—No voy a discutirlo una vez más, tú te quedarás aquí mientras nosotros vamos — la orden de Taylor era firme, él no deseaba arriesgar la vida de la mujer que amaba, por más capaz que ella fuera. Ahora se trataba de impedir que el sujeto que se hacía pasar por el presidente fuese raptado y que la mayoría de los militares que se habían ofrecido voluntariamente se mantuvieran con vida.
Ninguno conocía el poder del armamento de Ivanov, pero debían hacerle frente a cómo diera lugar, solo de esa forma todo se detendría y podrían regresar a sus vidas normales, ese era el más grande deseo de Roksana y Taylor daría su vida si era necesario para que ella pudiera gozar un poco más de paz.
—Pero… — masculló Roksana fru
Roksana le dio un último vistazo a las cámaras que estaban en los cuerpos de sus compañeros. Estas revelaban con claridad las afueras del sitio en el que ella se encontraba ¿Qué había sucedido? Tenía la esperanza de que todo hubiera salido bien y que el cuerpo de Ivanov viniera con ellos. Corrió apresuradamente a encontrarse con el resto del equipo, había menos personas de las que habían salido minutos antes.—¿Qué sucedió? — preguntó ella con un gesto de sorpresa y preocupación. Con su mirada examinaba cada uno de los cuerpos y rostros de los que habían llegado, se veían bastante perturbados debido a la lucha anterior, de la cual, a pesar de haber ganado con aquella batalla, sufrían la pérdida de cerca de diez de sus compañeros. Una semana pasó con velocidad, en la cual se realizó el funeral de los soldados de la manera más honrosa posible; a pesar de que Roksana debía mantener su perfil bajo, sus compañeros, los tenientes Taylor y Nathan, fueron los responsables de dar las palabras que Roksana habría dicho en esa ocasión si pudiera. El dolor entre los familiares de los soldados estaba más que presente, Roksana nunca podría olvidar el sonido de los gritos desgarradores de esas mujeres y de sus hijos… sin duda, sería una mancha que no se borraría nunca del pasado de ellos; pero que, se volvería un motivo más grande para dar por terminada su lucha, conseguirían sus objetivos en nombre de esos diez valientes hombres.La ciudad se encontraba en alerta, la noticia de que el presidente había sido hallado, se veía contraCapítulo 96 – El oponente más fuerte
Las manos de Roksana estaban sudorosas y su corazón latía con fuerza, se estaba anticipando a lo que se avecinaba, sin tener claridad de lo que podría tratarse; si llegaba a ser algo relacionado con su padre, no llegaría a sorprenderle del todo, debido a que ese hombre no conocía los límites.La puerta se abrió revelando a un par de hombres armados, sus ojos recorrieron la habitación hasta que estos se posaron sobre Roksana. Eran personas desconocidas para ella; sin embargo, no podía hacer nada para acercarse, no tenía ningún tipo de arma en su poder y, no debía dejar a un lado a sus pequeños niños.—¿Quiénes son? — preguntó la joven sin moverse ni un solo centímetro. Los pequeños estaban escuchando lo que sucedía, y lentamente se fueron dando cuenta de que no se trataba de un juego, sino que todos ellos estaban en peligro.Los hombres no se dispusieron a hablar, uno de ellos con una señal en su mano le indicó que se acercara, esa escena se le hacía bastante similar; a diferencia de l
—¿Saben? Será una lástima desperdiciar municiones con ustedes… Además, hay mucho que deben decir, no estoy muy segura de que resistan los métodos de interrogación que se hacen en la Madre Rusia, ¿No? — susurró muy cerca de su interlocutor, una sonrisa de lado se hizo presente. Irguiéndose observó a sus compañeros —hay que curarlos, nos encargaremos de ellos después de asegurarnos que se encuentren estables — ellos asintieron y los tomaron para llevarlos lejos —Yo me encargaré personalmente de ellos — añadió en árabe, asegurándose de que solo los individuos lograran entenderla.—¿Qué acaba de pasar? — preguntó Isabella sin salir de su asombro, se acercó a su compañera y comenzó a revisar cada rincón de su cuerpo —¿estás bien? ¿No estás herida? Vamos a la enfermería — ordenó rodeando a su amiga por la espalda, a pesar de que Isabella intentara ser de ayuda y estuviera preocupada por su amiga, ella no dejaba de temblar.La enfermera se dedicó a revisar el cuerpo de Roksana, pero no hubo
