—De inmediato— sonrió con un poco más de esperanza —al parecer sí podré dormir hoy.Nathan se sentó una vez más frente al ordenador. Algo sobre el sujeto que estaba escapando esta mañana me daba una sensación para nada agradable, además que agradeciera por salvar a su jefa ¿A qué se debía eso?Hasta ahora no había llegado a escuchar un tipo de agradecimiento como ese, además de que esa tarjeta terminó muy cerca de mí, ¿una coincidencia? No debía confiar en nada, todo tendría que ser sometido a una investigación antes de ser considerado una prueba.Fui en busca de esa tarjeta, a pesar de haberse adentrado la noche, tendría que hacer el intento de comunicarme con Verónica. Si era una trampa, les haría creer que había caído en ella.—¿Hola? Encontré esta tarjeta esta mañana en el suelo y me gustaría saber si…— el sonido de una chillona voz resonó en mi oído al otro lado de la línea.—¿Eres tú la joven del cine? La que me salvó de ese hombre— cuestionó con un tono bastante dulce, mi ceño
Mientras Taylor y el teniente se dirigían a casa de Sharon, ella y Nathan depositaban el contenido de la caja sobre la mesa. Sus miradas se mostraban seguras y, con un asentimiento, se pusieron un par de guantes, Sharon temía que, de alguna manera, tuvieran veneno. Lo sé, un poco exagerado de su parte, pero en la guerra todo se valía, todo era posible si salía de la mente humana, no importaba lo tenebroso que llegara a ser. —¿Estás listo? — pregunto Sharon elevando una de sus cejas —iniciaremos buscando cualquier señal que nos indique la presencia de un micrófono o cámara. — susurró señalando en dirección de los cosméticos. Una ligera risa se abrió paso por entre los labios de Nathan, ¿había dicho algo gracioso? Como sea, debíamos regresar al trabajo. —Se me hace que estás siendo algo exagerada— balbuceó. —Créeme si te digo que esta llegó a ser una de las maneras más comunes de asesinar a alguien en el medio oriente, hace un par de años— él tragó grueso —de hecho, era mucho más usa
—¿A dónde vas? — preguntó Taylor casi corriendo detrás de mí —Sharon ¿Me estás escuchando? — asentí sin detener mi caminar, debía encontrarme con «Verónica» si es que ese era su verdadero nombre. —Quédate junto al señor Johnson, tengo algo que hacer— sentencie abandonando la Casa Blanca. Las miradas de los guardias estaban sobre mí, quizá porque era la primera vez en la que veían a Sharon con el ceño fruncido. ¿Quién se atreve a amenazar al presidente conmigo cerca? Doy mi palabra de que esa persona la pagará muy caro. Frente a mis ojos estaba la tienda de «Verónica» había algunas personas y lo mejor era que yo no ocasionara un alboroto, llamar la atención era lo que menos quería. —¡Sharon! Es una gran sorpresa verte aquí— sonrió ella acercándose a mi dirección —¿Puedo ayudarte en algo? Preguntó, sin que su sonrisa se hiciera más chica ni un solo instante. —Sí, de hecho, venía a buscar algunas brochas— correspondí a su sonrisa —además, debo agradecerte por el detalle, realmente me
Mis pasos se detuvieron al escuchar a Taylor, ¿había algo brillando en mi ropa? Rápidamente, arrojé las brochas en dirección de Taylor mientras comenzaba a examinar mi cuerpo ¡¿Cómo sería posible que tuviera algo así en mi ropa?! —Tranquilízate, era solo una broma— susurró —solo quería comprobar si me estabas escuchando— elevó los hombros con una pequeña sonrisa en el rostro. Esta para nada era una broma inocente. —¿Quiere saludar a mi abuelita, teniente Johnson? Porque con mucho gusto le envío en primera clase— di unos pasos en su dirección, él simplemente se quedó estático, no despegaba sus ojos de mí —espero que sea la última vez que hace una broma de esas— sentencié, encaminándome una vez más en dirección de la habitación del señor Johnson. Debía hacer que hoy se levantara por lo menos una vez de esa cama, lo cual, sería muy claramente una misión bastante difícil, si es que tanto deseaba que yo no terminara mi trabajo en esta casa. Si el señor conoce mi verdadera identidad, las
