El lobo
La puerta se abrió y Eva descubrió que las fuerzas le habían abandonado nuevamente. La soledad de aquella oficina solo servía para acrecentar esa sensación de peligrosidad en la que se sentía sumergida, ahora que por segunda ocasión, en cuestión de minutos, se veía en la necesidad, casi forzada, de presentarse ante el imponente CEO al que ahora sabía que recibía el apodo de “El Lobo”.
Su respiración entrecortada y su pulso desenfrenado solo eran alguna de las muchas muestras que delataban su descontrol emocional. Sus piernas temblaban, aunque ella se esforzaba en disimularlo, su corazón latía desbocado lo mismo que sus manos temblaban; para Eva no había escapatoria: ella debía enfrentarse al rostro de sus pesadillas. Aquel rostro, de perfiles simétricos y rasgos que derrochaban masculinidad, sé lucia frente a ella con una sonrisa de adonis capas de desmoronar las fortalezas de cualquier mujer que le mirase. Sus ojos, de noche profunda, le vigilaban desde su trono en el centro de aquel palacio que era esa oficina. Todo aquello era un microcosmos que a Eva le parecía escapar de las leyes de la lógica y de la razón.
―Acérquese ―le escuchó decir al sujeto que habló de manera neutra, sin rabia ni rencor, pero tampoco sin exhibir ningún tipo de simpatía. Eva no era una chica que anduviese por la vida acatando las órdenes de tipos guapos que hablasen con voces autoritarias, por lo que aquello de esa mañana había sido más que suficiente para que la pobre sintiese que estaba a punto de ceder ante la locura absoluta.
Sus pies eran bloques de la más pesada mole. Con una parsimonia no ensayada, Eva tardó más de la cuenta en avanzar un par de pasos, antes de que la paciencia del señor Logan estallase, haciéndole proferir un gesto de exasperación para salir de su lugar y encontrarse con Eva a medio camino.
Ahora, en esa cercanía de solo un metro de distancia, Eva descubrió a ese CEO de cuerpo atlético y trabajado cuyo principal encanto eran esos ojos oscuros que hacían juego con su cabello bien cortado y peinado de manera sensual. Un traje de elegante confección combinaba con una corbata de tonalidades neutras. Los ademanes del sujeto eran los de un hombre imponente y acostumbrado a ser el mandamás en dondequiera que estuviese, por lo que a Eva en ningún momento dejó de mirarle con esa mirada de dominio que le hacía sentirse como si ella fuese una propiedad de él.
Eva intentó decir algo, pero la voz del señor Logan volvió a brotar de la comisura de esa boca sensual que a Eva le hipnotizaba al mismo tiempo que le aterraba y el movimiento de esos labios le hizo pensar en la incontable cantidad de ocasiones en las que había visto esos mismos labios desgarrándose para dejar salir a la bestia.
―Creo que esto es suyo ―el señor Logan dijo aquello al tiempo que sacaba de su bolsillo la pieza de plata formada por una delgada cadena adornada con figuras que representaban las distintas fases de la luna. Esa pulsera era su único recuerdo de su vida pasada.
Eva quedó petrificada al darse cuenta de que la pulsera ya no se encontraba en su muñeca, sino que ahora estaba en el poder del imponente sujeto que tenía frente a ella.
En un ataque de reacción repentina, Eva se vio forzada zanjar la distancia que le separaba del CEO para intentar recuperar aquel objeto que era su más preciada pertenencia, no por el valor monetario que esta pudiese tener, sino por ser este su único vínculo con esa vida pasada que no podía recordar.
La mano de ella se estiró, pero el señor Logan reaccionó con una agilidad casi sobrehumana girando en el último momento para hacer que Eva perdiese, él equilibró en esa posición y terminase a punto de perder el control siendo salvada en última instancia por el brazo del CEO que le sostuvo para no dejarle caer.
Eva no pudo darse cuenta de nada, pues todo ocurrió en fracciones de segundo. Ella solo se había podido enterar de que en un momento había estado a punto de recuperar su pulsera y al siguiente el brazo del CEO le sujetaba con fuerza contra aquel pecho musculoso. El tipo se había movido con una rapidez impresionante.
―Lo siento señorita―susurró el señor Logan al oído de Eva, quien se estremeció en el acto―, pero no puedo devolverle esto por los momentos.
Eva estuvo a punto de sucumbir ante el choque de emociones que aquello le estaba ocasionando, pero su espíritu guerrero no le permitiría quedarse así de brazos cruzados mientras todo le superaba de esa manera tan grosera.
― ¡Es usted un abusador! ―protestó Eva―… ¡No puede quedarse con algo que no le pertenece… eso es mío!
