Nathan
Solo sé que desde que Dani me confesó esa difícil historia en la que fue protagonista, sentí tanta rabia que tuve que esforzarme para ocultarlo. Por el simple hecho de ver a Dani llorando, la sangre me hirvió de inmediato. Me sorprendió un poco el efecto que sus ojos tristes provocaron dentro mío, una sensación de nostalgia, comprensión y un fuerte sentimiento de querer protegerla. Siempre fui una persona bastante dura y fría, pero en cierto punto su historia me tocaba y me dejaba pensando.
Sé que mi madre, cuando era muy joven, en plena adolescencia, antes de papá, había mantenido una relación con un chico mayor, un tipo que al principio la trataba de maravilla, pero que, después de unos meses, empezó a demostrar su real cara y a hacerle daño. Tal vez esa fea sensación que la confesión de Dani me trajo tuvieron m&
NathanImaginé que la noche terminaría de una forma bastante distinta a esta. No creí que hoy volvería a quedarme en casa de Dani a pasar la noche. Ni siquiera imaginé que mi invitación al baile terminaría en pasar el rato dentro de mi auto, con confesiones íntimas de por medio. En parte, mi cabeza me reclamaba estar haciendo esto, pues nunca me gustó quedarme a dormir en casas ajenas que no fuesen de mis amigos, pero me atrevía a decir que con Dani era la excepción.Ser su amigo era lindo, poder tener a otras personas aparte de Derek y Marco era bueno para mí, además de que teníamos confianza como para mantener una relación más íntima de vez en cuando. Luego de esta noche no cabía duda que podía hablarle, contarle mis cosas, y si bien prefería no hacerlo del todo para ahorrarme sus preguntas y sus pensamientos juz
DaniUna llamada de Nathan me sorprendió mientras comía algo por la tarde, a unas horas de ir al trabajo.—¿No te parece que irte sin despedirte mientras duermo es de mala educación? —bromeé al contestar.—De hecho, por eso te llamo, literalmente he tenido un sueño en el que me reclamabas haberme ido de tu casa sin decirte adiós.—Esa es tu consciencia diciéndote que no has actuado bien —respondí, también bromeando.Oí una leve risita del otro lado del teléfono.—Lamento haberme ido así, pude avisarte que me iba, pero estabas muy dormida y no quise interrumpir tu sueño.—Es lindo de tu parte —sonreí—. ¿Cómo estás? ¿Te sientes mejor?—Quisiera decirte que sí, pero la verdad es que no.—¿Por lo de
DaniYa me encontraba lista para que Nathan me recogiera y pasásemos un rato antes de entrar al trabajo. Pero al parecer, él no estaba listo como acordamos. La idea de tener un tiempo como amigos me emocionaba bastante, hasta me di cuenta de que a él le haría bien para despejarse de sus problemas y a mí para aligerar la mente después de tanto estrés por la universidad y los próximos exámenes entrantes, además de estar un rato a su lado, conociéndonos un poco más. Aparentemente a Nathan se le había olvidado que teníamos un acuerdo, pues ya había pasado media desde la hora planificada, y daba igual si llegaba ahora o después, pues el tiempo que teníamos era casi nulo. Pronto empezaría mi turno, y si no quería llegar tarde, tenía que salir rápido.No debí cometer el error de despreocuparme por el tiempo,
Marco golpeó la puerta de mi habitación pronunciando mi nombre.—¿Qué? —pregunté, un poco molesto por la interrupción de mi silencio. Después de la charla con Derek, simplemente me fui a mi cuarto, algo sorprendido de que no peleáramos por el asunto de mi madre. Era un alivio saber que las cosas entre él y yo tal vez estaban un poco mejor, pero a mi orgullo le dolía no haberse resistido lo suficiente como para callar a Derek y pedirle que ya no fuese capaz de hablarme al respecto. Siento que esta vez fui más sensible en la charla y que estaba torciendo el brazo y no me gustaba. No estaba acostumbrado y eso me causaba incomodidad.Me senté, entonces, sobre
DaniLe debía una grande a Nathan. Qué justo que me encontrara en el camino, me viera y me ayudara a escapar de esa horrible situación. De no haber aparecido, probablemente yo estaría sin teléfono o lastimada. O hasta ambas. El susto seguía en mi cuerpo, ahora que la adrenalina se había esfumado de mi cuerpo, los nervios iban en aumento, a pesar de ya no estar en peligro.Nathan cada vez llamaba más mi atención. Allí lo veía, de pie, en su puesto, observando con atención la mesa en la que dos tipos empezaban a discutir verbalmente. Nuestras miradas se cruzaron un segundo y me pregunté si a él le pasaba lo mismo que a mí. Es decir, si yo también le parecía interesante. Supongo que nunca lo sabría si no se lo preguntaba, nuestro pacto tenía una regla muy importante de no haber amor de por medio en esta especie de relaci&oac
NathanSabía la estrategia que ese tipo tenía. No fue casualidad que viviera al bar donde Dani trabajaba, esto estaba planeado. Él quería verla, atraparla en su juego. Cada día confiaba menos en él.Me molestaba inmensamente que Dani sonriera ante las estupideces que seguramente ese hombre decía. No eran celos, sabía que podían parecer que sí eran, pero no. El recuerdo de todo lo que mi prima tuvo que pasar a causa del maestro de su universidad con el salía, me generaba ganas de vomitar.Cuando al fin sonó mi alarma para mi descanso, suspiré aliviado y salí afuera a fumar un cigarrillo. Respiré aire puro y procuré eliminar de mi mente todos esos pensamientos intrusivos respecto al doloroso momento que pasó mi prima. Sentí tranquilidad, pero mi paz se vio interrumpida cuando los tórtolos salieron fuera tambié
DaniNo sabía cómo reaccionar a lo que estaba pasando. Por un lado, quería corresponderle a Stefan, pero por el otro, me asustaba tanto que quería darle un empujón y apartarlo de mi boca. Sin embargo, permanecí allí parada, siendo sostenida por sus firmes brazos, siendo besada por su boca, entrelazando mi respiración con la suya, también sintiendo la mirada punzante de Nathan. Porque sí, por supuesto que él estaba mirando esto y podía apostar un millón de dólares a que me lo reprocharía y pondría la misma justificación de siempre: que no confía en Stefan.Hacía mucho tiempo que alguien no me robaba un beso. Si bien me besaba bastante seguido con Nathan, lo nuestro era diferente porque los dos acordamos no tener nada relacionado al amor, solo éramos sexo cuando nuestra piel se encendía, o éramos consue
NathanVerla besándose con ese tipo me ponía de malhumor. Sabía bien que Dani era dueña de su propia vida, pero no estaba viendo el panorama completo y se dejaba llevar por él. Me causaba rabia presenciar cómo Stefan empezaba a salirse con la suya, de a poco, pero lo hacía. Ella saldría con el corazón roto de esto, y por más que se lo advertí tantas veces y que ya no me quedaba energía para seguir haciéndolo por lo torpe que era Dani, podía apostar a que yo terminaría rompiéndole la nariz a Stefan en caso de que lastimara a Dani. Ella me importaba mucho, daba igual hace cuánto nos conocíamos, no quería que saliera lastimada de este juego.Dani se acercó a mí, la vi de reojo. Ahora mismo no tenía muchas ganas de entablar una conversación con ella.—Bueno… —dijo, coloc&a