En los brazos de mi caballero Santoro
En los brazos de mi caballero Santoro
Por: Rosi
Capítulo1
Ya entrada la medianoche.

Clarissa estaba sentada en la sala de descanso, viendo las fotos de Luca besándose con otra mujer.

Las fotos fueron tomadas con una cámara oculta, pero captó todo con claridad. A través de la ventana del carro, se podía ver toda la pasión que se había desatado entre los dos.

La marca en la cara de Luca y el tatuaje de copos de nieve en el hombro de la mujer se podían distinguir perfectamente.

Clarissa sonrió de la ironía, tiró la foto al tarro de basura sin pensarlo, mientras sentía un cansancio enorme.

—¿De verdad, es necesario el tatuaje?

—Señora, esto es lo que su esposo exige. El tatuador ya la está esperando. Solo si usted se hace el mismo tatuaje que la señorita Giulia, podremos aclarar los rumores de anoche. Claro, si no lo hace, puede que no pueda pagar el tratamiento médico de su hermano mañana.

El secretario hablaba con un tono despectivo, sin mostrar ningún respeto.

Parecía que ella, la esposa de Luca solo de nombre, no era más que una broma. Y la verdad es que así era.

El escándalo de Luca y la mujer tatuada había llegado a ser tendencia en las redes sociales, causando tanto escándalo que la familia Ferrucho tuvo que organizar una rueda de prensa para aclarar todo. Y la solución de su esposo fue hacer que ella se hiciera el mismo tatuaje que la mujer de las fotos.

Era una forma de engañar a todos.

Una grandísima humillación.

Clarissa sintió una frustración muy grande en su corazón. Después de un rato, bajó la mirada y respondió lentamente:

—Ok, me haré el tatuaje.

Pensó para sí misma que esta sería la última vez que cedería sin dignidad por Luca.

El tatuador contratado por Luca ya estaba esperando en la sala de descanso.

Ella se recostó sin vida en la cama, sintiendo el punzar del vaivén de la aguja en su piel. Pero su corazón en cambio estaba completamente vacío.

Media hora después.

Miró el tatuaje en su cuerpo, el mismo que en la foto y no pudo evitar sentir lo absurdo de todo.

Subió al carro con el secretario.

Cuando llegaron a la rueda de prensa, Clarissa vio a Luca de inmediato, parado en el escenario.

Él llevaba un traje negro, pero parecía relajado y despreocupado, con el botón superior desabrochado, su cara atractiva y una postura indiferente.

Las luces brillaban y los periodistas comenzaron a hablar.

—Señor Luca, escuchamos que su relación con la señora Clarissa está en crisis por otra mujer, ¿es cierto?

—¿Crisis de qué?

Luca miró al periodista, levantando una ceja con un aire juguetón.

Estaba tranquilo, con una sonrisa y una actitud relajada, pero su presencia era intimidante.

El periodista tragó saliva, sintiendo la presión.

Todos sabían que el temperamento de Luca no era el mejor y que era difícil de tratar.

Apartó la mirada de la cámara y, cuando estaba a punto de hablar, vio a Clarissa acercándose hacia él.

Se olvidó de lo que iba a decir de golpe, y ante todos, sonrió de manera despreocupada. Luego se acercó y la rodeó por la cintura, y con una voz suave y amorosa dijo:

—Esposa, dicen que nuestra relación está en crisis.

La postura cercana de ambos parecía perfecta, pero Clarissa solo se sintió vacía. Su estómago se revolvió de náuseas.

Este matrimonio la había dejado exhausta. Incluso el hombre que había amado durante tantos años, ahora le parecía repulsivo.

Ella no se soltó, permitiendo que él la agarrara.

Hasta que los periodistas comenzaron a acercarse rápidamente, enfocando su atención en Clarissa.

—Señora Clarissa, ¿qué opina del beso tan apasionado entre su esposo y otra mujer anoche? ¿Sabe quién es ella?

Después de la pregunta del periodista, Luca miró a Clarissa con una expresión juguetona, pero sus ojos se fijaron en su hombro.

Ante los ojos de todos, Clarissa miró a la cámara y, con calma, se quitó el abrigo, mostrando el tatuaje en su hombro. Respondió con calma:

—Anoche, fue algo entre mi esposo y yo, el romance de pareja. Nos amamos profundamente y nunca ha habido nadie más que se interponga entre el amor bonito de nosotros dos.

Los periodistas miraron sorprendidos el tatuaje en su hombro. Era exactamente el mismo que en las fotos de la noche anterior.

El murmullo entre los periodistas se hizo notar.

Un periodista experimentado cambió rápidamente de tema, bromeando:

—Entonces, la persona en las fotos era la señora Clarissa. ¡Qué bonita relación!

