Capítulo124
La masa para las empanaditas la compró en el súper. Aunque también vendían congeladas, Clarissa sentía que las que preparaba ella sabían mil veces mejor.—¿Necesitas que te ayude en algo?

Giovanni lo dijo sin pensarlo mucho, y Clarissa se lo pensó un momento:

—Entonces, Señor Santoro, ¿puedes pelar los camarones? Acuérdate de quitarles la parte que sabe a feo.

Él había pelado camarones cocidos, pero, con los crudos era otra historia.

Sí sabía cocinar, pero los mariscos no eran lo suyo. En especial los camarones. Se le hacían un fastidio.

Pero si Clarissa se lo pedía, él lo hacía sin quejarse.

Los camarones crudos eran resbalosos, y Giovanni soltó un suspiro frustrado mientras empezaba con uno. La parte dura de la cabeza le rebanó un pedacito de dedo.

Le dolió un poco, pero lo aguantó.

Ya había aceptado la tarea, no iba a fallar en algo tan simple.

Terminó pelando una canasta entera, aunque se hizo cuatro o cinco cortadas pequeñas.

Le molestaba usar sus manos, que normalmente firmaban co
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