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—¿Por qué dices eso, Demian? Pareciera que conoces a Victoria. Demian recuperó la compostura al instante, bebió su trago de un solo sorbo. —Lo siento, solo decía, es que no me gustan las injusticias, y ver que usan a una pobre chica como madrastra me causa rabia. —Pero, no es así, Russel ama a Victoria, solo quiere hacerla feliz y sus hijos la ven como su madre. Demian sonrió. —¿Eres muy cercano también a la futura esposa? —Un poco, verás, Russell también es cercano a Marina, de hecho, hubo un tiempo en que yo tenía celos de él, lo veía como un rival. —¿Por qué? —exclamó con mucha intriga. —No lo sé, tal vez es que Russell estaba cerca de Marina y nuestros hijos son gemelos, así que, pensé que eran afines y comencé a temer, pero todo fue un malentendido, que se arregló cuando Victoria vino de México. Demian asintió. «¿Así que hay un referente de que Russell gustaba de Marina Hall?», pensó. —Es un poco tarde, Demetrius, no quiero que tu esposa te regañe por mi causa. Demetri
Demian se detuvo al escuchar su voz, Victoria retrocedió dos pasos hacia atrás, seguía consternada, impactada de lo que había pasado, su mente era confusa, pero sentía que ese hombre ante ella era un completo extraño, no le parecía más el hombre que conocía, el esposo de la que ahora consideraba su mejor amiga. Ella ya no sabía quién era Demetrius Vicent. —¿Qué sucede? —exclamó Marina al verlos tan cerca uno del otro, tuvo una mala idea, pero era incapaz de pensar que dos personas a quienes ella adoraba podían traicionarla, ella creía en el amor de su esposo, nunca pensaría algo malo de él, Marina se acercó a quien creía que era Demetrius, pero Demian seguía de espaldas con la mirada clavada en el rostro de Victoria, por lo que Marina no podía aún ver su rostro. —Yo… debo ir con Russell, me está esperando —dijo Victoria nerviosa y caminó alejándose con rapidez. Demian se giró a mirarla con vehemencia, anhelaba ir tras ella, Marina notó la mirada extraña en él, pero no pudo saber qu
—¿Demetrius? Demian dio un traspié —¿Te sientes bien? —preguntó Alana con desconcierto ante su actitud. —Sí, iré al auto por medicamento, vayan adentro. Alana asintió, tomó las manos de las pequeñas y las llevó adentro, mientras les pidió que no comieran chocolates. Demian aprovechó que ellas se fueron y salió de ahí a toda prisa. Corrió y se metió en su coche en el asiento de copiloto. —¿Qué ha pasado? ¿Te han pillado? —exclamó Aisha —Vámonos de aquí —dijo él, y la chica encendió el auto y manejó, alejándose del lugar. Demetrius no dejaba de gritar, hasta que, por fin, un mesero que pasaba por ese lugar logró escuchar un grito, quitó el pasador, y la puerta se abrió, ¡Tremendo susto se llevó! —¡¿Qué demonios?! ¿Por qué me han encerrado? —¿Qué dice, señor? Lo siento, no vi a nadie, ni escuché nada, solo su grito. Demetrius estaba verdaderamente enfurecido, se arregló el saco del esmoquin, respiró profundo y caminó para volver al evento. Al salir al salón encontró a su espo
Luego del brindis, los futuros esposo bailaron, y también el resto de las parejas. Alana se acercó a su hijo. —Pensé que te daría alergia por comer el chocolate con nuez que te dieron las gemelas. —¿Ella no comieron ese chocolate? —¡Claro que no! Apenas lo noté, fui a decirles, porque me espanté que pudieran comerlo, sobre todo Ady con su asma. Demetrius asintió, miró a su madre con anhelo, y ella lo notó. —¿Qué pasa? ¿Quieres decirme algo? Él asintió y salieron al jardín. Alana miró a su hijo —He tomado una decisión, madre. —¿Cuál es? —Voy a buscar a mi gemelo, y le voy a entregar la mitad de la fortuna Vicent, que le corresponde. Alana se quedó de piedra, nunca esperó que Demetrius pensara hacer eso. Pero, no estaba de acuerdo. —Pero, hijo, no conoces a Demian House, he escuchado cosas sobre él, ¡Cosas terribles! ¿Y si te hace daño a ti, a Marina y a tus hijas? ¿No lo has pensado? —¿Olvidas que es tu hijo, madre? ¿Olvidas que él necesitaba a su madre y que ninguna ve
