in conocer lo que estaba pasando decidí intervenir ya que las miradas comenzaban a convertirse en algo más. Desde el fondo de mi desdichada alma saque fuerzas para soltarme del abrazo de la peli azul que ahora se llamaba Ana. Lo que me pareció curioso ya que mi cerebro hizo otras de sus jugadas comparativas. Ana no era Anabell por el amor a Dios.

—Se terminó la canción volvamos con los chicos —Le sugerí a la peli roja que tenía al frente hecha una furia. Había notado que era celosa, aunque su reacción me parecía un tanto exagerada, aunque no podía pasar por alto el hecho de que conociera a la peli azul. Que extraño. En esta ciudad todos parecen conocerse y estar relacionados.

Después de dedicarle una larga mirada poco amigable a Ana, asintió y entrelazo su brazo con el mío, marcando visiblemente su territorio al darme un beso en el cuello. Santo cielo, estas mujeres me iban a volver loco.

Ana hizo una mueca y sonrió de la manera más falsa posible observándonos desde su lugar cuando su