Fernando no tenía nada que ofrecerle no tenía que darle a Daina por eso no quería embarazarla, aunque eso también era un sueño para el darle un hijo cuando de pronto el padre de Daina entra a la habitación mirando con total desconfianza a Fernando y a su hija quien estaba con total nerviosismo, pues tenía miedo de ser descubierta. — ¿Qué está pasando aquí? —preguntó Diego haciendo que Daina se pusiera de mil colores. — Nada, señor, solo estábamos hablando — habló Fernando, haciendo que él lo mirara de arriba a abajo. — Bueno, pues ya es tarde de estar platicando. Daina ve a tu habitación, ya es hora de que te duermas — respondió Diego con total desconfianza. Por lo que Daina se va a su habitación, tenía miedo de ser descubierta, al igual que Fernando, quien tenía miedo de que su padre se hubiese dado cuenta de que algo había pasado entre ellos dos. Sin embargo, y para buena suerte de ellos, el padre de Daina no se había dado cuenta. Ella estaba feliz, se había entregado a Fernand
—Perdón, amor, estaba dormida, aún sigo muy mal — respondió Daina enferma, haciendo que Fernando quisiese estar con ella, pero por su trabajo no podía estar con ella como tanto deseaba. Ambos colgaron la llamada. Daina durmió de nuevo, estaba tan débil que no podía sostenerse de pie. A su padre le preocupaba su salud, pues nadie sabía qué era lo que tenía. Fernando le desesperaba que su novia estuviese enferma, trataba de hacerla sentir bien, pero ella siempre enfermaba. Una noche se puso grave, tenía escalofríos y no paraba de vomitar. Diego intentaba bajarle la fiebre a Daina también le ayudaba a comer, pero eso era imposible, ella no comía nada. Puesto que le pusieron un medicamento fuerte, pues tenían que parar la fiebre y el vómito que tenía paso más de una semana Fernando fue a verla a la casa y quedarse con ella esa misma noche ambos veían películas mientras estaban acostados sin darse cuenta sé ambos se quedaron dormidos su padre fue a ver, ya que no escuchaban ningún ruido
En ese instante ahora más que nunca necesita a su madre cerca que le dijera que luchará o bien que no la dejara desprotegida como ella ahora se sentía su ansiedad le hacía pensar que no valía nada que no era suficiente que era mala persona y que por eso merecía todo lo malo su hermana quería ayudarla llevándosela con ella quería protegerla de todos hasta de su papá, pero ella por fin se había quedado dormida. — Fernando, no le hables a mi hermana ahorita, ella está muy mal — habló Rocío un tanto enojada. —Ayuda a Daina ella se quiere morir, no quiere vivir, me lo dijo en esa llamada — habló Fernando, preocupado. — Si la ayudaré, no te preocupes, me la voy a llevar a la ciudad — respondió Rocío colgando aquella llamada. Puesto que llama a su hermana quien no contestaba, pues Daina necesitaba estar sola necesitaba lidiar con esa soledad y esa ansiedad que la estaba matando poco a poco, pues en el fondo ella quería morir quería desaparecer del mundo si fuese necesario paso la noche e
Daina se quedaba callada, no quería creer que Fernando era un tipo un tanto despreciable. No quería creer que él fuera esa clase de persona no quería escuchar que él no la quería no la amaba y que el verdadero significado del amor era no dejarla en sus peores momentos, sin embargo, él no la quería simplemente se dedicaba a lastimarla, por otro lado, Leonardo quería a Daina con todas las fuerzas de su alma, pero ella simplemente se había enamorado de Fernando. Aún no lograba entender qué había visto Daina en Fernando. ¿Por qué se había enamorado de el porqué dejó de quererlo tan de repente o, mejor dicho, porque había dejado de amarlo? Dudas asaltaban a su mente que se había convertido en un caos. —Tal vez será mejor que olvides a Daina — dijo su mejor amigo mirando a Leonardo quien rompió con sus dedos el lápiz que sostenía en sus manos. — Como si fuese tan fácil olvidarla y hacer como si nada hubiese pasado —habló Leonardo aventando los pedazos del lápiz. — Ella dejó de quererte
