Mis pasos se detuvieron al escuchar a Taylor, ¿había algo brillando en mi ropa? Rápidamente, arrojé las brochas en dirección de Taylor mientras comenzaba a examinar mi cuerpo ¡¿Cómo sería posible que tuviera algo así en mi ropa?! —Tranquilízate, era solo una broma— susurró —solo quería comprobar si me estabas escuchando— elevó los hombros con una pequeña sonrisa en el rostro. Esta para nada era una broma inocente. —¿Quiere saludar a mi abuelita, teniente Johnson? Porque con mucho gusto le envío en primera clase— di unos pasos en su dirección, él simplemente se quedó estático, no despegaba sus ojos de mí —espero que sea la última vez que hace una broma de esas— sentencié, encaminándome una vez más en dirección de la habitación del señor Johnson. Debía hacer que hoy se levantara por lo menos una vez de esa cama, lo cual, sería muy claramente una misión bastante difícil, si es que tanto deseaba que yo no terminara mi trabajo en esta casa. Si el señor conoce mi verdadera identidad, las
Logré ver cómo Taylor pasaba un grueso trago de saliva por su garganta, sus ojos estaban fijos en mí, estos viajaban de los míos a mis labios. Una especie de corriente eléctrica recorrió mi cuerpo, podía sentir cómo mi respiración había comenzado a dificultarse. A pesar de que me estaba costando controlar mi respiración, no podía mostrarme nerviosa, por esa misma razón mis ojos estaban fijos sobre él sin ningún tipo de expresión en el rostro. —Sharon— susurró —sé que no es el momento; sin embargo, lo siento— masculló por segunda vez mientras unía sus labios con los míos, lentamente me rodeaba por la cintura, entre tanto yo no lograba salir de mi estado de asombro. No era lo correcto, pero al final de cuentas, terminé correspondiendo. Una diminuta sonrisa se asomó por sus labios, mis manos se deslizaron hasta que terminé rodeando su cuello con mis brazos; en ese momento nuestros cuerpos estaban tan cerca que, el sentir sus palpitaciones era completamente posible. Antes de separarnos
—¿Por qué te encuentras tan callada? — bufó, una sonrisa de lado se formó en sus labios, era una sonrisa fastidiada y cansada. —Tienes algo que ver, ¿no es así? Eres una arpía— escupió —pero no te preocupes, tu dicha no durará mucho, me encargaré personalmente de ello. Dicho eso, ella se alejó de la misma manera en la que había llegado. El señor Johnson sostenía su mirada en mí. —Sabía que mi hijo lo cancelaría en un punto, pero ¿Por qué razón ella te está inculpando a ti? —Ella me inculpa por todo lo malo que le sucede. Señor Johnson, lo sabremos cuando su hijo explique la razón por la que canceló su compromiso— susurré dudosa. ¿Se debía a mí? Esa era una razón lógica, mas me negaba a aceptarlo. —Señor, yo también deseo conocer el motivo que lo impulsó a tomar la decisión; además de eso, me tomó tan de sorpresa como a usted— confesé negando delicadamente con la cabeza. ¿Por qué haría algo tan imprudente? Suficientes problemas tenía ya como para agregar a una Irene despechada a mi l
—Nathan, no es el momento, por favor— supliqué tomándolo del brazo. ¿Por qué había actuado tan impulsivamente? ¿Estaba fingiendo ser un novio ofendido o simplemente usaba la oportunidad que se le presentaba para golpear a Taylor? —Te estás pasando de listo, Johnson — señaló en un enfurecido tono de voz. Mis ojos se encontraron con los de los señores, me sentía tan avergonzada que mi rostro estaba enrojecido, no sabía con exactitud qué palabras debía decir o qué debería hacer a continuación. Dejar a Nathan aquí sería desastroso. —Me disculpo por lo que acaba de suceder, lo mejor es que Nathan y yo nos vayamos, necesito hablar con él— le dediqué una última mirada a Taylor, él nos observaba sin ninguna expresión, su labio estaba sangrando y yo no debería interferir, por más que deseara hacerlo. Con mi mano en la espalda de Nathan y un leve empujoncito lo saqué del lugar. ¿Debería darle un sermón? No, no era lo correcto, al igual que lo que él hizo estaba mal… yo también influí en esta
