La oscuridad del anochecer rodeaba el hospital cuando Jack regresó, desbordado de anhelo y ansiedad por encontrarse con Amber y poder cargar a su recién nacido. Debido a una negociación importante, tuvo que salir una hora. Al ingresar a la habitación, la sorpresa y el desconcierto se apoderaron de él al darse cuenta de que Amber y su pequeño no estaban.La cuna vacía y la ausencia de Amber en su cama, dejaron un hueco en la habitación que antes había sido el epicentro de la alegría y la anticipación. El corazón de Jack latía agitado, una extraña sensación se clavó en su pecho. ¿En dónde podían estar?, se cuestionó afligido.—Amber —murmuró Jack, buscando en la habitación como si con sola voz pudiera evocarla de regreso. Sin obtener respuesta, comenzó a revisar cada rincón, esperando encontrar alguna pista que explicara la misteriosa desaparición de Amber y el bebé.La enfermera de guardia, al verlo transitar por el pasillo con reflejada angustia en el rostro, se acercó con cautela.—S
El despacho de Jack estaba lleno de la frenética actividad del mundo empresarial. Después de cinco años, la sombra de la pérdida de Amber y su hijo aún persistía, convirtiéndose en una herida que no terminaba de sanar. A pesar de que se divorció de Amy y se alejó de todos los vínculos con los negocios Foster, la búsqueda incansable de su hijo seguía siendo el foco principal de su vida, estaba ligado a Amber para toda la vida.Tomó su móvil y respondió una llamada.Amy: ¿Estás ocupado? Jack: Lo estoy, ¿qué deseas?Amy: ¿Crees que podamos vernos?Jack: tengo la agenda muy apretada, dime ¿qué necesitas?Amy: Siempre me dices lo mismo, desde que te divorciaste de mí, no me has dado la cara.Jack: Querrás decir, desde que supe del engaño, desde entonces no tenemos nada de qué hablar, dime que es lo que buscas, tengo cosas que hacer.Amy: Si tuviera que ver con Amber, te aseguro que no me negarías una cita, ¿qué tiene ella que no tengo yo?, somos idénticas.Jack: Por fuera podrán ser igual
Un mes después... Un aroma delicado proveniente del aromatizante que recién acababa de poner inundaba el entorno, mientras Amber en la comodidad de su oficina, trabajaba en sus diseños. En ese momento, el sonido de la puerta abriéndose, la hizo soltar el lápiz que sostenía, se encontró con la grata presencia de quien se había vuelto una persona especial en su vida, Amado, quien sostenía un hermoso ramo de rosas rojas y un envoltorio de regalo con un lindo moño, perfectamente acomodado. —Amber —dijo él con una sonrisa radiante—, te traje estos presentes. Espero que te gusten. Sorprendida por aquel gesto, que de inmediato le parecieron llenos de tintes románticos, más que de dos buenos socios y amigos, aceptó el ramo y tomó el regalo que llevaba con aquel perfecto moño. Aunque su mente se llenó de preguntas e inquietudes. —Te lo agradezco mucho. —Colocó las flores sobre su escritorio. —Disculpa que me haya tomado el atrevimiento de venir sin avisar, pero tenía muchas ganas de vert
Instantes antes de que Amber llegara, Jack revisaba un par de mensajes, cuando ella llegó fue tanta su conmoción que se quedó paralizado unos minutos, hasta que reaccionó y se acercó. Dirigió una fría mirada a ella, haciendo un fuerte esfuerzo por controlar sus emociones, era difícil hacerlo, después de tanto tiempo. Esperó de manera apropiada a que pasara un rato frente al féretro, y se despidiera de su padre. Luego de eso, no pudo más, no deseaba que nadie se le fuese a acercar y la alejara, por lo que con total discreción, se acercó fingiendo que iba a darle sus condolencias. Se colocó frente a ella y sin que lo viniera venir, la estrechó entre sus firmes brazos y en un susurro que apenas rompió el silencio de la funeraria, le habló descargando el resentimiento que no sabía hasta ese momento era mucho más de lo que pensó. Se había alejado con su hijo sin dejar rastro durante todos esos años. —Necesito saber qué pasó. ¿Por qué desapareciste y me privaste de mi hijo? ¿Por qué no vol
