Dani
Ya me encontraba lista para que Nathan me recogiera y pasásemos un rato antes de entrar al trabajo. Pero al parecer, él no estaba listo como acordamos. La idea de tener un tiempo como amigos me emocionaba bastante, hasta me di cuenta de que a él le haría bien para despejarse de sus problemas y a mí para aligerar la mente después de tanto estrés por la universidad y los próximos exámenes entrantes, además de estar un rato a su lado, conociéndonos un poco más. Aparentemente a Nathan se le había olvidado que teníamos un acuerdo, pues ya había pasado media desde la hora planificada, y daba igual si llegaba ahora o después, pues el tiempo que teníamos era casi nulo. Pronto empezaría mi turno, y si no quería llegar tarde, tenía que salir rápido.
No debí cometer el error de despreocuparme por el tiempo,
Marco golpeó la puerta de mi habitación pronunciando mi nombre.—¿Qué? —pregunté, un poco molesto por la interrupción de mi silencio. Después de la charla con Derek, simplemente me fui a mi cuarto, algo sorprendido de que no peleáramos por el asunto de mi madre. Era un alivio saber que las cosas entre él y yo tal vez estaban un poco mejor, pero a mi orgullo le dolía no haberse resistido lo suficiente como para callar a Derek y pedirle que ya no fuese capaz de hablarme al respecto. Siento que esta vez fui más sensible en la charla y que estaba torciendo el brazo y no me gustaba. No estaba acostumbrado y eso me causaba incomodidad.Me senté, entonces, sobre
DaniLe debía una grande a Nathan. Qué justo que me encontrara en el camino, me viera y me ayudara a escapar de esa horrible situación. De no haber aparecido, probablemente yo estaría sin teléfono o lastimada. O hasta ambas. El susto seguía en mi cuerpo, ahora que la adrenalina se había esfumado de mi cuerpo, los nervios iban en aumento, a pesar de ya no estar en peligro.Nathan cada vez llamaba más mi atención. Allí lo veía, de pie, en su puesto, observando con atención la mesa en la que dos tipos empezaban a discutir verbalmente. Nuestras miradas se cruzaron un segundo y me pregunté si a él le pasaba lo mismo que a mí. Es decir, si yo también le parecía interesante. Supongo que nunca lo sabría si no se lo preguntaba, nuestro pacto tenía una regla muy importante de no haber amor de por medio en esta especie de relaci&oac
NathanSabía la estrategia que ese tipo tenía. No fue casualidad que viviera al bar donde Dani trabajaba, esto estaba planeado. Él quería verla, atraparla en su juego. Cada día confiaba menos en él.Me molestaba inmensamente que Dani sonriera ante las estupideces que seguramente ese hombre decía. No eran celos, sabía que podían parecer que sí eran, pero no. El recuerdo de todo lo que mi prima tuvo que pasar a causa del maestro de su universidad con el salía, me generaba ganas de vomitar.Cuando al fin sonó mi alarma para mi descanso, suspiré aliviado y salí afuera a fumar un cigarrillo. Respiré aire puro y procuré eliminar de mi mente todos esos pensamientos intrusivos respecto al doloroso momento que pasó mi prima. Sentí tranquilidad, pero mi paz se vio interrumpida cuando los tórtolos salieron fuera tambié
DaniNo sabía cómo reaccionar a lo que estaba pasando. Por un lado, quería corresponderle a Stefan, pero por el otro, me asustaba tanto que quería darle un empujón y apartarlo de mi boca. Sin embargo, permanecí allí parada, siendo sostenida por sus firmes brazos, siendo besada por su boca, entrelazando mi respiración con la suya, también sintiendo la mirada punzante de Nathan. Porque sí, por supuesto que él estaba mirando esto y podía apostar un millón de dólares a que me lo reprocharía y pondría la misma justificación de siempre: que no confía en Stefan.Hacía mucho tiempo que alguien no me robaba un beso. Si bien me besaba bastante seguido con Nathan, lo nuestro era diferente porque los dos acordamos no tener nada relacionado al amor, solo éramos sexo cuando nuestra piel se encendía, o éramos consue
NathanVerla besándose con ese tipo me ponía de malhumor. Sabía bien que Dani era dueña de su propia vida, pero no estaba viendo el panorama completo y se dejaba llevar por él. Me causaba rabia presenciar cómo Stefan empezaba a salirse con la suya, de a poco, pero lo hacía. Ella saldría con el corazón roto de esto, y por más que se lo advertí tantas veces y que ya no me quedaba energía para seguir haciéndolo por lo torpe que era Dani, podía apostar a que yo terminaría rompiéndole la nariz a Stefan en caso de que lastimara a Dani. Ella me importaba mucho, daba igual hace cuánto nos conocíamos, no quería que saliera lastimada de este juego.Dani se acercó a mí, la vi de reojo. Ahora mismo no tenía muchas ganas de entablar una conversación con ella.—Bueno… —dijo, coloc&a
DaniMe quedé en mi puesto en mi puesto de trabajo, centrada en lo mío, sin querer mirar a Nathan por muchas razones. Una de ellas es que prácticamente salí corriendo de su auto y él claramente se quedó algo desconcertado por ello, aunque no me preguntó nada; la otra razón es que no sabía cómo manejar mis emociones; y la otra es que ya me daba un poco de vergüenza mirarle.Tal vez enrollarnos no fue la mejor idea. Creo que siempre supe que esto pasaría, desde el comienzo, cuando lo vi: había cierto brillo atrapante y peligroso en sus ojos. ¿Qué puedo decir? Caí presa, fui atrapada por el encanto de Nathan Saigless y ahora tenía sentimientos por él a causa de ello. Era tan lindo, mágico y tan atemorizante que me hacía querer volver a mi ciudad.—¿Qué pasa entre Nathan y tú? —pre
NathanNo sabía qué era peor. El no querer dejar de mirar a Dani o ponerme celoso porque ese chico le coqueteara. La mesa siete no estaba muy cerca de la salida, pero tampoco estaba muy alejada, y esos chicos hablaban bastante alto por la música fuerte, así que pude escuchar que la invitaron a tomar una cerveza, y que, incluso, cuando ella dijo que no, insistieron.¿Desde cuándo me ponía celoso por cosas como estas? ¿Desde cuándo una chica lograba que me pasara eso?Dani tenía el encanto de sobra para meterse en mi cabeza y no permitirme dejar de mirarla mientras trabajaba. La admirada moviéndose para todos lados, sirviendo tragos, cobrándole a los clientes, fingiendo una sonrisa a pesar de que no le gustaba trabajar donde estaba haciéndolo. Temía que este sentimiento terminase convirtiéndose en otra cosa más… fuerte. Jamá
NathanCon Dani no he hablado desde el domingo, cuando me envió un mensaje preguntándome si me sentía mejor del dolor de cabeza y yo le respondí que sí y luego me dejó en visto. Ella seguía comportándose extraña. Y yo seguía molesto por su actitud, pero sabía que el único culpable era yo. Esto de estar con alguien o de querer una relación no era lo mío, no era bueno para estas cosas, pero me invadía la seguridad de saber si había alguna persona allí afuera con quien pasaría el resto de mi vida, porque si así era, esa persona debía saber sobre mi pasado y no salir corriendo.Nunca me llamó la atención tener pareja, no era algo que considerara una prioridad, pero Dani me dejó pensando durante toda la noche qué sería mantener una relación ella. Y esto arrancó desde el m