Logré ver cómo Taylor pasaba un grueso trago de saliva por su garganta, sus ojos estaban fijos en mí, estos viajaban de los míos a mis labios. Una especie de corriente eléctrica recorrió mi cuerpo, podía sentir cómo mi respiración había comenzado a dificultarse. A pesar de que me estaba costando controlar mi respiración, no podía mostrarme nerviosa, por esa misma razón mis ojos estaban fijos sobre él sin ningún tipo de expresión en el rostro. —Sharon— susurró —sé que no es el momento; sin embargo, lo siento— masculló por segunda vez mientras unía sus labios con los míos, lentamente me rodeaba por la cintura, entre tanto yo no lograba salir de mi estado de asombro. No era lo correcto, pero al final de cuentas, terminé correspondiendo. Una diminuta sonrisa se asomó por sus labios, mis manos se deslizaron hasta que terminé rodeando su cuello con mis brazos; en ese momento nuestros cuerpos estaban tan cerca que, el sentir sus palpitaciones era completamente posible. Antes de separarnos
—¿Por qué te encuentras tan callada? — bufó, una sonrisa de lado se formó en sus labios, era una sonrisa fastidiada y cansada. —Tienes algo que ver, ¿no es así? Eres una arpía— escupió —pero no te preocupes, tu dicha no durará mucho, me encargaré personalmente de ello. Dicho eso, ella se alejó de la misma manera en la que había llegado. El señor Johnson sostenía su mirada en mí. —Sabía que mi hijo lo cancelaría en un punto, pero ¿Por qué razón ella te está inculpando a ti? —Ella me inculpa por todo lo malo que le sucede. Señor Johnson, lo sabremos cuando su hijo explique la razón por la que canceló su compromiso— susurré dudosa. ¿Se debía a mí? Esa era una razón lógica, mas me negaba a aceptarlo. —Señor, yo también deseo conocer el motivo que lo impulsó a tomar la decisión; además de eso, me tomó tan de sorpresa como a usted— confesé negando delicadamente con la cabeza. ¿Por qué haría algo tan imprudente? Suficientes problemas tenía ya como para agregar a una Irene despechada a mi l
—Nathan, no es el momento, por favor— supliqué tomándolo del brazo. ¿Por qué había actuado tan impulsivamente? ¿Estaba fingiendo ser un novio ofendido o simplemente usaba la oportunidad que se le presentaba para golpear a Taylor? —Te estás pasando de listo, Johnson — señaló en un enfurecido tono de voz. Mis ojos se encontraron con los de los señores, me sentía tan avergonzada que mi rostro estaba enrojecido, no sabía con exactitud qué palabras debía decir o qué debería hacer a continuación. Dejar a Nathan aquí sería desastroso. —Me disculpo por lo que acaba de suceder, lo mejor es que Nathan y yo nos vayamos, necesito hablar con él— le dediqué una última mirada a Taylor, él nos observaba sin ninguna expresión, su labio estaba sangrando y yo no debería interferir, por más que deseara hacerlo. Con mi mano en la espalda de Nathan y un leve empujoncito lo saqué del lugar. ¿Debería darle un sermón? No, no era lo correcto, al igual que lo que él hizo estaba mal… yo también influí en esta
El cuerpo de Verónica se tensó en el momento de ver al hombre que estaba siendo dominado por Larry. Sus pasos se habían detenido de manera abrupta, mientras sus manos comenzaban a temblar con lentitud. ¿Qué estaba sucediendo en este preciso momento y qué estaba provocando el que ella reaccionara de esa manera? ¿Quién era el hombre al que Larry sujetaba por el cuello? —Nathan, acompaña a Verónica. Me acercaré a ver qué con ellos— sentencié y marché de manera firme mientras mis ojos se mantenían puestos en los hombres. Por el rabillo del ojo estaba observando cada uno de los movimientos de la camarera, si tan solo puedo llegar a estar cerca de ella por unos tres segundos, podría implantarle un rastreador en su ropa. Al estar lo suficientemente cerca de Larry, puse mi mano sobre su hombro —Déjalo ir, por favor— susurré con calma intentando transmitir esa serenidad a los presentes. Detallé el rostro de la persona contraria, ahora podía entender la reacción de Verónica, ese hombre era su