Pero Clarissa solo sintió un vacío en su pecho.

Cinco años.

Si realmente tuvieran una buena relación, ¿habría llegado hasta este punto?

Los rumores se desvanecieron con esta declaración. Los periodistas se fueron y los metiches se dispersaron.

Clarissa regresó a la sala de descanso. Cuando entró en la habitación, una mano la agarró de repente.

Al instante, la empujó al sofá y no la dejó mover. Luca la tomó de la muñeca con mucha fuerza, como si fuera a romperla.

Agarrándola del mentón, la miraba como si fuera una presa.

—Muy bien hecho, pero tu actuación fue demasiado mala. Ese puto tatuaje ni siquiera se parece al de Giulia.

Luca frotó el tatuaje en su hombro y se burló.

—Nos amamos profundamente, es imposible creer que salgan esas palabras de tu boca.

Clarissa miró el chupón aun con pintalabios de un beso en su cuello.

El dolor de verlo la lastimó y le revolvió el estómago.

A decir verdad, no estaba equivocada. Ella y Luca se habían amado, en el pasado. El año en que más se amaron, ella entró sola en un incendio para salvarlo y él fue apuñalado tres veces por unos secuestradores para ayudarla. Pero, ahora, se miraban con desprecio.

—No soy como la señorita Rossi. Ella en serio te ama, Luca. Pero si Sofía lo supiera, ¿qué pensaría...?

Clarissa sonrió con tristeza.

Al escuchar sus palabras, Luca cambió su expresión de inmediato, sujetó su muñeca con más fuerza, y con una voz molesta le respondió:

—No tienes ningún derecho a mencionar a Sofía. Si no fuera por ti, Sofía nunca habría perdido la oportunidad de ser salvada.

La señorita Rossi de la que hablaba Clarissa era una de las hijas adoptivas de la familia Ferrucho, la señorita Giulia Rossi.

Las familias Ferrucho y Rossi se habían llevado bien durante años, y cuando la familia Rossi sufrió una tragedia, la familia Ferrucho adoptó a las gemelas Giulia y Sofía.

A medida que crecían, Sofía desarrolló sentimientos especiales por Luca, pero él siempre la vio como una hermana.

Mientras tanto, él persiguió apasionadamente a Clarissa.

Hasta que...

Sofía murió en una avalancha y Giulia se fue del país.

Cuando ocurrió el accidente de Sofía, ella había llamado a Luca, pero él no contestó la llamada porque estaba celebrando el cumpleaños de Clarissa.

Luca creyó, basándose en las pruebas de Giulia, que Clarissa fue la que colgó esa llamada de emergencia.

—Ya te dije, lo de aquel entonces no tiene nada que ver conmigo.

Clarissa sintió un vacío en su corazón. Habló casi sin emoción.

—Además, cuidar a la hermana de tu antigua amante hasta la cama... Luca, qué inesperado.

Clarissa había explicado lo sucedido muchas veces, pero Luca nunca la creyó.

Las personas muertas terminaron siendo una herida en el corazón de Luca.

En los últimos años, Luca había tenido varias chicas que se parecían mucho a Sofía. Pero Clarissa nunca imaginó que él terminaría con Giulia.

Cuando vio las fotos de ellos, pudo reconocer a Giulia casi de inmediato.

Pensar en esa relación tan extraña hizo que Clarissa no pudiera evitar sentirse enferma.

Luca irradiaba ira y peligro. La miraba fijamente, y con la yema de su dedo, rozó sus labios de una forma amenazante.

—¿Y qué? —su tono era sarcástico.

—Pues comparada con ellos, no eres nada. No eres más que un objeto de placer que he usado hasta agotar.

Dicho esto, Luca salió de la habitación de manera sombría, cerrando la puerta con fuerza.

Clarissa lo observó alejarse, como si ya estuviera anestesiada.

No sentía ninguna emoción en su corazón.

Era como si la mujer que amó a Luca durante cinco años, que incluso arriesgó su vida por él, ya no fuera ella.

Se quedó sentada en silencio durante un largo rato. Los recuerdos de esos cinco años pasaron por su mente.

Ella ya no debía tener ninguna esperanza en este matrimonio ni en Luca.

Mucho tiempo después.

Sacó su teléfono y marcó un número:

—Señor Giovanni, respecto a lo que mencionó la última vez, acepté. Puedo casarme con usted, pero a cambio, debe pagar la operación de mi madre y ayudarme a recuperar el terreno en Varandés.
Sigue leyendo en Buenovela
Escanea el código para descargar la APP
capítulo anteriorcapítulo siguiente

Capítulos relacionados

Último capítulo

Escanea el código para leer en la APP