― Estúpido orgullo ― murmuro Leonardo viendo que Daina le había llamado pues ahora eran dos corazones que estaban sufriendo la ausencia del uno y del otro. Por su puesto Fernando no le creyó que ella estaba bien presentía que algo le pasaba a Daina por su mirada incesante al celular como si estuviese esperando algún tipo de mensaje que por su puesto jamás llego exactamente aquel mensaje de Leonardo jamás llego pues él estaba destrozado dolido sintiendo que la vida se le iba en un instante. Pero Fernando no se sentía tan ajeno aun sufría en silencio la ausencia de su esposa estar lejos de ella le mataba tanto que muchas veces lloraba amargamente claro estando a solas pues él no quería que lo viesen derrotado había caído en una depresión terrible el cual muchas veces no tenía salida al día siguiente fue a buscarla pero ella no le recibió simplemente lo dejo afuera haciendo que él se sintiese humillado desolado se fue a la casa de su tía donde tal vez se iba a sentir comprendido pasand
Su amigo se quedó con Leonardo sabía que lo que sentía era remordimiento por no estar con ella cuando más lo necesitaba, tal vez se estaba dejando vencer. - Eso quería dejarse vencer Leonardo a estas alturas, a él ya nada le importaba, solo quería estar al lado de Daina que estaba más distante que nunca, por lo que se paró a caminar por la playa, pero hasta eso le traía recuerdos. ― Daina porque ya no estás más a mi lado, porque ― habló Leonardo mirando la foto de ella caminando sin rumbo fijo. Pasaron los días Fernando estaba desaparecido de nueva cuenta nadie sabía de él era como si la tierra se lo hubiese tragado de repente, pues no sabía si él estaba tomando o se había hecho daño no se sabía nada del durante días eso a Daina le preocupo sobre manera por lo que se ofreció con su mamá a ir con él para buscarlo por el mercado por donde fuese posible, pero lamentablemente no había rastro de Fernando. ―Fernando, dónde estás ― susurraba Daina en sus adentros, no podía concentrarse e
Por lo que mejor colgaron la llamada era lo mejor dejarlo en paz, aunque Manuela quería saber de su hijo. Por lo que ven a un señor bajándose de un carro, tal vez él le daría la información de cómo estaba su hijo, pues su madre aún sentía esa angustia que la estaba matando lentamente. Por lo que sin decir nada se fueron de ese lugar que ambas le habían deprimido Daina quiso asomarse por última vez y lo vio sentado en ese sillón viejo quiso ir y darle un poco de alivio un poco de consuelo o mejor dicho taparlo con una cobija una parte de ella comenzaba a quererlo comenzaba a amarlo una parte de ella estaba triste de verlo en ese estado, pero a la vez sentía un poquito alivio de que tal vez estaba en un lugar algo seguro. ― Ven, Daina vamos, creo que merecemos dar una vuelta. ¿No crees? respondió Manuela haciendo que ella asintiera. Fueron a la iglesia más cercana ahí Daina sentía un poco de paz una paz infinita poco a poco entraron ella se quedó mirando la cruz que estaba ahí se qu
—Quiero recuperarla ― dijo Fernando de vuelta. ― Yendo por ella al trabajo que vea que puedo cambiar ―respondió Fernando haciendo que ella asintiera un poco, pero en el fondo ella sentía celos. Daina de pronto, se le salieron las lágrimas, ella quiso esconderse, pero Fernando, sin más el abrazo, quería que supiese que él iba a estar bien. ―No llores, Daina ― habló Fernando tratando de calmarla, acariciando sus orejas y su cabello. ―Mira, tómate tu café, te hará bien ― respondió Fernando tratando de calmarla de alguna manera. Por lo que Daina se fue tomando su café no decía nada se mantenía callada, pues llorar enfrente de él le había resultado vergonzoso, pero Fernando con toda su delicadeza le hizo ver que no era vergonzoso todo lo contrario eran solo sus virtudes ella se quiso ir a encerrar a escribir que era lo único que la mantenía viva, pero él simplemente la detiene del brazo. ―¿Te gustaría salir conmigo a dar una vuelta? ― ―preguntó Fernando, haciendo que Daina se quedara un ta