― Fernando ― hablaba Daina frente a su lugar de descanso, su voz se escuchaba entrecortada, era tanta su tristeza que no aceptaba que él había partido.Simplemente, su corazón no podía permitir tanto dolor, pues ella se sentía desolada al ver que no estaría más a su lado como él lo prometió, quiso culparlo, quiso odiarlo porque él no quiso quedarse lamentablemente, él se llevó una parte de ella dejándola destrozada...Corría el año de 2020 la época de la rebeldía era algo muy en común donde ya no existían los valores era muy común, sin embargo, Daina era una chica que le gustaba divertirse, pero su padre no la dejaba hacer lo que todas las chicas de su edad salían, pues su padre la tenía bajo el dominio que debía estar en su casa y con su hermano tenía a su novio un chico el cual su padre conocía perfectamente y el cual decía que era un hombre perfecto para ella por todo eso ella se hizo tímida insegura y hasta muchas veces inmadura nunca tuvo una figura materna alguien con quien plat
«Arréglate esta tarde iremos a cenar» decía Leonardo en un mensaje, ella estaba a punto de arreglarse cuando de pronto recibió otro mensaje, era de su hermana diciéndole que vio a su novio con otra pareja, con otra mujer, ella al ver las fotos sentía que su mundo se caía y se derrumbaba esa tarde quiso llorar quiso gritar, pero tenía que guardarlo, ya que su padre diría «Te dije que solo que utilizan» puesto que decidió guardar todo lo que tenía todo lo que sentía como una especie de mochila...Pensaba que aquello era lo mejor, guardarse todo lo que realmente sentía, dejando que él hiciera lo que quisiera, ya que siempre tenía un lema total, todos los hombres engañan y eso solo un rato, aunque en el fondo ella quería casarse y que un hombre la entendiese y la amara.Más tarde ella se arregla y se maquilla como si nada hubiese pasado para salir con Leonardo quien la esperaba en su carro, Daina lo ve, se preguntaba si realmente era el hombre que le convenía las fotos por dentro, la habí
Tenía amigos que se preocupaban por ella le estimaban demasiado, pero por algún motivo ella no lograba verlo por lo que cerraba los ojos fingiendo estar alegre aunque en el fondo ella se sentía desolada si sentía esa desolación esa necesidad llamada amor de sentir que de verdad alguien la puede amar era poco su amor propio que no se daba cuenta de que era la más bella que sus ojos podían ver o mejor dicho el espejo que muchas veces él ha renegado mirarse era tanta tristeza que tenía que pensar que no valía la pena como persona muchas veces ella pensaba morirse, pero veía a su hermano ese pequeño que necesitaba de ella y era su más grande tesoro que le permitía luchar en esta vida que solía ser cruel y áspera. Daina tenía a ese ser de luz que le permitía tener algo de fortaleza, trataba de ser buena niña, pero se sentía asfixiada, su papá siempre la tenía atenida, a lo que él decía no era válida su opinión cada vez que trataba de convivir con la gente ella se volvía tan hermética que
Efectivamente, nada estaba bien, Leonardo estaba herido de gravedad y no había manera de localizar a sus familiares ni siquiera a su prometida que estaba con el alma en un hilo. Pasaron los días para Daina eran los más largos de su vida, al no saber nada de Leonardo después de mucho buscarlo dieron con él en un hospital, estaba vivo de milagro, corrió a verlo y lo ve postrado en una cama sin moverse por lo que ella lo acaricia de la frente y le da un beso a pesar de todo ella lo quería. ― Hola mi amor, gracias por venir ― dijo Leonardo abriendo los ojos, ella no hablaba y el buen tomo su mano y la beso. ― Te amo ― le dijo Leo haciendo que ella tratara de sonreír. ― No te esfuerces, el médico ha dicho que vives de milagro ― le dijo Daina preocupada. ― No saber de ti me causo mucha preocupación ― le respondió ella acariciando la frente de Leonardo por lo que él sonrió con ternura, pues él amaba esas atenciones de ella, comprendía que era un imbécil por engañarla por dejarla de ver c