HOLA, DEJAME TUS COMENTARIOS O RESEÑAS AGREGA A BIBLIOTECA ♥
Marina salió y Demian asustado retrocedió, alejándose. —¡Demetrius! —exclamó lo vio correr, y ella también corrió detrás, sin entender porque lo hacía, ni porque se sentía tan asustada. Hasta que le hombre dio la vuelta y desapareció de su vista. —¿Qué? —exclamó dudosa Ella tomó su teléfono móvil se apuró a llamar, Demetrius respondió al instante —¡Hola! —¡¿Dónde demonios estás?! —exclamó Marina molesta —¿Pues donde más, cariño? En la casa, cuidando a nuestras hijas, ¿Qué pasa? —¿Qué…? ¡Me he encontrado a un tipo igualito que tú…! Marina sintió un mareo repentino, todo dio vueltas, sintió que el cielo y el suelo se unían, y cayó como ficha de dominó, lanzando el teléfono al suelo. —¿Marina? ¡¿Marina?! —exclamó Demetrius asustado —¡Marina! —gritó Victoria acercándose, tomó el teléfono y respondió —¿Victoria, que pasa? —¡Marina se ha desmayado? —¡¿Qué?! Iré de inmediato. Demetrius colgó la llamada, vio a Alana —Por favor, ayúdame, cuida a mis hijas, debo ir con Marina, se
Albert sintió que su razón se nublaba, mirar a ese hombre en aquel video. ¡Él era su tío materno! Quien lo cuidó desde niño. —Fingió amarme, me cuidó, ¡Cómo un cerdo, al que preparas para luego matarlo y comerlo! —exclamó sintiendo rabia en su corazón, miró el video, tomó el móvil y la carta, salió de prisa. Miró debajo de la escalera, el hombre estaba en la segunda planta, como si nada hubiese pasado. Bajó tan rápido como pudo, y corrió hacia él, puso la carta y el móvil en una mesa, lo miró con odio, bufaba, sudaba, su respiración era irregular, mientras lágrimas calientes corrían por su rostro. —¡¿Qué pasa, hijo?! —¡¿Hijo?! ¿Me llamarás hijo? Si soy tu maldito cerdo al que matarás porque eres un muerto de hambre, ¿Acaso no hice mucho por ti? —¿Qué dices, Albert? —el hombre se sintió tembloroso, nunca esperó ser descubierto de esa manera. —¡Eres un traidor! ¡Un asesino! ¡Mataste a mi hermano! ¡Seguro mataste a Sylvia! pero ella te delató antes de su muerte ¡Eres un miserable!
Demetrius suplicaba a Demian que acelerara, pero de pronto le pareció que las habían perdido. Glenda parqueó en un edificio, era el mismo donde ella rentaba un apartamento hace tiempo, se detuvo, las niñas lloraban y gritaban, abrió la puerta, tomó a Ady cargada, y llevó a Mady casi arrastras. —¡Cállense, niñas, o no las llevaré con su papito! La mujer las subió al elevador. —¡¿Por qué eres mala, Glenda?! —¡Silencio! —exclamó la mujer, estaba temblando de miedo. «¡Por lo menos con estas mocosas, me darán algo de dinero para huir de aquí, nunca volveré!», pensó. Esperaba a que las puertas del elevador se cerrarán Demian parqueó justo a un lado del auto de Glenda, Demetrius fue el primero en salir, y luego Demian fue detrás. Al entrar al edificio, que era un lugar sin vigilancia, Demetirus vio a la mujer en el elevador y a las niñas, que gritaron por él. —¡Papito CEO! —sin embargo, nada pudo hacer, las puertas se cerraron antes de que él pudiera tener de nuevo a sus niñas entre
Al día siguiente. Victoria se despertó temprano, observó su vestido de novia, ya e lo habían entregado con los ajustes necesarios. Ella estaba muy ansiosa, quería ver como se le veía, estaba enamorada de su vestido, ilusionada, cuando por fin se lo puso, era un vestido sencillo en corte princesa, pero era bello. Se miró en el espejo de cuerpo completo, sonrió, podía imaginar cómo se peinaría, que maquillaje querría usar, de pronto, lo vio tras ella, como una sombra, sintió temor. —¡Russell! ¿Qué haces? ¿Acaso no sabes que es de mala suerte ver el vestido de novia antes de una boda? Él sonrió, la admiraba de pies a cabeza, estaba tan embelesado con su belleza, no pudo recordar el pasado, no frente a ella, sintió que era el único momento. —Te ves hermosa, estoy segura de que el día de la boda serás como una princesa. Ella sintió que se ruborizó al instante. —No creas en supersticiones, por favor, tal vez, no sea una boda grande, pero, al menos estarán las personas que más nos qui