—¡¿Por qué usurpaste mi lugar?! —Fue solo una broma, ya te lo dije, quería conocer a tus hijas, a tu esposa, pero sin tener que enfrentar todo esto, menos ver a tu madre. —Pero, la viste, ¿No es así? Las gemelas me lo dijeron. Él lo miró, bajó la mirada. —Sí, lo hice, parece que tu madre te quiere mucho. Demetrius tragó saliva. —No digas eso, ella también te quiere y se angustia pro ti, pero, cree que no te he encontrado. —¿Eso dirás? Mientes, lo haces bien, pero no te sale, una madre es capaz de todo por sus hijos, he visto madres haciendo hasta lo imposible solo por salvar a sus hijos, así que no mientas, esa mujer no me quiere, es egoísta, me apuesto a que también contigo lo ha sido. Demetrius no fue capaz de negarlo, se sentó frente a él. —Mira, la única forma en que sepas si nuestra madre es buena o no, es conociéndola, ella es la única que te podrá responder a tus preguntas, yo no, lo único que vine a aclarar fue que lo que hiciste estuvo mal, me metiste en muchos líos,
Demetrius tuvo un mal presentimiento, se levantó enseguida, Marina lo siguió con la mirada. —Debo ir al baño, no me tardó amor, cuida a las niñas. Marina asintió, pero se extrañó de su actitud. Sin embargo, la misa continuaba, sin detenerse, todos estaban felices, emocionados por tal evento. Demian observaba la ceremonia, desde un rincón a unos metros, peor miraba directamente a los novios, solo que ellos no podían verlo, él estaba de un lado. Sentía la rabia apoderarse de su ser, por un momento no vio más a Victoria ante él, si no a Liliana, «su Liliana», casándose con otro hombre que no era él, y eso lo destrozaba, sus ojos se volvieron llorosos, sintió odio, de su chaqueta sacó la pistola, apuntó hacia Russell Hesmer, quería que dejara a la mujer que amaba, estaba enloqueciendo. Demetrius lo buscaba por otro lado, hasta que al fin pudo verlo, cuando lo hizo, sintió un vuelco en el estómago, un miedo feroz, corrió tanto como pudo, lo tomó del saco y lo empujó hacia atrás, para
Marina y Victoria se abrazaron con fuerzas, Victoria era tan feliz. —Muchas felicidades, Victoria estoy tan feliz de verte junto a tu gran amor. Victoria sonrió, sus ojos estaban llorosos, tan emocionada. —¡crush! Ven a mis brazos, lo ves, si no te rindes, pasan cosas buenas. Russell rio un poco, y se dieron un gran abrazo. —Recuerda que este fin de semana me iré a un paseo, pero el lunes vuelvo para que nos vayamos a la playa por tres días con los niños —dijo Russell —Claro que sí, tengo todo listo, querido amigo, nos divertiremos como adolescentes, pero achacosos, porque no creas que son lo mismo los tres mosqueteros, que veinte años despues, eh. Russell rio, pronto los novios subieron al auto y fueorn a la recepción que sería en la playa. Mady y Ady se acercaron a los niños. —¿Lo vieron? ¡Funcionó todo lo que hicimos! El deseo a la piedra mágica, y el puente del amor, también funcionó —exclamó Mady y dio vueltas festejando. —¡Sí, y la próxima vez que tengamos un problema p
Marina entró a su camarote, sonrió al verlo. —¡Tenías que escoger el más grande y elegante! —¡Claro, cariño! Papito CEO y su familia, no puede dormir en cualquier lugar, eso déjaselo al humilde de mi crush. MI hermosa reina merece lo mejor de lo mejor —dijo abrazándola de la cintura, besando su mejilla Marina rio de él, se estremeció ante su toque. —¡Eres un vanidoso! —No tengo la culpa de ser tan guapo, y tener a una mujer hermosa, perfecta, y dos gremlins preciosas… —¡Papito CEO! —gritaron las niñas y corrieron a sus brazos, él las cargó con fuerza. —Oigan, ustedes dos, par de pillinas, ya están creciendo mucho, al rato no podré cargarlas a las dos juntas, deberán turnarse. —¡Yo primero! —¡No, yo primero! —exclamó Mady —¿Papito CEO, a cuál de las dos quieres primero? Demetrius lanzó un grito de miedo. —¡¿Qué preguntas son esas?! Dos por uno, yo las quiero a las dos por igual, no hay quien más, ni menos, así que, ni piensen en chantajitos, esos déjenlos a mamita. —¿Discul