El señor Logan solo pudo sonreír al descubrir a la chica de cuerpo delgado y rostro angelical, luchando para liberarse de su fuerte abrazo forzado. Para él, aquello podía parecer solo un juego, pero en el fondo sabía que había mucha seriedad de por medio, por lo que se contuvo para no continuar riendo por la situación para entonces dejar en claro lo que era el motivo por el cual se había visto en la obligación de hacer todo ese alboroto para conocer a la chica que había salido corriendo de su oficina sin ningún tipo de explicación.
―Le propongo un trato: Cene conmigo esta noche y le devolveré su pieza de bisutería.
Eva se quedó pasmada de la impresión. Apenas si había logrado recomponerse luego de haberse liberado del brazo de ese sujeto que derrochaba fuerza y ahora se debía enfrentar a una proposición el doble de fuerte que ese brazo que le había aprisionado.
― ¡¿Por qué tendría que cenar con usted?! ―Eva sabía que sus palabras estaban influenciadas por la confusión y el miedo. Ella sabía bien que en otro momento ella hubiese sucumbido ante los encantos de un hombre como ese que tenía al frente, pero al ser la encarnación misma de sus pesadillas, ella no alcanzaba a reaccionar del todo para saber cómo responder.
―Porque necesito hacerle un par de preguntas… y también porque me encantaría conocerla mejor.
Eva le miró a los ojos, con calma por vez primera, entonces, sabiendo que aquello era una locura soberana y sin sentido, suspiró para tratar de encontrar ella también las respuestas que necesitaba.
―Está bien ―asintió Eva.
La curiosidad mató al loboEva se asomó a la ventana y se sintió sobrepasada por la impresión que a partir de ese momento no se apartaría de su corazón. Si ya había sido lo suficientemente bombardeada por el lujo y el prestigio durante su periplo en el edificio de la empresa del señor Logan, ahora que le tocaría conocer la otra cara de la moneda, con esa cena propuesta, solo podía seguir conteniendo las ganas de reír ante lo absurdo de todo aquello.Eva era una chica que había vivido una infancia temprana, lo suficientemente difícil como para que no hubiesen quedado registros en su memoria. Ella solo podía recordar los tiempos de su estadía con la familia Russel, quienes le cobijaron cuando apenas era una niña de menos de siete años y quien para esas alturas ya había pasado por varios albergues de menores. Los Russel habían sido verdaderos ángeles en la vida de ella, ángeles que se empeñaron en ser tan respetuosos con ella que incluso le dejaron el apellido materno del cual no se tení
Un intento de citaLily dio un paso al frente y se plantó ante el señor Logan con una amplia sonrisa que combinaba la cordialidad con la curiosidad. Miró de arriba abajo al sujeto que tenía ante sí, entonces le dijo:―Entonces, ¿Usted es el sujeto que está sonsacando a mi amiga?El tono jocoso con el cual Lily pronunció aquello ocasionó que Eva se quedase pasmada a su lado sin atreverse a mirar al poderoso CEO que ahora más que nunca se mostraba imponente y altivo como si la noche fuese su natural elemento. Eva se quedó muda a pesar de que hubiese querido poder insultar a su amiga por tal desfachatez manifiesta en esa pregunta burlona, pero no fue necesario, pues Logan clavó su mirada en ella sin disimular su carácter regio que asustaba de solo verle.―Disculpe, señorita… si no le molesta, tengo un poco de prisa para partir ahora mismo. Así que si no le molesta quisiera ahorrarme el protocolo de cordialidad.Lily quedó muda por aquel golpe de honestidad brutal que el señor Logan acaba
La autoridad del Alfa ― ¿No piensa tomar mi mano? ―La pregunta de Logan sacó a Eva de su estupefacción. Ella no podía entender aquel inesperado viro en el comportamiento del sujeto que solo unos cuantos minutos antes se había comportado como un completo patán y que ahora estaba esgrimiendo un derroche de caballerosidad. ― ¿Su mano? ¿Para qué? ―le preguntó Eva con un gesto de incredulidad que le gobernaba de manera evidente. Ella aún se encontraba sumida en la profundidad de esos pensamientos que le habían sobrecogido durante el tiempo que duró ese viaje, desde la casa de Lily hasta el restaurante de cinco estrellas donde Logan le había invitado a cenar. ―Digamos que tengo una obsesión con el comportamiento caballeroso ―le respondió el sujeto de mirada profunda que le veía desde su sitial de dominio y prepotencia. Eva se sintió diminuta por un segundo. Ella aún estaba sentada en el asiento trasero del coche, mientras
