—Quiero recuperarla ― dijo Fernando de vuelta. ― Yendo por ella al trabajo que vea que puedo cambiar ―respondió Fernando haciendo que ella asintiera un poco, pero en el fondo ella sentía celos. Daina de pronto, se le salieron las lágrimas, ella quiso esconderse, pero Fernando, sin más el abrazo, quería que supiese que él iba a estar bien. ―No llores, Daina ― habló Fernando tratando de calmarla, acariciando sus orejas y su cabello. ―Mira, tómate tu café, te hará bien ― respondió Fernando tratando de calmarla de alguna manera. Por lo que Daina se fue tomando su café no decía nada se mantenía callada, pues llorar enfrente de él le había resultado vergonzoso, pero Fernando con toda su delicadeza le hizo ver que no era vergonzoso todo lo contrario eran solo sus virtudes ella se quiso ir a encerrar a escribir que era lo único que la mantenía viva, pero él simplemente la detiene del brazo. ―¿Te gustaría salir conmigo a dar una vuelta? ― ―preguntó Fernando, haciendo que Daina se quedara un ta
Por lo que ella sonrió, pues tenía la ilusión de verlo ahí en la playa o, mejor dicho, tenía la esperanza de estar junto a él... Por lo que se subió a su recámara por vez primera estaba feliz por la salida que tuvo con Fernando en todas atenciones que tuvo con ella simplemente no podía dejar de pensar en él, la noche fue larga para ella apenas podía dormir, ya que su mente no podía dejar de pensar en él al día siguiente se levanta muy temprano, sin embargo, no lo veía por ningún lado Daina pensaba que tal vez se había olvidado de esa cita, pero no volvió a asomarse por la ventana y ahí estaba él hablando por celular cuando de pronto Fernando volteo a verla. ― Hola buenos días ― hablo Fernando sonriéndole tiernamente a Daina. ―Hola ― le dijo Daina siendo cariñosa con él, haciendo que su hermana se diera cuenta de ese acercamiento entre ellos. ― Daina no quiero que te acerques a Fernando él es un hombre casado ― le dijo Rocío haciendo que Daina desmintiera. ― No te preocupes solo s
―Pero yo no me quiero ir, papá, a Izcalli ―le dijo Daina mostrándose un poco nerviosa, pues ella no quería dejar a Fernando, por el contrario, quería estar más cerca de, él. ― Porque motivo quieres estar aquí Daina si ya no vas a trabajar ― le dijo su padre por lo que ella tenía que mentir para no irse con su tío. ―Esta semana me llamarán para trabajar, mi contrato aún no termina ― respondió Daina rápidamente, pues ella no quería irse, por el contrario, quería quedarse. Su padre insistía, pero Daina no quería irse. Esta vez no le haría caso a su papá; por el contrario, pondría su resistencia para no irse. Por lo que su papá se fue molesto, era la primera vez que le desobedecía, era la primera vez que no le hacía caso, sin embargo, después de que se fue su papá, ella se quedó en la cocina mirando su celular cuando llega Fernando, quien le sonríe. ― Como te fue en el trabajo ― dijo Fernando guiñando el ojo haciendo que ella captara que era para que su padre no descubriera que había
― No importa nena, aunque sea me voy 5 días contigo, pero no quiero verle la cara a Damián ― hablo Roció nerviosa Daina entendía como se sentía su hermana, pues tenía la misma cara que tenía ella cuando Leonardo simplemente se dejó interesar en Daina solo esperaba que Fernando fuera el hombre de sus sueños. Daina sabía perfectamente lo que roció, sentía conocer la herida que trataba de cerrarse, pues por extraño que pareciera, ella pensaba en Leonardo Rosas, pues fue su novio durante más de 7 años. ― Yo sé que tal vez no me entiendas, Daina, pero de verdad esto me duele demasiado. No quiero llorar, pero es inútil, simplemente es inútil tratar de ser fuerte y no soltar una lágrima —habló Roció, llorando desconsolada. ― Aunque no lo creas yo sé bien lo que sientes sé muy bien el dolor que tienes ― Respondió Daina mirando a Roció. ―¿Lo dices por Leonardo? ―preguntó Roció quitándose las lágrimas, puesto que ella solo asintió con la cabeza. ―¿Aún lo extrañas? ― preguntó Roció con la voz