Por lo que ella sonrió, pues tenía la ilusión de verlo ahí en la playa o, mejor dicho, tenía la esperanza de estar junto a él... Por lo que se subió a su recámara por vez primera estaba feliz por la salida que tuvo con Fernando en todas atenciones que tuvo con ella simplemente no podía dejar de pensar en él, la noche fue larga para ella apenas podía dormir, ya que su mente no podía dejar de pensar en él al día siguiente se levanta muy temprano, sin embargo, no lo veía por ningún lado Daina pensaba que tal vez se había olvidado de esa cita, pero no volvió a asomarse por la ventana y ahí estaba él hablando por celular cuando de pronto Fernando volteo a verla. ― Hola buenos días ― hablo Fernando sonriéndole tiernamente a Daina. ―Hola ― le dijo Daina siendo cariñosa con él, haciendo que su hermana se diera cuenta de ese acercamiento entre ellos. ― Daina no quiero que te acerques a Fernando él es un hombre casado ― le dijo Rocío haciendo que Daina desmintiera. ― No te preocupes solo s
―Pero yo no me quiero ir, papá, a Izcalli ―le dijo Daina mostrándose un poco nerviosa, pues ella no quería dejar a Fernando, por el contrario, quería estar más cerca de, él. ― Porque motivo quieres estar aquí Daina si ya no vas a trabajar ― le dijo su padre por lo que ella tenía que mentir para no irse con su tío. ―Esta semana me llamarán para trabajar, mi contrato aún no termina ― respondió Daina rápidamente, pues ella no quería irse, por el contrario, quería quedarse. Su padre insistía, pero Daina no quería irse. Esta vez no le haría caso a su papá; por el contrario, pondría su resistencia para no irse. Por lo que su papá se fue molesto, era la primera vez que le desobedecía, era la primera vez que no le hacía caso, sin embargo, después de que se fue su papá, ella se quedó en la cocina mirando su celular cuando llega Fernando, quien le sonríe. ― Como te fue en el trabajo ― dijo Fernando guiñando el ojo haciendo que ella captara que era para que su padre no descubriera que había
― No importa nena, aunque sea me voy 5 días contigo, pero no quiero verle la cara a Damián ― hablo Roció nerviosa Daina entendía como se sentía su hermana, pues tenía la misma cara que tenía ella cuando Leonardo simplemente se dejó interesar en Daina solo esperaba que Fernando fuera el hombre de sus sueños. Daina sabía perfectamente lo que roció, sentía conocer la herida que trataba de cerrarse, pues por extraño que pareciera, ella pensaba en Leonardo Rosas, pues fue su novio durante más de 7 años. ― Yo sé que tal vez no me entiendas, Daina, pero de verdad esto me duele demasiado. No quiero llorar, pero es inútil, simplemente es inútil tratar de ser fuerte y no soltar una lágrima —habló Roció, llorando desconsolada. ― Aunque no lo creas yo sé bien lo que sientes sé muy bien el dolor que tienes ― Respondió Daina mirando a Roció. ―¿Lo dices por Leonardo? ―preguntó Roció quitándose las lágrimas, puesto que ella solo asintió con la cabeza. ―¿Aún lo extrañas? ― preguntó Roció con la voz
Dándole un beso en los labios, escondiéndose de todos como si fuese una chiquilla o mejor dichos unos ladrones que buscaban escapar, pues lo que estaban sintiendo ambos era demasiado fuerte, tanto que se les dificultaba disimular aquello que sentían. Ante todos tenían que disimular que eran solo amigos, pero en el fondo aquello se les estaba haciendo imposible ocultar aquello que sentían, sin embargo, Daina veía que su padre platicaba animadamente con Fernando le contaba todas sus aventuras mientras que él prestaba atención por lo que aprovecho para ir a la tienda. ― Daina ¿A dónde vas? ― pregunto Fernando un tanto curioso. ―Iré a la tienda ―respondió Daina sin más, por lo que se fue a la tienda, sin embargo, roció al ver que su hermana se había tardado en comprar mando a su papá y a Fernando a buscarla, ya que ella tenía prisa en irse al trabajo. ― Papa Daina ya se tardó y si la van a buscar ― hablo Roció viendo su celular, pero también estaba preocupada por su hermana. Por lo