Tiempo después.Amber se sentía abrumada y atrapada por la situación surgida con Jack. Después de una tensa confrontación, logró darle su apellido a Matías y también le negó a Amber la posibilidad de que su hijo saliera del país, a pesar de que ella explicó que vivían en España, pesó mucho las circunstancias en las que se escapó y apartó al pequeño de su padre. Sin mencionar todo lo sucedido antes con el intercambio que hizo con su hermana. Cosa que a Dios, gracias no salió a la luz.Esta decisión ordenada por un juez, obligaba a Amber a mudarse a Nueva York, llevando consigo a Matías.—¿Qué voy a hacer? —resopló con un poco y tomó su móvil para llamar a su amiga Sofía y contarle lo sucedido.Safía: ¿Cómo te fue?, me tienes comiéndome las uñas.Amber: Matías va a llevar el apellido de Jack, además que…, vamos a compartir la custodia. ¡No puedo sacar del país a mi hijo, sin la autorización de su padre! —exclamó con indignación. —¿Qué voy a hacer? Sofía: ¡Demonios!, jamás me imaginé q
Jack entró a la oficina con gesto adusto y una expresión de molestia evidente en su rostro. Marcus, su mejor amigo y socio, quien ya lo esperaba en la sala de espera, notó de inmediato el cambio en el ánimo de Davis.—¿Te sucede algo, Jack?, pareces bastante molesto —Marcus cuestionó al ingresar a la oficina.Jack se encaminó hacia la cafetera, le urgía algo que beber para quitarse el mal sabor de boca que traía.—Vengo de llevar a Maty al colegio, ¿sabes lo que me dijo? —arrugó el ceño.—¿Qué fue lo que te pudo decir una criatura tan pequeña como él para que vengas con cara de pocos amigos? —se mofó su amigo. —Me dijo que el tal Amado regresará el viernes y se quedará en la nueva casa con ellos.—¿Amado, el novio español? ¿Eso te molesta? —Marcos arqueó una ceja.—¿Por qué tiene que quedarse con ellos? No creo que sea apropiado, no es un buen tipo —asintió con frustración.—Jack, ¿eso te inquieta? —sonrió Marcus, divertido. — ¿O acaso estás celoso?—¡No, claro que no estoy celoso! —
La habitación estaba en completa oscuridad, solo se alcanzaba a filtrar la tenue luz que irradiaba la luna a través de las cortinas. Amber estaba intranquila en su cama, incapaz de conciliar el sueño. La imagen del beso con Jack la martirizaba, reviviendo cada detalle una y otra vez en su mente.—No puedo quitarme ese beso de la cabeza —suspiró con aflicción.La puerta de su habitación se abrió lentamente, revelando la figura de su pequeño.—Veo que tampoco puedes dormir —expresó, ayudándolo a subir a la cama. —Va a llover, me dan miedo los truenos —explicó Matías.—Está bien, cariño. Mamá cuidará de ti. —Besó su frente y lo arropó, además de abrazarlo al escuchar un par de truenos cercanos. En cuanto el pequeño se quedó dormido, acercó su oso de peluche y ella hizo una video llamada a Sofía, necesitaba con quien desahogarseSofía: ¿Cómo están?Amber: Todo bien. —Hizo un puchero.La chica desde el otro lado del mundo, notó la inquietud de Amber de inmediato, la conocía bien.Sofía: ¿
Jack golpeaba con fuerza el saco de box, necesitaba con urgencia sacar todas las sensaciones que no podía eliminar de su torrente sanguíneo, desde que los labios se unieron a Amber, no podía alejarla de sus pensamientos.Varias veces llamó a su asistente personal Amber, no podía dar crédito a eso. Estaba molesto consigo mismo, nunca antes se había dejado dominar por sus emociones y está vez, parecían estar tomando ventaja de él.Cada que golpeaba el costal de boxeo, la verdosa mirada de Amber aparecía en su mente. Por más que intentaba despejarse, todo parecía indicarle que estaba condenado a llevarla clavada en todo su ser.—¡Demonios! —exclamó con frustración, deseando poder estar con ella, tenerla entre sus brazos, inhalar su dulce aroma y sentir su aterciopelada piel, algo extraño, pues ni en el tiempo en el que estuvo casado con Amy, anheló tanto.—¿Ya te sientes mejor? —Marcus le lanzó una toalla para que pudiera limpiar el sudor que resbalaba de su cuerpo a gotas.—No, aún no m
