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Marina llevó a los niños al jardín, y Demetrius la alcanzó poco despues. —Parece que deben hablar y llegar a un acuerdo. —Russell es un tonto, ¡Como pudo decir que no ama a Victoria! Me consta que muere de amor por ella. Marina sonrió. —Lo sé, no entiendo porque es tan tonto, quizás tenga miedo, ella es más joven que él y… —Tienes razón, pero, no por miedo debes actuar de esa forma, no debe ser así, espero que cambie, o se arriesgará a perder a una gran mujer. —¿Gran mujer? Me voy a poner muy celosa. Demetrius sonrió, la estrechó en sus brazos, y la acercó a él —Mi mujer, ¿Por qué estarías celosa? Estos preciosos ojos solo te ven a ti, tú eres la única hecha a mi medida, no hay otra Marina Hall en el mundo, ni otra mujer que amaría que no seas siempre tú. —Te amo. —Yo más. Ella lo abrazó. —¡Vamos a tener una mamita tan buena como la suya, Mady y Ady! —exclamó Mariano Los cuarto niños se abrazaron felices, Danna fue con ellos. —¡A sus órdenes, capitana Danna! —exclamaron a
Cuando Victoria y Russell salieron de la habitación, Penélope los miró. —¿Y bien? ¿Qué decidieron? —Sí, señora Penélope, nos casaremos, puede ponerle fecha a esta boda. La mujer sonrió, abrazó a Victoria con mucho cariño. —¡Oh, querida, muchas gracias por tu ayuda! ¿Qué tal te parece una boda a fin de mes? Victoria y Russell se miraron impactados, con ojos enormes. —Pues… por mí, no hay ningún problema, ¿Y tú que dices, Russell? Él miró la seguridad en Victoria, asintió. —Sí, me parece bien. Marina y Demetrius entraron en la habitación. —¿Cómo están? —Marina y Demetrius, debemos ir a celebrar que Victoria y Russell se casarán a fin de mes, ¿Podrían ser padrinos de la boda? Marina y Demetrius se miraron sonrientes. —¡Claro que sí! —exclamó Marina—. Felicidades. —Vamos a festejar, llevemos a los niños a comer helado y pastel. Aceptaron, Victoria cargó a Iris y tomó la mano de Danna, mientras Russell llevó de la mano a los gemelos. Salieron en dos autos hacia una cafetería
Demian House salió por la puerta del confesionario y miró a Demetrius frente a frente, no fue solo él quien tenía ojos de platos, también Demetrius estaba impactado, cuando Tessa dijo que eran dos gotas de agua, estaba en lo cierto, incluso Demetrius pensó que llevaban el mismo peinado, la misma barba, pero no la misma ropa. Demian lo barrió con la mirada —¡Vaya, vaya, sí, gemelos idénticos! —exclamó con estupor —Sí, así es. —Vamos, sígueme, platiquemos. Demetrius siguió a Demian, algunas personas que notaron el parecido los miraban con algo de sorpresa en sus rostros. —Parece que no pueden creer que haya dos tipos tan guapos en el mundo —dijo Demetrius Demian le miró de reojo con cara de confusión. —Por lo visto tú eres muy vanidoso. —No claro que no, solo que mucha gente sabe que soy un tipo guapo, como eres igual que yo, pues te toca un poco de eso. —Vale, ¿Y vas a decirme ya para que me querías ver? —Quería conocerte. —Ah, claro, es que querías tener un hermanito por fi
Marina salió y Demian asustado retrocedió, alejándose. —¡Demetrius! —exclamó lo vio correr, y ella también corrió detrás, sin entender porque lo hacía, ni porque se sentía tan asustada. Hasta que le hombre dio la vuelta y desapareció de su vista. —¿Qué? —exclamó dudosa Ella tomó su teléfono móvil se apuró a llamar, Demetrius respondió al instante —¡Hola! —¡¿Dónde demonios estás?! —exclamó Marina molesta —¿Pues donde más, cariño? En la casa, cuidando a nuestras hijas, ¿Qué pasa? —¿Qué…? ¡Me he encontrado a un tipo igualito que tú…! Marina sintió un mareo repentino, todo dio vueltas, sintió que el cielo y el suelo se unían, y cayó como ficha de dominó, lanzando el teléfono al suelo. —¿Marina? ¡¿Marina?! —exclamó Demetrius asustado —¡Marina! —gritó Victoria acercándose, tomó el teléfono y respondió —¿Victoria, que pasa? —¡Marina se ha desmayado? —¡¿Qué?! Iré de inmediato. Demetrius colgó la llamada, vio a Alana —Por favor, ayúdame, cuida a mis hijas, debo ir con Marina, se
Albert sintió que su razón se nublaba, mirar a ese hombre en aquel video. ¡Él era su tío materno! Quien lo cuidó desde niño. —Fingió amarme, me cuidó, ¡Cómo un cerdo, al que preparas para luego matarlo y comerlo! —exclamó sintiendo rabia en su corazón, miró el video, tomó el móvil y la carta, salió de prisa. Miró debajo de la escalera, el hombre estaba en la segunda planta, como si nada hubiese pasado. Bajó tan rápido como pudo, y corrió hacia él, puso la carta y el móvil en una mesa, lo miró con odio, bufaba, sudaba, su respiración era irregular, mientras lágrimas calientes corrían por su rostro. —¡¿Qué pasa, hijo?! —¡¿Hijo?! ¿Me llamarás hijo? Si soy tu maldito cerdo al que matarás porque eres un muerto de hambre, ¿Acaso no hice mucho por ti? —¿Qué dices, Albert? —el hombre se sintió tembloroso, nunca esperó ser descubierto de esa manera. —¡Eres un traidor! ¡Un asesino! ¡Mataste a mi hermano! ¡Seguro mataste a Sylvia! pero ella te delató antes de su muerte ¡Eres un miserable!