El cuerpo de Verónica se tensó en el momento de ver al hombre que estaba siendo dominado por Larry. Sus pasos se habían detenido de manera abrupta, mientras sus manos comenzaban a temblar con lentitud. ¿Qué estaba sucediendo en este preciso momento y qué estaba provocando el que ella reaccionara de esa manera? ¿Quién era el hombre al que Larry sujetaba por el cuello? —Nathan, acompaña a Verónica. Me acercaré a ver qué con ellos— sentencié y marché de manera firme mientras mis ojos se mantenían puestos en los hombres. Por el rabillo del ojo estaba observando cada uno de los movimientos de la camarera, si tan solo puedo llegar a estar cerca de ella por unos tres segundos, podría implantarle un rastreador en su ropa. Al estar lo suficientemente cerca de Larry, puse mi mano sobre su hombro —Déjalo ir, por favor— susurré con calma intentando transmitir esa serenidad a los presentes. Detallé el rostro de la persona contraria, ahora podía entender la reacción de Verónica, ese hombre era su
R O K S A N A (Sharon) Unos minutos atrás, la camarera me había explicado que el hombre que estaba siendo golpeado era su tío y que no permitiría que nadie dañara a su familia ¿Tan poca virtud y moralidad tenía esa escoria para tolerar el abuso que Verónica sufrió? ¿Cómo podría defender a un criminal? —Bienvenida— sonreí abriendo la puerta de mi departamento —no es el mejor lugar de todos, pero al menos no estarás sola. Será hasta que Larry salga de su visita a los oficiales— una radiante sonrisa se posó en los labios de Verónica, era como si ella hubiera encontrado el final de ese arco multicolor. —¡Gracias! — exclamó y me abrazó con demasiada fuerza, aún estaba temblando, ella aún se encontraba nerviosa. —No sé cómo podría agradecerles— un suspiro se escapó de sus labios. Se veía tan inocente y tan honesta. Una parte de mí se alegraba de que los sentidos de Nathan no estuvieran mal en esta ocasión. —Nathan. Cuida aquí de Verónica, yo saldré un momento, debo asegurarme de que la
—¿Vestirme cómo Verónica? — preguntó con un poco de duda. —¿No deberías ser tú la que se viste de ella? — cuestionó elevando una de sus cejas mientras tragaba grueso. —No tenemos tiempo para discutir, además de eso, debo estar preparada para defenderte— sonreí —si simulo estar acostada, no será tan rápido a comparación— di unos golpecitos en su hombro —ve rápido. En los dos minutos siguientes, Taylor ya estaba en posición, por mi parte estaba detrás de una de las puertas, ellos entrarían muy posiblemente por la entrada principal y no me verán. Ninguno pensaría que Verónica estaría en una casa diferente, ella había dicho que le había costado hallar amigos desde que llegó a la ciudad. La cerradura comenzó a hacer unos pequeños sonidos, lo que indicaban que la prima y el tío de Verónica estaban en el lugar. La puerta se abrió y el sonido de sus pasos inundaba la habitación. Taylor se encontraba en su posición, recostado en el sofá, se había puesto uno de los abrigos de Verónica lo q
Con una pequeña y nerviosa sonrisa, marqué una segunda vez, más les valía que respondieran porque del caso contrario estas ratas podrían escapar una vez más, y estaba segura de que, si lo hacían, se esconderían peor que una cucaracha. —Sharon ¿Sucedió algo? — preguntó Nathan al otro lado de la línea. Sentía como un peso me era quitado de encima, solo era cuestión de tiempo para que Verónica se enterara de lo que estaba sucediendo en su casa, rogaba a que ella pudiera comprender rápidamente qué información, yo quería que ella diera, que siguiera el juego de mis palabras. —Hola cariño, ¿Vero está contigo? — mi voz sonaba bastante tranquila, eso era lo que necesitaba, ahora podría hacer que estos quedaran apresados en su foso. De solo pensar en lo horrible que habían tratado a Verónica me llenaba de coraje, con solo ver cómo ese hombre pasaba sus manos por sobre Taylor, me daban náuseas ¿Cuánto tuvo que haber vivido la pequeña Verónica? —Ella se estaba dando un baño, han pasado algunos