El ambiente en la residencia de Jack estaba tirante, mientras él guiaba a Amber y a Matías hacia el interior. El silencio pesaba entre ellos, Amber se sentía incómoda por la cuestión de que prácticamente los orilló a quedarse en su casa. Encontrarse en el funeral de su padre no estaba planeado, ese encuentro no planeado estaba siendo un completo desastre, era un terreno incierto.Jack, intentando que Matías se sintiera cómodo lo antes posible, decidió romper el hielo, señaló hacia la sala de estar. —¿Te gusta, campeón? —enfocó su mirada en sus ojos, que eran como los de él.—Nunca había estado en una casa tan grande como la tuya —comentó sin dejar de mirar los grandes espacios en el interior, además que estaba reluciente, impoluta. —¿Vamos a ir a la sala de juegos?—Considerala tu casa también —respondió mirando a los ojos a Amber en forma de recriminación—, vamos a la sala de juegos—, si quieres algo de la cocina, está por allá —indicó señalando y le dio la espalda a Amber, y fue c
Amber y Amado decidieron reunirse en un acogedor café para pasar un tiempo juntos. Mientras disfrutaban de sus bebidas y comenzaban a charlar, Matías, también estaba presente en la reunión. Aunque Amber estaba encantada de tener a su hijo cerca, Amado sentía que la presencia del hijo de su novia obstaculizaba la intimidad que él buscaba tener.—¿Cómo te fue en la casa del señor Jack Davis? —cuestionó sintiendo ácido en sus palabras.—Pues… —Amber resopló no sabía cómo decirle que probablemente se tendrían que quedar en los Estados Unidos, hasta no arreglar las cosas con Jack—, es algo com…—¿Te gusta la playera del hombre araña que me regaló mi amigo Jack? —Matías interrumpió al escuchar que hablaban de Jack, estaba fascinado con él.Amber arrugó el ceño y miró a Amado al notarlo extraño.—¿Todo bien? —preguntó al ver que se quedó en silencio, debido al comentario de Maty.—Todo en orden —Amado intentó disimular su incomodidad, pero su deseo de estar a solas con Amber era evidente. Añ
Tiempo después.Amber se sentía abrumada y atrapada por la situación surgida con Jack. Después de una tensa confrontación, logró darle su apellido a Matías y también le negó a Amber la posibilidad de que su hijo saliera del país, a pesar de que ella explicó que vivían en España, pesó mucho las circunstancias en las que se escapó y apartó al pequeño de su padre. Sin mencionar todo lo sucedido antes con el intercambio que hizo con su hermana. Cosa que a Dios, gracias no salió a la luz.Esta decisión ordenada por un juez, obligaba a Amber a mudarse a Nueva York, llevando consigo a Matías.—¿Qué voy a hacer? —resopló con un poco y tomó su móvil para llamar a su amiga Sofía y contarle lo sucedido.Safía: ¿Cómo te fue?, me tienes comiéndome las uñas.Amber: Matías va a llevar el apellido de Jack, además que…, vamos a compartir la custodia. ¡No puedo sacar del país a mi hijo, sin la autorización de su padre! —exclamó con indignación. —¿Qué voy a hacer? Sofía: ¡Demonios!, jamás me imaginé q
Jack entró a la oficina con gesto adusto y una expresión de molestia evidente en su rostro. Marcus, su mejor amigo y socio, quien ya lo esperaba en la sala de espera, notó de inmediato el cambio en el ánimo de Davis.—¿Te sucede algo, Jack?, pareces bastante molesto —Marcus cuestionó al ingresar a la oficina.Jack se encaminó hacia la cafetera, le urgía algo que beber para quitarse el mal sabor de boca que traía.—Vengo de llevar a Maty al colegio, ¿sabes lo que me dijo? —arrugó el ceño.—¿Qué fue lo que te pudo decir una criatura tan pequeña como él para que vengas con cara de pocos amigos? —se mofó su amigo. —Me dijo que el tal Amado regresará el viernes y se quedará en la nueva casa con ellos.—¿Amado, el novio español? ¿Eso te molesta? —Marcos arqueó una ceja.—¿Por qué tiene que quedarse con ellos? No creo que sea apropiado, no es un buen tipo —asintió con frustración.—Jack, ¿eso te inquieta? —sonrió Marcus, divertido. — ¿O acaso estás celoso?—¡No, claro que no estoy celoso! —