Me despierto cuando escucho que abren la puerta, es la enfermera que entra con un carrito. Me hace pensar que estoy en un hotel y no en una habitación de hospital. Julian se quedó dormido conmigo, pero no está por ninguna parte.
―Buenos días ―saluda la chica.
―¿Qué hora es?
―Son las siete de la mañana.
―¿El doctor vendrá a verme?
―A las nueve para certificar su salida.
La respuesta de la enfermera me alivia. No solo quiero salir de aquí, también ver a Ivette. Me urge verla.
―Gracias.
―Le haré la revisión y después podrá ducharse y desayunar.
―¿Dónde están mis cosas?
―En el armario ―responde señalando hacia el que está empotrado en la pared, al lado de la TV.
―¿Qué es este lugar? Un hospital o un hotel ―comento y ella sonríe.
―En realidad está internada en la clínica privada Green Garden, y la atención aquí es bastante especializada.
―Ya veo, en un hospital común no tendría tanta comodidad.
Mentiría si dijera que esas preguntas me dejan inquieta y lo cierto es que alimentan mi curiosidad porque él sigue siendo una gran incógnita para mí. No pude seguir hablando con Iv porque Gary se la llevó. Lo bueno es que constaté que está bien, lo que quiere decir que ambas la libramos y no quiero que se repita otra vez; sin embargo, también me causa sorpresa que Gary resultara siendo trabajador de Julian.¿Me pregunto en que área? Aunque ni siquiera sé cuál es el negocio de Julian. Debo averiguarlo.Salimos de la clínica que resulta ser un enorme edificio blanco como todo por dentro, muy impecable y con muestras de que es exclusiva para millonarios, (por lo menos es lo que creo). Pensaba insistir con lo de ir a mi casa, pero me da la impresión de que no cambiará de opinión, además que no me golpeé tan duro la cabeza como para rechazar un buen descanso en domingo, y solo espero que no tenga planeado algo como lo de su baño romano.―Voy a ir contigo, y debo regr
La cara de Julian es tan seria cuando dice las cosas, ya sea para imponer su voluntad o dejar clara cualquier verdad que hace imposible que puedas detectar si está diciendo la verdad o está mintiendo. Una parte de mí dice que me conforme, pero la otra, que no le crea.En el fondo sé que este dilema es estúpido, porque todo con él es tan bueno y fantasioso como para que no haya nada oculto y sé que lo hay, y ahora solo quiero descubrir quién es realmente Julian Callaghan; sin embargo, si descubriera una verdad abrumadora: ¿seguiría adelante con él?La pregunta también es estúpida, yo nunca quise seguir adelante, y aunque es él quien ha estado empujándome, soy yo quien ahora no quiere retroceder.Largo un suspiro saliendo de la bañera. El baño de sales ha sido increíble. Cuando llegamos me dejó encargada con el ama de llaves y se marchó luego de darle algunas instrucciones, así que he pasado parte de la mañana relajándome y descansando luego de ser atendida como u
No importa cuánto. No te dejaré correr.Debí preguntarle por qué estaba convencido de eso. Tomo una bocanada de aire termino de vestirme mientras medito en todo. Las palabras de Iv, las de esa mujer que es obvio, no le caigo para nada bien.Dentro de la bolsa había un vestido azul pastel a rayas, que es como un largo camisón. Me pregunto si él le indicó como quería la ropa, porque con su aversión creo que todo lo que consiguió es bastante decente. Me miro al espejo y sonrío observando el golpe en mi frente. Me resulta gracioso porque no me hace ver muy atractiva, sino como una chica a la que la han cogido a golpes. Duele y se ve bastante feo. Dejo mi cabello suelto y lo tapo un poco con el fleco para disimularlo.Al salir me encuentro un pasillo elegante y vacío. No sé dónde me está esperando, pero sé dónde buscarlo, así que camino a lo largo de él flanqueada por cuadros famosos, es más, toda finca está llena de adornos lujosos que de alguna manera corr
