Un mes después... Un aroma delicado proveniente del aromatizante que recién acababa de poner inundaba el entorno, mientras Amber en la comodidad de su oficina, trabajaba en sus diseños. En ese momento, el sonido de la puerta abriéndose, la hizo soltar el lápiz que sostenía, se encontró con la grata presencia de quien se había vuelto una persona especial en su vida, Amado, quien sostenía un hermoso ramo de rosas rojas y un envoltorio de regalo con un lindo moño, perfectamente acomodado. —Amber —dijo él con una sonrisa radiante—, te traje estos presentes. Espero que te gusten. Sorprendida por aquel gesto, que de inmediato le parecieron llenos de tintes románticos, más que de dos buenos socios y amigos, aceptó el ramo y tomó el regalo que llevaba con aquel perfecto moño. Aunque su mente se llenó de preguntas e inquietudes. —Te lo agradezco mucho. —Colocó las flores sobre su escritorio. —Disculpa que me haya tomado el atrevimiento de venir sin avisar, pero tenía muchas ganas de vert
Instantes antes de que Amber llegara, Jack revisaba un par de mensajes, cuando ella llegó fue tanta su conmoción que se quedó paralizado unos minutos, hasta que reaccionó y se acercó. Dirigió una fría mirada a ella, haciendo un fuerte esfuerzo por controlar sus emociones, era difícil hacerlo, después de tanto tiempo. Esperó de manera apropiada a que pasara un rato frente al féretro, y se despidiera de su padre. Luego de eso, no pudo más, no deseaba que nadie se le fuese a acercar y la alejara, por lo que con total discreción, se acercó fingiendo que iba a darle sus condolencias. Se colocó frente a ella y sin que lo viniera venir, la estrechó entre sus firmes brazos y en un susurro que apenas rompió el silencio de la funeraria, le habló descargando el resentimiento que no sabía hasta ese momento era mucho más de lo que pensó. Se había alejado con su hijo sin dejar rastro durante todos esos años. —Necesito saber qué pasó. ¿Por qué desapareciste y me privaste de mi hijo? ¿Por qué no vol
El ambiente en la residencia de Jack estaba tirante, mientras él guiaba a Amber y a Matías hacia el interior. El silencio pesaba entre ellos, Amber se sentía incómoda por la cuestión de que prácticamente los orilló a quedarse en su casa. Encontrarse en el funeral de su padre no estaba planeado, ese encuentro no planeado estaba siendo un completo desastre, era un terreno incierto.Jack, intentando que Matías se sintiera cómodo lo antes posible, decidió romper el hielo, señaló hacia la sala de estar. —¿Te gusta, campeón? —enfocó su mirada en sus ojos, que eran como los de él.—Nunca había estado en una casa tan grande como la tuya —comentó sin dejar de mirar los grandes espacios en el interior, además que estaba reluciente, impoluta. —¿Vamos a ir a la sala de juegos?—Considerala tu casa también —respondió mirando a los ojos a Amber en forma de recriminación—, vamos a la sala de juegos—, si quieres algo de la cocina, está por allá —indicó señalando y le dio la espalda a Amber, y fue c
Amber y Amado decidieron reunirse en un acogedor café para pasar un tiempo juntos. Mientras disfrutaban de sus bebidas y comenzaban a charlar, Matías, también estaba presente en la reunión. Aunque Amber estaba encantada de tener a su hijo cerca, Amado sentía que la presencia del hijo de su novia obstaculizaba la intimidad que él buscaba tener.—¿Cómo te fue en la casa del señor Jack Davis? —cuestionó sintiendo ácido en sus palabras.—Pues… —Amber resopló no sabía cómo decirle que probablemente se tendrían que quedar en los Estados Unidos, hasta no arreglar las cosas con Jack—, es algo com…—¿Te gusta la playera del hombre araña que me regaló mi amigo Jack? —Matías interrumpió al escuchar que hablaban de Jack, estaba fascinado con él.Amber arrugó el ceño y miró a Amado al notarlo extraño.—¿Todo bien? —preguntó al ver que se quedó en silencio, debido al comentario de Maty.—Todo en orden —Amado intentó disimular su incomodidad, pero su deseo de estar a solas con Amber era evidente. Añ