—¿Regresarás a Rusia? — preguntó Taylor sintiendo cómo un nudo se formaba en su garganta, no resistiría sufrir una nueva separación a pesar de que nada se hubiera formalizado entre ambos. —¿De verdad lo harás? — cuestionó por segunda vez sin despegar su mirada de la joven.—No, no deseo irme… quiero encontrar mi camino, sin olvidar quién soy realmente. Porque, no importa cuantas veces cambie mi identidad, la verdad es que en ninguna de ellas podré borrar verdaderamente mi pasado — una melancólica sonrisa se posó en su rostro, ella no sabía exactamente qué sería de ella; sin embargo, haría las cosas lo mejor que pudiera, además de eso, debía centrarse en detener a su propio padre.A un par de metros, Nathan observaba a la pareja de tórtolos, sin la intención de querer interrumpirles. Había notado que, después de que Roksana regresara, no habían pasado el suficiente tiempo juntos ¿Debería hacer algo para poder ayudarles? Sentía que estaba viviendo una película de acción romántica, pero
No había manera de que Petrova cambiara el punto en el que se encontraba el presidente si haberlo conversado anteriormente con el equipo, además de que Kyra permanecía aún en Rusia, ninguno de ellos estaba en la posición adecuada para hacer un cambio semejante. A menos de que se tratara de una real emergencia.—¿Están pensando lo mismo que yo? — cuestionó Roksana leyendo una vez más la nota. Había una palabra clave en el texto, señaló a esta y se la enseñó a Nathan, el cual comprendió de inmediato lo que estaba sucediendo. —¿Sabes qué es lo que debemos hacer, no es así? — él asintió. Los dos restantes no comprendían el código que ellos dos estaban empleando. —Les explicaré en el camino, por ahora, debemos ir al lugar en el que escondimos al presidente — las palabras que salieron de Roksana fueron bastante claras, lo suficiente para que los que se encontraban en recuperación lograran escucharlo; habían sido tan claras, que la enfermera que estaba encargada de la recuperación de los ter
Tanto Nathan como el comandante habían sido encontrados libres de micrófonos, al parecer, el único que había sido puesto en Nathan, había sido descubierto a tiempo. Roksana misma se había encargado de dejarlo en el mismo uniforme de la enfermera, se había percatado de la manera en la que ella interactuaba con su compañero, además del momento en el que ella aparentó haberse estrellado con él, con la intención de incrustarle el mismo. Todo eso lo había visto a través del reflejo de la ventana.—¡¿Por qué fui yo el único que lo tenía?! — se quejó Nathan de manera extremadamente infantil, lo que tomó a Taylor y al comandante por sorpresa, no habían llegado a ver esa faceta del teniente.—Querido… — susurró Roksana dándole unas palmaditas en el hombro intentando «animarlo» —justamente porque fuiste el único que se dejó manosear por la enfermera — gruñó Roksana negando con su cabeza —eres demasiado… demasiado… — masculló —no sé lo que eres, pero igual le diré a Vero, a ver si de esa manera
—¿Qué es eso? — preguntaron con un gesto de sorpresa. Por un momento pensaron que se trataba de un animal; sin embargo, era demasiado grande como para que un animal de ese tamaño se dejara encerrar en un bulto, por lo menos presentaría resistencia ¿No era de ese modo?—Esperen aquí, veré de qué se trata — expuso Roksana con un poco de curiosidad, desabrochó su cinturón de seguridad y abrió la puerta. «Es-espera, uno de nosotros debería ir, eres una mujer ¿Recuerdas?» masculló Taylor intentando detener a su compañera. —Tienes razón, yo soy la mujer aquí, por lo tanto, debo ir — sonrió de manera serena mientras retiraba con cuidado el brazo de Taylor del suyo, el cual le estaba impidiendo dejar el vehículo.Con pasos seguros y precavidos al mismo tiempo, la joven se acercó al revisar lo que había en el interior de la bolsa, era demasiado larga como para ser un cuadrúpedo ¿Podría tratarse de alguna serpiente? No, no lo era, parecía tener extremidades. Tomando una vara algo larga se aprox