Sin duda tiene una grande y bonita colección, que seguro le debió de tomar años completarla. Me dedico a inspeccionar cada modelo expuesto con sumo cuidado en su pedestal. Es como un pequeño museo personal.―¿Qué es todo esto? ―pregunto emocionada, volviéndome hacia él, llevando mis manos a la espalda.―¿Qué te parece que es? ―pregunta acercándose a un pedestal donde hay una colección de modelos antiguos a escala pequeña.―Es obvio que es una gran colección de aviones. ¿Acaso es esto lo que exportas?―¿Tú qué crees?―Que deberías dejar de hacerme preguntas y responderme de una buena vez.―¿Ibas a decir una grosería?Julian me hace reír negando con mi cabeza. Tomo una bocanada de aire y la expulso fuerte.―Bien, tú ganas, explícame.―Soy piloto, y esto por así decir ―expuso mirando a su alrededor―, es un gusto culposo.―¿Por qué?―Porque la mayoría son piezas originales y únicas―No me digas, ¿de casu
Julian no negó ninguna de mis suposiciones, y eso tengo que admirárselo. No le dices a alguien que eres un delincuente y luego te vas a la cama alegremente con ella. Lo segundo no sería el caso «oh, vaya, que sí lo es». Bien, en resumidas cuentas, supongo que la incógnita ha sido aclarada sobre quién es en realidad Julian, y, sin embargo, aunque Iv tiene razón, no me hallo corriendo y no es debido a su advertencia porque después de decirme eso, volvimos a la casa y él salió, recordándome lo de esta noche.Ahora estoy aquí esperando. No he llamado a Iv porque si le cuento es probable que me grite: ¡Corre de allí!Lo loco de todo esto es que no quiero correr, pero si dejo que ocurra lo de esta noche ya no tendré esa posibilidad.¡Vaya lío!Aunque en realidad no lo es, yo debería ser más sensata y alejarme.¡Que alguien me dé en la cabeza!La puerta se abre en ese momento y es Melania.―¿No sabes tocar? ―pregunto algo agreste.
«Va a cuidarme».Debo estar muy loca para creer eso.¿Qué tan malo es todo esto?Supongo que ahora estoy en la tarea de averiguarlo. O, vivirlo. Lo cierto es que desde que Julian entró a mi vida, esta se ha vuelto menos monótona y aburrida y más emocionante. No estudié letras porque fuera alguien inteligente con la lingüística como para un día alardear de mi conocimiento sobre literatura o el mundillo editorial. Lo hice porque esto me entretenía además que me gustaba más la parte formativa del conocimiento más que dedicarme a explotarlo.Debe ser por eso que Geller decidió ponerme ese trabajo.Escribes mucho, pero nunca has escrito un libro.Sonaba gracioso; sin embargo, ese no es mi estilo y ahora, al igual que esta peligrosa aventura, me estoy adentrando a ello. Tal vez al final si tenga algo propio y vívido que contar.Dueña de mí misma y mis decisiones, entro en su juego y abro toda la parte delantera de mi vestido, no ll
―¿Te ducharás conmigo? ―pregunto cuando me pone en pie en el frío enlosado.―Es lo que he dicho ―responde quitándose la camisa.―De acuerdo ―digo dejando caer el vestido al piso, ya que no tengo que soltarlo y camino toda desnuda hacia la ducha.Abro la llave de la ducha y empiezo a graduar el agua cuando miro por el rabillo como entra desprovisto de su ropa y se pone detrás de mí. No es la primera vez que le veo así, me gusta cuando se despoja de todo porque las vistas de su cuerpo duro y fornido son espectaculares. Inconscientemente, deseé verlo así en la mañana, pero no hizo más que contemplarme.Estoy aquí por ti y porque ya no puedo contenerme.«Así que se estaba aguantando». Un escalofrío recorre mi columna y mi piel se eriza cuando le siento pegar la tibieza de su piel a mi espalda. Sus manos se meten por mis costados abrazándome y luego acariciando mis senos.Observo sus brazos tatuados, y la rosa que serpentea con su mano b
«Poderoso», la palabra suena tentadora en mi cabeza como si pudiera nombrarle sin ningún problema de ese modo. E incluso pienso en que le quedaría bien ese título a mi libro. Al principio no tenía una idea clara y no sé si he sido influenciada por Tara o por él mismo, de todos modos, siento que quiero narrar toda esta aventura.Fue una locura pedirle eso de ser mi inspiración, porque creo que ya lo era desde el principio, pienso sin evitar esbozar una sonrisa.―¿Qué piensas que es tan divertido? ―pregunta.Me ladeo para mirarle conducir sosteniendo el volante con mucha prepotencia y elegancia. Él puede ser las dos cosas y generar amores y odios.―¿Tengo que decírtelo? ―pregunto algo engreída.―No, pero podría imaginarlo.―¿Ah, sí?―Por supuesto.―¿Y qué te imaginas que pienso?―Lo increíble que soy ―responde ocasionando que mi risa sea un poco más desternillante.―Sí que te lo quieres bien creído.―Tanto co