Demetrius suplicaba a Demian que acelerara, pero de pronto le pareció que las habían perdido. Glenda parqueó en un edificio, era el mismo donde ella rentaba un apartamento hace tiempo, se detuvo, las niñas lloraban y gritaban, abrió la puerta, tomó a Ady cargada, y llevó a Mady casi arrastras. —¡Cállense, niñas, o no las llevaré con su papito! La mujer las subió al elevador. —¡¿Por qué eres mala, Glenda?! —¡Silencio! —exclamó la mujer, estaba temblando de miedo. «¡Por lo menos con estas mocosas, me darán algo de dinero para huir de aquí, nunca volveré!», pensó. Esperaba a que las puertas del elevador se cerrarán Demian parqueó justo a un lado del auto de Glenda, Demetrius fue el primero en salir, y luego Demian fue detrás. Al entrar al edificio, que era un lugar sin vigilancia, Demetirus vio a la mujer en el elevador y a las niñas, que gritaron por él. —¡Papito CEO! —sin embargo, nada pudo hacer, las puertas se cerraron antes de que él pudiera tener de nuevo a sus niñas entre
Al día siguiente. Victoria se despertó temprano, observó su vestido de novia, ya e lo habían entregado con los ajustes necesarios. Ella estaba muy ansiosa, quería ver como se le veía, estaba enamorada de su vestido, ilusionada, cuando por fin se lo puso, era un vestido sencillo en corte princesa, pero era bello. Se miró en el espejo de cuerpo completo, sonrió, podía imaginar cómo se peinaría, que maquillaje querría usar, de pronto, lo vio tras ella, como una sombra, sintió temor. —¡Russell! ¿Qué haces? ¿Acaso no sabes que es de mala suerte ver el vestido de novia antes de una boda? Él sonrió, la admiraba de pies a cabeza, estaba tan embelesado con su belleza, no pudo recordar el pasado, no frente a ella, sintió que era el único momento. —Te ves hermosa, estoy segura de que el día de la boda serás como una princesa. Ella sintió que se ruborizó al instante. —No creas en supersticiones, por favor, tal vez, no sea una boda grande, pero, al menos estarán las personas que más nos qui
Russell y Victoria fueron hasta el yate, donde les esperaba, luego de pasear por la playa, una deliciosa cena, y navegar a través del mar. Era un yate lujoso, propiedad de Penélope. —Es hermoso, nunca subí a uno —dijo ella con ojos curiosos. Él sonrió. —Pues, entonces, te traeré cada sábado, será nuestro día especial. Ella sonrió, él besó sus labios, amaba hacerlo con naturalidad, de pronto, sintió como si hubiesen roto una barrera entre los dos, todo lo que los separaba, parecía desvanecerse, y era la primera vez en mucho tiempo, que Russell de nuevo se sentía tan feliz. Se sentaron a la mesa les sirvieron una deliciosa cena, con vino blanco, bebieron su copa a la luz de las velas, mientras observaban las luces del muelle, del barco, y el majestuoso mar en calma, con viento fresco. Una música suave resonaba, tras la cena, él se levantó, la invitó a bailar, Victoria sonrió, aceptó, bailó con él, la música suave hizo que sus cuerpos se movieran al compás, mientras ella recargó su