Dándole un beso en los labios, escondiéndose de todos como si fuese una chiquilla o mejor dichos unos ladrones que buscaban escapar, pues lo que estaban sintiendo ambos era demasiado fuerte, tanto que se les dificultaba disimular aquello que sentían. Ante todos tenían que disimular que eran solo amigos, pero en el fondo aquello se les estaba haciendo imposible ocultar aquello que sentían, sin embargo, Daina veía que su padre platicaba animadamente con Fernando le contaba todas sus aventuras mientras que él prestaba atención por lo que aprovecho para ir a la tienda. ― Daina ¿A dónde vas? ― pregunto Fernando un tanto curioso. ―Iré a la tienda ―respondió Daina sin más, por lo que se fue a la tienda, sin embargo, roció al ver que su hermana se había tardado en comprar mando a su papá y a Fernando a buscarla, ya que ella tenía prisa en irse al trabajo. ― Papa Daina ya se tardó y si la van a buscar ― hablo Roció viendo su celular, pero también estaba preocupada por su hermana. Por lo
― Lo siento por reaccionar de esa manera, este tengo miedo de perderte, que él sea mejor que yo o simplemente te convenga más ― dijo Fernando mostrando su miedo y su inseguridad haciendo que ella lo besara, pues entendía cómo se sentía. ―No tengas miedo, Fernando, no me perderás ― dijo Daina tratando de sonreír, por lo que él tomó sus manos besando sus labios. La quería tanto que tenía miedo de perderla más ahora que sabía que ella se iba de regreso a Acapulco, a esa vida donde sabía perfectamente que no era feliz. Mientras que Leonardo ya no soportaba la ausencia de Daina, quería recuperarla y conquistarla de nuevo, aunque fuese demasiado tarde. ―Amigo dijo Martín, haciendo que él volteara a verlo. ― ¿Sabes qué? Me iré a la ciudad de México ―contestó Leonardo tomando por sorpresa a Martín, quien no entendía la decisión de su amigo. ―Leonardo, hoy es la víspera de un año nuevo. ¿Qué le dirás a tu familia? ― preguntó Martín. Desconcertado, trataba de entenderlo, pero no podía. ―
―Mi pequeña, no tienes por qué llorar, yo siempre te voy a respetar, te protegeré si es necesario ― le dijo Fernando, haciendo que ella empezara a llorar de la nada, pues le daba sentimiento que alguien la tratara como el que la amara por lo que es y no por lo que tiene. ― Perdón por llorar, este tengo miedo de que ― decía ella con los ojos llorosos. ―No, mi niña, nada malo pasará entre nosotros, te prometo que estaré a tu lado luchando por nuestro amor ― respondió Fernando abrazando a Daina, pues él no soportaba que ella sufriera. Daina lo beso Fernando sentía que sus besos eran tierno que ella sabía besar con cariño con amor ― Ven es hora de irnos mi muñequita ― decía Fernando besando sus labios haciendo que ella sintiera ternura, pues él no la estaba obligando a acostarse con él jamás había sentido esa ternura, ya que cuando era su primera vez no era tan romántica como esta vez que Fernando quería hacer de ese momento algo especial algo dulce como lo era ella. Llegaron a casa, p
― Eso debería preguntarte yo a ti, ¿quién te crees tú para acercarte a Daina? ― preguntó Fernando con los brazos cruzados. ― Se supone que tú estás en otro lugar, ella no te pertenece ― respondió Fernando con los puños cerrados, por lo que Daina sale para ver qué estaba sucediendo. ―Mira, no te conozco, solo le estoy cantando una serenata a Daina ― habló Leonardo acercándose a él peligrosamente, pues no se dejaría intimidar por nadie. Pero Fernando se sentía amenazado, pues él no permitiría que nadie le quitara a Daina que nadie la alejara de su camino de su vida y haría lo que sea porque no se la llevaran. Él estaba por responder cuando aparecía Daina atrás de Fernando. ―¿Qué está sucediendo aquí? ― ―preguntó Daina un tanto incómoda y sorprendida al ver a Leonardo parado frente a ella acompañado de unos músicos. ― Nada Daina yo arreglo este escándalo ― espeto Fernando molesto quería que Daina se metiera a la casa. ― Daina quédate, vengo por ti. Daina vámonos, mi amor — habló Le