Los secretos del lobo ― ¿Quién era esa mujer? ―preguntó Eva, apenas se sentó a la mesa con la ayuda de él ―Eso es lo de menos ―le respondió el señor Logan. ―Pero ¿Por qué me ha tratado mal? ―insistió ella. Logan se removió incómodo con un gesto incierto. ―Ya te he dicho que no es nadie importante. ―Pero yo quiero saber ―se obstinó en reafirmar Eva, quien no se percataba de lo insistente que estaba siendo con aquel asunto. Logan resopló con evidente incomodidad. El mesero acababa de retirarse de la mesa con la orden de ambos que había sido prácticamente forzada por el señor Logan. Eva miró a su acompañante y entendió que las cosas se estaban saliendo de control. ― ¿De verdad está dispuesta a sacarme de mis cabales, señorita? ―la pregunta de Logan confrontó a Eva de una manera intensa, haciendo que ella se sintiera ofendida por ello. ―Lo siento, señor, pero le recuerdo que todo esto ha sido idea suya y que si yo estoy aquí esta noche «sacándole de sus cabales» es simplemente po
Revelación― ¡¿Qué ocurrió?! ―gritó Alan una vez que llegó para socorrer a su jefe.― ¡No sé! ―Fue lo único que Eva pudo gritar en medio de su confusión y miedo.Los comensales de ese lugar exclusivo y lujoso se habían impresionado al ver como aquel sujeto grande y fuerte se había desvanecido de manera tan aparatosa, llevándose consigo la mesa que estaba servida delante de él. El estruendo captó la atención de todos los presentes.Aquella rubia que había tenido la ocasión de fastidiar a Eva cuando recién habían llegado al lugar, se acercó con las peores intenciones.― ¡Tú le hiciste algo desgraciada!… ¡Habla, di que fue lo que le hiciste! ―le reclamó la rubia sin que Eva pudiese entender en lo absoluto que era lo que estaba ocurriendo.Ella simplemente había llegado allí para recuperar lo que le pertenecía y para poder despejar sus dudas respecto a la relación del Señor Logan y sus constantes visiones; ahora, sin darse cuenta, se encontraba enfrentando una situación mucho más aparatos
Una verdad imposibleEl corazón de Eva latía con demasiada fuerza como para entender aquello como algo normal.Definitivamente, debía estar ocurriendo algo que iba más allá de su propio entendimiento, pues, se daba la ocasión donde sus acciones no estaban atendiendo al raciocinio de su cabalidad.― ¿A dónde vamos?Eva estaba completamente aterrorizada, pues estaba viendo como el coche lujoso del sujeto con el que había ido a cenar, comenzaba a perderse en las afueras de la ciudad.―Al sitio donde pueden ayudar al señor Logan ―respondió Alan.«¿No puede ser un sitio menos terrorífico?» pensó Eva.Sus propios reproches estaban a la orden del día. Ella solo podía pensar en cómo es que se había metido en una situación así. Ella lo había atribuido a esa intención de recuperar su pulsera, pero ahora que había pasado todo el tiempo de ese viaje con la cabeza del CEO sobre sus piernas, había entendido la verdad de todo.― ¿Usted siente algún tipo de atracción por el señor Logan? ―le había pre
La madre del clan― ¡Nina, el alfa te necesita!Alan se quedó estupefacto al ver como la anciana pasó por alto cualquier interés en la situación del sujeto que yacía inmóvil sobre el suelo delante de ella para irse directo a confirmar que sus ojos no le engañasen.Eva miró a Alan quien se había dado la vuelta con una mirada de contradicción en sus ojos y luego volvió a fijarse en la mujer que le sonreía a solo unos cuantos centímetros de su propio rostro―Disculpa Beta, pero esta niña es más importante que cualquier cosa.―Lo sé, Nina ―espetó Alan, quien también respondía al nombre de «Beta»―, por eso mismo la traje ante ti, pero necesitamos saber qué es lo que ocurre con el jefe.La anciana retiró la mano del rostro de Eva y se viró para dedicarle una mirada displicente a Alan.― ¿Acaso no es obvio? ―le preguntó la anciana llamada Nina.― ¿A qué se refiere, Nina?―El amuleto de sangre está reaccionando ante la exposición de la fuerza de su luna ―Nina señaló a Logan, quien aún permane
Una larga noche.Las sombras se movían azarosas contra la luz de la luna que brillaba sobre ella en medio de aquel bosque.Sus pies estaban descalzos, atrás habían quedado los tacones.Eva sabia que estaba en un lugar que le parecía conocido, pero solo entonces comenzó a darse cuenta de que lo conocía desde hacía mucho tiempo.Las siluetas de los árboles y los contornos de las montañas lejanas, Incluso la forma en como la luna incidía sobre el color de su propia piel, le hacía saber que estaba de vuelta en el lugar que siempre había visitado, pero ahora, a diferencia de siempre, faltaba un elemento fundamental: Él no estaba cerca.Eva comenzó a caminar con un dejo de melancolía atravesándole el alma.―Soy yo, Eva, vine a buscarte―le dijo casi por instinto.Ella no sabía lo que hacía, pero estaba dispuesta a intentarlo todo solo para poder salir de todas las dudas que le aprisionaban el alma de esa manera tan indescriptible. Eva sabía que las palabras de aquella anciana eran ciertas: E