal para cual… ¿Por qué cubrías tu rostro? Giro la máscara y noto que tiene unas correas para mantenerla sujeta a la cara y algunas esponjas en frente y pómulos. El material es muy grueso, tamborileo con las uñas y un sonido metálico como de monedas cayendo suena en la habitación. —Está hecha de kevlar —responde orgullosa a la pregunta que no formulé, para después responder a la que si hice—. A diferencia de tu padre, yo caminaba entre la gente, sin miedo, nadie conocía mi rostro, nadie sabía que yo era esa asesina que todos conocían como Smiley, podía tener una vida relativamente normal. —Una vida rel
—No es tonto, solo eres una mujer enamorada y arrepentida. —Catalina acaricia mi mejilla con cariño. —Se lo debo. —Intento sonreír y una lágrima escurre por mi mejilla—. Después de lo que hice en Viena, después de abandonarlo de esa forma, creo que es lo mínimo que puedo hacer para estar en paz conmigo misma. —Bien, pero no dejaré que lo hagas sola, es muy peligroso… Escoge gente de confianza que te acompañe a cada paso que des, yo me encargaré de que tu padre te de lo que necesitas. —Me sonríe y me abraza de forma maternal—. Además, necesitarás cubrir tu identidad, sería peligroso que Nikolai te descubriera, no sabemos que intenciones tendría hacia ti, así que… —Toma la máscara y la sobre pone en mi cara— …bienvenida de regreso, Smiley. ♠ —¿Me estás diciendo que quieres armar un grupo de asalto enmascarado? —pregunta Ed sonriendo de medio lado mientras presiona los botones del control del Xbox con desesperación intentando ganarme en Mortal Kombat.
—Oleg arrancó el seguro de una granada, yo era su objetivo y lo único que pasaba por mi cabeza era… lanzarme sobre ella, era la única forma que se me ocurría para que la explosión no alcanzara a Cristina y a María, ellas eran lo único que me importaba, lo único que me quedaba y quería proteger aunque perdiera la vida. —Pierde las fuerzas, se recarga sobre la pared al lado del retrato del primer Zorro y esconde su rostro entre sus manos. »Una explosión sacudió el pasillo, este se empezó a desmoronar y caer en pedazos hacia la planta baja, los hermanos Rudenko buscaban no perder el equilibrio así como yo; me agarré con fuerza del barandal mientras Oleg resbalaba y lanzaba de forma errática la granada. El piso debajo de mis pies se fracturó y cayó arrastrándome, pero pude ver como la puerta de la habitación se abría. »De seguro Cristina estaba asustada por la explosión y quería huir, si hubiera mantenido la puerta cerrada, la granada no hubiera entrado. No pudieron sali
Al principio espero ver a Piero corriendo detrás de mí, pero no es así, a quien veo es a Anette trotando con sus tacones de aguja, se detiene a unos pasos, agarrándose las manos con nerviosismo y abriendo la boca sin decirme nada. —¿Qué quieres? —pregunto de mala gana, tengo prisa por irme y se nota. —Escuché que estás organizando una escuadra para ir contra los rusos —dice Anette sin darle vueltas al asunto. Suspiro apesadumbrada. No es que desconfíe de ella, pero está tan ligada a Piero que no quiero seguir recibiendo negativas. —Así es, regresaré a ese gulag por respuestas… Necesito a mi hija. —Aprieto los dientes y trato de respirar pausadamente para evitar llorar. —La extrañas —dice y su mirada delata que percibe mi dolor, como si pudiera olerlo en el aire. —¿La extraño? ¡La necesito! —Un sollozo se apodera de mi boca y tengo que cubrirla con mi mano—. Mi bebé, mi changuita debe de tener miedo y frío, debe de estar preguntando por
Veo toda clase de estructuras metálicas colgando alrededor, desde puertas enormes, vigas, marcos para ventanas y canceles. Los hombres de alrededor voltean a ver a Anette quien parece estar en una pasarela, dando pasos firmes, haciendo sonar sus tacones por encima de los ruidos del lugar. Me doy cuenta que todo lo que hablábamos en el auto era cierto, los hombres pierden la noción de lo que estaban haciendo por lo menos unos segundos, si el techo se cae sobre nosotros, nadie lo notaria porque todos están pendientes del andar cadencioso de mi acompañante. Al fondo encontramos a un tipo fornido de piel canela y barba negra abundante, se retira los googles de protección al descubrir la presencia de Anette; se sonríen de forma coqueta los dos y me siento incómoda haciendo mal tercio. —Necesito que me ayudes con algo. —Anette toma la bolsa de tela y se la ofrece. El hombre –sin decir ni una sola palabra– saca la máscara y la revisa por ambos lados con aten
—Te habías tardado en venir… Esto es lo que Óscar me dio a tu nombre… —dice Dusha estirando los brazos, mostrándome la elegante estancia con orgullo.—¿Te gustó?—Me encantó, es mejor que el anterior. Tendrás todos los hombres que pidas y demandes. —Me guiña un ojo y me da un golpecito en el pecho con su abanico.—¿Ya llegó Yakov?Mi pregunta la hace torcer la mirada; el simple hecho de escuchar ese nombre la indigesta. Después de un suspiro pesaroso me da la espalda y comienza a caminar hacia uno de los pasillos.—Por aquí, te está esperando.Avanzo detrás de ella internándome por el pasillo que lleva al interior del teatro; no esperaba que la mayoría der las butacas y palcos estuvieran ocupados tanto por hombres de Yakov como por hombres de Óscar y míos. Esta n
—Esta señorita me la presentó Irina con fines recreativos, deberían de tener más cuidado, pues era una espía italiana —hablo en voz alta dejando que el resto de los presentes puedan escuchar a la perfección mis acusaciones.Sé –así como Yakov– que la pobre Zhenya no tenía nada que ver con los italianos, pero no pueden decirme lo contrario, Rudenko tendría que admitir que esta chica era su amante y secretaria, eso lo volvería sospechoso también y no creo que esté dispuesto a aceptarlo, no pondría en duda su compromiso hacia La Bratvá por una chica que solo le servía de entretenimiento. Claramente esta mujer era parte de su treta y ahora solo pueden fingir demencia, ignorar su muerte y aceptar mis palabras.—Imposible… ella… —Irina aprieta los dientes y busca con la mirada a su padre intentando que él sea