Capítulo2
Al otro lado del teléfono, el tipo parecía un poco sorprendido. Después de un momento, la voz de Giovanni continuó lentamente:

—Ok. Pero, señorita Clarissa, mi abuela ya es bastante mayor y temo no poder darle mucho tiempo... —hizo una pausa—. Lo máximo que puedo ofrecerle son quince días. Espero que pueda irse de la familia Ferrucho. Incluyendo divorciarse de su esposo.

Su tono era suave, pero firme. Clarissa no rechazó la propuesta. Tocó el anillo de matrimonio en su dedo y respondió lentamente:

—Está bien.

Cinco años. Después del incidente de Sofía, Luca la odiaba, aun así, se habían casado. Ella estuvo atrapada en la familia Ferrucho durante cinco años. Ahora, ya era hora de irse.

Antes de salir de la sala de descanso, recogió sus cosas y volvió a ser esa señora Ferrucho elegante y refinada, como siempre. Cuando llegó a la casa matrimonial, Luca no estaba. Clarissa organizó rápidamente sus pertenencias y después de un rato, su celular sonó. Era un mensaje de Giulia. Era una foto.

En la foto, había un collar roto.

Ese collar no era desconocido; Clarissa lo había conseguido ella misma hace años. Cuando era joven, había sido sincera con la persona que amaba. En ese entonces, creía en la leyenda de ese collar y lo buscó paso a paso.

Esperaba que protegiera a la persona que más amaba. Cuando Luca lo vio, se conmovió profundamente, la abrazó y, con voz ronca, le dijo:

—Clarissa, qué suerte tengo de tener una novia como tú.

Y ahora, ese collar ya estaba hecho pedazos. Giulia envió otro mensaje de voz:

—Clari, lamento mucho, Luca me dio este collar, esperando que me trajera suerte. Lamentablemente, lo rompí sin querer. —Hizo una pausa—. Pero, no te molesta, ¿verdad? Luca dijo que al final, solo era un collar, si se rompió, que se rompa, no es algo importante.

Clarissa miró al collar roto en la foto. Ese collar y los cinco años que había vivido, ya eran parte del pasado. Pronto, respondió:

—Es solo un collar, se puede comprar en internet, si te gusta, ya te lo regalo.

Clarissa realmente ya no lo consideraba importante. Tocó su anillo de matrimonio y bajó la mirada. Este matrimonio roto y desfigurado, ya debería haber terminado.

En toda la noche, Luca no regresó. Poco después, Clarissa recibió el acuerdo de divorcio enviado por el abogado. El abogado había sido uno de los mejores que Giovanni había contratado para ella y ya había preparado los términos de acuerdo a sus necesidades.

—Señorita Clarissa, usted y Luca firmaron un acuerdo de bienes, por lo que los bienes que puede llevarse son limitados. Sin embargo, me esforzaré por conseguirle la casa en Villa Cielito.

—Está bien, gracias.

Clarissa miró el acuerdo de divorcio en sus manos. La casa en Villa Cielito era lo único que pedía. Esa casa pertenecía a la familia Flores, pero después de que la familia Flores tuvo problemas, y la casa fue destruida por un incendio, ella y Luca la compraron y la renovaron. Para ella, esa casa tenía todos los últimos recuerdos de su juventud.

Clarissa guardó el acuerdo de divorcio y el anillo de matrimonio. De reojo, miró las fotos de ella y Luca en el cajón. Él siempre la miraba con ternura, y cada vez que la miraba, sus ojos estaban llenos de amor, incluso las sombras de fondo parecían irradiar amor. Y ahora, ese matrimonio con Luca estaba roto, destrozado. Ya no era como antes.

Al día siguiente, era el día en que ella y Luca regresaban a la casa familiar. Luca la recogió en carro.

—Sube al carro.

El tono de Luca era indiferente. Clarissa abrió la puerta del auto y vio algo raro sobre el tablero. Se detuvo por un momento. El adorno era nuevo. Tenía árboles, nieve, y en la base estaba grabado el nombre de Giulia. Era algo de Giulia Rossi. Antes, en ese lugar, había un muñeco de cerámica que ella y Luca habían hecho juntos. Clarissa sintió una punzada en el corazón. Pero, Luca sonrió de manera irónica, mirando hacia ella:

—Giulia lo quería poner ahí, es solo un adorno, no te molesta, ¿cierto?

—No me molesta. Clarissa lo miró de repente y, sin inmutarse, dijo:

—Si la señorita Giulia quiere, entonces hasta puedo dejar que sea tu esposa.

—¿Te atreverías?

Luca se rio de forma despectiva y continuó:

—No te hagas ilusiones, Clarissa, sin la familia Ferrucho, ¿adónde podrías ir?

Luca tenía razón. Ella era huérfana, necesitaba a la familia Ferrucho. Solo que Luca no sabía que ella ya no sentía ningún apego por todo eso.

Durante el trayecto, la vibra entre ellos era tensa. Cuando el carro llegó a la casa de los Ferrucho, la tensión se alivió un poco. El incidente anterior había causado un gran revuelo, e incluso la familia Ferrucho se había visto involucrada, aunque finalmente todo se calmó. Probablemente debido a la actitud distante de Luca, el padre de él había intentado que se reconciliaran.

Durante la cena, el padre de Luca mencionó un asunto de negocios, y de repente dijo:

—Mañana hay una cena de negocios, escuché que el señor de Grupo Díaz estaría presente. Tú y Clarissa deberían asistir. Si logran llevarse bien con él, el desarrollo del terreno en Varandés será más fluido...

Clarissa se detuvo por un momento. Qué curioso. El mandamás del Grupo Díaz del que hablaba el padre de Luca, era su próximo marido. Aunque lo llamaran su segundo matrimonio, en realidad, solo había visto a Giovanni una vez. Su cara atractiva apareció por un segundo en su mente. A través de la ventana del carro, incluso su silueta parecía elegante. Pero no esperaba que él también fuera a la cena esa noche.

Luca, molesto, contestó como si lo estuvieran obligando:

—Está bien.

Giovanni era conocido por ser difícil de tratar. Un hombre con un poder inmenso y muchos secretos. Se mantenía discreto y reservado. A pesar de eso, había muchas personas que intentaban hacerse amigas de él. Luca no era la excepción. Clarissa sonrió y asintió:

—Ok.

De hecho, también quería conocer a su futuro esposo.

En la mesa, el tema habitual era la fertilidad. La familia Ferrucho es una familia tradicional de alto estatus, y después de que Luca y Clarissa se casaran, Caterina había mencionado varias veces el tema de los hijos. Esta vez no fue la excepción.

—Clarissa, mamá ha pedido a unos amigos que consigan unas hierbas para la fertilidad, ¿te las tomarías después? —dijo Caterina sonriendo.

Durante cinco años, Caterina había buscado varias veces estas hierbas, con la esperanza de que ayudaran a Clarissa a quedar embarazada. Pero nada servía, Clarissa y Luca nunca podrían tener hijos. Luca, que estaba a un lado, la miró con desdén. Pero Clarissa ya no respondió como antes, con obediencia y dulzura. Levantó la mirada, sonrió un poco y dijo con despacio:

—Mamá, no se preocupe. No es que no pueda tener hijos, es que Luca no puede. Estos cinco años, él ni siquiera me ha tocado.

Al escuchar esto, los padres de Luca se quedaron sorprendidos, mirando a Luca, quien apretó los dientes, lleno de ira.
Sigue leyendo en Buenovela
Escanea el código para descargar la APP

Capítulos relacionados

Último capítulo

Escanea el código para leer en la APP