Tiempo después.Amber se sentía abrumada y atrapada por la situación surgida con Jack. Después de una tensa confrontación, logró darle su apellido a Matías y también le negó a Amber la posibilidad de que su hijo saliera del país, a pesar de que ella explicó que vivían en España, pesó mucho las circunstancias en las que se escapó y apartó al pequeño de su padre. Sin mencionar todo lo sucedido antes con el intercambio que hizo con su hermana. Cosa que a Dios, gracias no salió a la luz.Esta decisión ordenada por un juez, obligaba a Amber a mudarse a Nueva York, llevando consigo a Matías.—¿Qué voy a hacer? —resopló con un poco y tomó su móvil para llamar a su amiga Sofía y contarle lo sucedido.Safía: ¿Cómo te fue?, me tienes comiéndome las uñas.Amber: Matías va a llevar el apellido de Jack, además que…, vamos a compartir la custodia. ¡No puedo sacar del país a mi hijo, sin la autorización de su padre! —exclamó con indignación. —¿Qué voy a hacer? Sofía: ¡Demonios!, jamás me imaginé q
Jack entró a la oficina con gesto adusto y una expresión de molestia evidente en su rostro. Marcus, su mejor amigo y socio, quien ya lo esperaba en la sala de espera, notó de inmediato el cambio en el ánimo de Davis.—¿Te sucede algo, Jack?, pareces bastante molesto —Marcus cuestionó al ingresar a la oficina.Jack se encaminó hacia la cafetera, le urgía algo que beber para quitarse el mal sabor de boca que traía.—Vengo de llevar a Maty al colegio, ¿sabes lo que me dijo? —arrugó el ceño.—¿Qué fue lo que te pudo decir una criatura tan pequeña como él para que vengas con cara de pocos amigos? —se mofó su amigo. —Me dijo que el tal Amado regresará el viernes y se quedará en la nueva casa con ellos.—¿Amado, el novio español? ¿Eso te molesta? —Marcos arqueó una ceja.—¿Por qué tiene que quedarse con ellos? No creo que sea apropiado, no es un buen tipo —asintió con frustración.—Jack, ¿eso te inquieta? —sonrió Marcus, divertido. — ¿O acaso estás celoso?—¡No, claro que no estoy celoso! —
La habitación estaba en completa oscuridad, solo se alcanzaba a filtrar la tenue luz que irradiaba la luna a través de las cortinas. Amber estaba intranquila en su cama, incapaz de conciliar el sueño. La imagen del beso con Jack la martirizaba, reviviendo cada detalle una y otra vez en su mente.—No puedo quitarme ese beso de la cabeza —suspiró con aflicción.La puerta de su habitación se abrió lentamente, revelando la figura de su pequeño.—Veo que tampoco puedes dormir —expresó, ayudándolo a subir a la cama. —Va a llover, me dan miedo los truenos —explicó Matías.—Está bien, cariño. Mamá cuidará de ti. —Besó su frente y lo arropó, además de abrazarlo al escuchar un par de truenos cercanos. En cuanto el pequeño se quedó dormido, acercó su oso de peluche y ella hizo una video llamada a Sofía, necesitaba con quien desahogarseSofía: ¿Cómo están?Amber: Todo bien. —Hizo un puchero.La chica desde el otro lado del mundo, notó la inquietud de Amber de inmediato, la conocía bien.Sofía: ¿
Jack golpeaba con fuerza el saco de box, necesitaba con urgencia sacar todas las sensaciones que no podía eliminar de su torrente sanguíneo, desde que los labios se unieron a Amber, no podía alejarla de sus pensamientos.Varias veces llamó a su asistente personal Amber, no podía dar crédito a eso. Estaba molesto consigo mismo, nunca antes se había dejado dominar por sus emociones y está vez, parecían estar tomando ventaja de él.Cada que golpeaba el costal de boxeo, la verdosa mirada de Amber aparecía en su mente. Por más que intentaba despejarse, todo parecía indicarle que estaba condenado a llevarla clavada en todo su ser.—¡Demonios! —exclamó con frustración, deseando poder estar con ella, tenerla entre sus brazos, inhalar su dulce aroma y sentir su aterciopelada piel, algo extraño, pues ni en el tiempo en el que estuvo casado con Amy, anheló tanto.—¿Ya te sientes mejor? —Marcus le lanzó una toalla para que pudiera limpiar el sudor que resbalaba de su cuerpo a gotas.—No, aún no m