Russell y Victoria fueron hasta el yate, donde les esperaba, luego de pasear por la playa, una deliciosa cena, y navegar a través del mar. Era un yate lujoso, propiedad de Penélope. —Es hermoso, nunca subí a uno —dijo ella con ojos curiosos. Él sonrió. —Pues, entonces, te traeré cada sábado, será nuestro día especial. Ella sonrió, él besó sus labios, amaba hacerlo con naturalidad, de pronto, sintió como si hubiesen roto una barrera entre los dos, todo lo que los separaba, parecía desvanecerse, y era la primera vez en mucho tiempo, que Russell de nuevo se sentía tan feliz. Se sentaron a la mesa les sirvieron una deliciosa cena, con vino blanco, bebieron su copa a la luz de las velas, mientras observaban las luces del muelle, del barco, y el majestuoso mar en calma, con viento fresco. Una música suave resonaba, tras la cena, él se levantó, la invitó a bailar, Victoria sonrió, aceptó, bailó con él, la música suave hizo que sus cuerpos se movieran al compás, mientras ella recargó su
Demetrius llegó a ese edificio una hora después como acordaron por teléfono. No era un lugar barato, era una buena zona y un edificio de buen estatus. Fue al elevador, bajó en el piso tres. Cuando encontró el departamento llamó a la puerta. Pronto le abrieron la puerta. Demian sonrió y se dieron la mano en un buen apretón. —Bienvenido a mi casa, clon. Demetrius entró y observó el lugar, en realidad, estaba bien decorado, no parecía que a su hermano le faltara nada. —Siéntate, te sirvo una copa. Demian trajo consigo dos copas de cristal y una botella de coñac, abrió la botella ante él, sirvió cada copa. Demetrius bebió un sorbo. —Muy buen coñac. —¿Creíste que te serviría un vino barato? Nunca, y cuéntame, ¿Cómo están tus hijas? Debieron estar muy asustadas con todo lo que ocurrió ese día. —Sí, lloraron mucho y durmieron con nosotros por unas noches, pero, los niños tienen esa cualidad de superarlo todo, Mady y Ady son fuertes, resilientes. Demian sonrió. —Me alegra, quier
—¿Por qué dices eso, Demian? Pareciera que conoces a Victoria. Demian recuperó la compostura al instante, bebió su trago de un solo sorbo. —Lo siento, solo decía, es que no me gustan las injusticias, y ver que usan a una pobre chica como madrastra me causa rabia. —Pero, no es así, Russel ama a Victoria, solo quiere hacerla feliz y sus hijos la ven como su madre. Demian sonrió. —¿Eres muy cercano también a la futura esposa? —Un poco, verás, Russell también es cercano a Marina, de hecho, hubo un tiempo en que yo tenía celos de él, lo veía como un rival. —¿Por qué? —exclamó con mucha intriga. —No lo sé, tal vez es que Russell estaba cerca de Marina y nuestros hijos son gemelos, así que, pensé que eran afines y comencé a temer, pero todo fue un malentendido, que se arregló cuando Victoria vino de México. Demian asintió. «¿Así que hay un referente de que Russell gustaba de Marina Hall?», pensó. —Es un poco tarde, Demetrius, no quiero que tu esposa te regañe por mi causa. Demetri
Demian se detuvo al escuchar su voz, Victoria retrocedió dos pasos hacia atrás, seguía consternada, impactada de lo que había pasado, su mente era confusa, pero sentía que ese hombre ante ella era un completo extraño, no le parecía más el hombre que conocía, el esposo de la que ahora consideraba su mejor amiga. Ella ya no sabía quién era Demetrius Vicent. —¿Qué sucede? —exclamó Marina al verlos tan cerca uno del otro, tuvo una mala idea, pero era incapaz de pensar que dos personas a quienes ella adoraba podían traicionarla, ella creía en el amor de su esposo, nunca pensaría algo malo de él, Marina se acercó a quien creía que era Demetrius, pero Demian seguía de espaldas con la mirada clavada en el rostro de Victoria, por lo que Marina no podía aún ver su rostro. —Yo… debo ir con Russell, me está esperando —dijo Victoria nerviosa y caminó alejándose con rapidez. Demian se giró a mirarla con vehemencia, anhelaba ir tras ella, Marina notó la mirada extraña en él, pero no pudo saber qu