—Amado —pronunció Amber con voz temblorosa, su corazón latía agitado, al igual que su respiración. —¿Qué haces aquí? —cuestionó intentando poder calmarse. —Decidí adelantar mi viaje, no soportaba estar ni un minuto más sin verte. —Con rapidez la estrechó con fuerza, llevando sus manos hacia su nuca y la besó con ferviente pasión. Para Jack fue como si le arrojaran una cubeta de agua helada, al observar a la mujer que amaba en brazos de otro. Su sangre reverberó al ver que Amado esbozó una sonrisa torcida y lo miró a los ojos de manera hostil, mientras abrazaba a Amber. No se inmutó ante aquella mirada, y le sostuvo la mirada, hasta que la soltó. Amber buscó con la mirada a Jack, pero él ya se había dado la media vuelta, caminaba hacia su auto. —Me enteré por la muchacha del servicio que tu mamá estaba en el hospital, por eso vine a buscarte. ¿Te gustó la sorpresa que te di? —dio un beso sobre su delicado cuello—, me has hecho mucha falta —refirió sin soltarla, esperaba a que Jack
Dos semanas después.Jack dejó su maleta de viaje sobre la cama y sacó los regalos que le había enviado su familia a Matías. Después de ver a Amber con Amado, estuvo a punto de enloquecer, por lo que esa noche tomó sus cosas y viajó a visitar a su familia, necesita hablar de hombre a hombre con su padre.Ante los días oscuros que vivió, todos los días salía a correr por la orilla de la playa, y luego se metía al gym para aporrear el costal de box. Más relajado, decidió volver, extrañaba a Matías más de lo que se imaginó. No pudo evitar esbozar una sonrisa torcida al saber que no estando él, el pequeño estaría las veinticuatro horas, los siete días a la semana, pegado a su madre. El perfecto chaperón que necesitaba, para que interrumpieran a su mamá.—Apuesto a que te duele tu amiguito, de las ganas que debes tener de estar a solas con Amber —pronunció divertido—, espero que la tengas tan tiesa y que se te caiga —se mofó de nuevoDejó caer su camisa al suelo y lanzó los zapatos, tomó l
Después de secar la tarja, Amber subió por las escaleras, sujetándose con el barandal de madera, sentía que le faltaban las fuerzas, ante la presencia de Jack, en su casa. En cuanto llegó a la segunda planta, enfocó su mirada en la puerta cerrada de Matías, detrás de ahí, se encontraba el único hombre que la había hecho vibrar y sucumbir extasiada en la noche que pasó junto a él.Inhaló profundo y prosiguió por el pasillo, para llegar a su habitación, de inmediato se soltó el moño en su cabello y fue cepillando, se dirigió hacia el vestidor para ponerse su camisón de seda en color tinto. Prosiguió con su usual rutina de belleza, desmaquillarse, colocarse crema, entre otros asuntos. Justo cuando estaba por acostarse. Tocaron a su puerta. Al abrirla, se encontró con Amado, quien no pudo evitar mirar debajo de su camisón, presionó con fuerza sus puños, se moría de ganas por tocarla.—¿Necesitas algo? —cuestionó Amber tomando su bata de dormir.—Tenemos que hablar, no puedo esperar a maña
—Tiene que haber un error —pronunció Sara sin poder creerlo.—No, no lo hay, mamá. —Amber sonrió al mirarla—. Hace algún tiempo, mientras vivía en España, supe que la empresa estaba nuevamente en crisis. —Miró a Amy—. Por lo que le pedí a mi amiga Sofía que me mantuviera al tanto. En cuanto las acciones salieron a la venta ella la adquirió y luego se hicieron los cambios a mi nombre. —Sonrió triunfante.—Es correcto —manifestó el abogado de la compañía interviniendo en la conversación—. Los documentos que presentó su hermana están bien —anunció.—Eres más astuta de lo que creí —Amy se acercó a ella, observándola sin poder decir nada, sus ojos estaban desbordados de lágrimas.—Ahora que sabemos que la empresa sigue en manos de la familia, no será necesaria tu presencia, cariño. —Sara se acercó, retiró un par de mechones del rostro de su hija—. Tu hermana seguirá a la cabeza de la compañía, así lo querría tu padre. —Volteó a ver hacia donde estaba Amy, sonrió de forma discreta, para dar