Cap 3

Lidia.

Estoy realmente alterada no puedo dejar de llorar en los brazos de este estraño, no puedo creer que estuve a punto de suicidarme pero que me pasaba por la cabeza, este hombre me dice palabras de consuelo y me frota la espalda, calmo mi llanto un poco y volteo a ver a mi salvador, es un hombre como de mi edad, alto, de cabello negro y de unos  hermosos ojos azules, son de un azul tan intenso que me recuerdan al mar, su mirada me cautiva pero regreso a la realidad al escuchar a las personas que se han reunido a nuestro alrededor.

-Por Dios ese hombre acaba de salvar esa joven.

-Rápido que alguien llame una ambulancia.

-No mejor háblale a sus padres.

Al escuchar esas palabras me asustó realmente, si mi padrastro sabe que intente hacer esto me matará a golpes, me separo del hombre y decido salir huyendo de este lugar, conozco esta ciudad como la palma de mi mano y sé por dónde ir para perderme de la gente, llegó corriendo a mi casa y me detengo en el pórtico de esta para intentar agarrar aire, las piernas me arden y me tiemblan un poco, no estoy acostumbrada a tanto ejercicio, me pasó la mano por mi cabello enmarañado intento calmar mi respiración, no puedo creer que estaba apunto de acabar con mi vida, siempre he sabido que mi vida apesta pero nunca pensé que llegara a este punto, pensé que tal vez podía resistirlo pero por lo que acabo de ver y sentir necesito ayuda en serio, necesito que alguien me extiendo una mano amiga, que escuche mis penas y mis pesares que me diga que todo estará bien, al pensar eso viene a mí el recuerdo de aquel joven el que me salvó en el puente me dijo esas mismas palabras o algo parecido a pesar de que no me conoce pero de seguro lo dijo para consolarme o intentar hacerme sentir mejor.

-Qué haces ahí afuera, porque no has entrado a la casa.

La voz de mi padrastro me llama la atención, lo miro parado en la puerta de la casa en su mano izquierda hay una botella que se lleva a la boca sin pensar, bajo la mirada y trago un poco de saliva.

-Nada papá solo estaba tomando un poco de aire.

Se hace a un lado para que entre, lo hago sin decir ni una palabra y pasó a su lado con la cabeza agacha con la esperanza de que no me golpeó o me diga algo ofensivo, cómo quisiera poder irme de aquí escapar pero no tengo ningún lado a donde ir, me dirijo a mi cuarto para hacer mi tarea y olvidar este día del asco que he tenido, aguarda dónde está mi mochila m****a la dejé en el puente como fui tan estúpida para descuidarme tanto y dejarla allí, tendré que regresar por ella, a quién engañó de seguro ya ni siquiera a de estar ahí alguien se la a llevado me roban los libros, lo bueno que ya la mayoría los había leído todos y gracias a mi memoria los puedo recordar tal vez pueda escribirlos en un cuaderno pero tampoco tengo cuadernos, tendría que cortar el césped de los vecinos o hacer algúnos mandados para las ancianas de enfrente para ganar un poco de dinero y comprar cosas de la escuela, me recuesto en la cama y miro el techo me relajo un poco hasta que escuché la voz de mi padrastro.

-Lidia ven aquí.

Me levanto rápidamente para ver que quiere está vez, está sentado en el sillón de la sala tiene la vista perdida en el suelo de seguro ya está borracho.

-Mande.

Respondo con una voz temblorosa, Dios soy patética.

-Tengo hambre hazme algo de comer.

Levantate y gastelo tu qué no soy tu sirvienta, ojalá le pudiera decir esas palabras.

-Si voy

Me dirijo a la cocina y el refrigerador casi está vacía solo hay unas papas, zanahorias un tomate y me de cebolla y la alacena está casi vacía pero hay una sopa, tal vez haga un caldo o una ensalada, comienzo a hacer la comida, estoy cortando las zanahorias con el cuchillo y he pensado a veces esconder uno de estos para cuando este maldito infeliz vaya a mi habitación poder defenderme pero quién engañó soy demasiado débil solo me temblaria la mano y ni siquiera lo mataría, doy un suspiro y escucho que alguien toca la puerta.

-Lidia abre.

-Si.

Me apresuro abrir la puerta y al abrirla se me paralizó el pulso, el miedo se apodera de mi cuerpo al ver aquel joven de cabello negro parado con una sonrisa y mi mochila entre sus manos.

-Hola dejaste estoy y te la quería entregar para asegurarme que llegara a tus manos y quería hablar contigo porque, porque este yo.

Por qué este joven tiene miedo en su voz es extraño acaso me tendrá miedo, bueno creo que no está muy acostumbrado a ver a una suicida, hay Dios a quién engañó soy rara y mi aspecto asusta.

-Este quién es.

La voz de mi padrastro me espanta, me hago a un lado ya que se acerca a la puerta y mira de pies a cabeza al joven.

-Y quien es.

Mi mente se pone en blanco por el miedo de que el joven dija algo de lo que pasó en el puente, no sé qué decir, el joven se aclara la garganta.

-Buenas tardes señor, soy Jack su hija dejó la mochila en el instituto y se la traje, soy un estudiante de intercambio, su hija fue mi guía en la escuela y se le olvidó esto en el jardín.

Este muchacho me acaba de salvar el trasero por segunda vez en el día, Jack extiende la mochila mi padrastro se la arrebata y me la avientan en la cara, apenas la alcanzó a tomar con ambas manos, solo miro a Jack a la cara es muy guapo, quisiera que un muchacho así  se fijara en mí pero a quién engaña soy realmente fea.

-Bueno ya le trajo la mochila a mi hija Lidia ya te puedes largar.

Mi padrastro le cierra la puerta en la cara, me doy la vuelta sigilosamente para dejar mi mochila en mi habitación pero me sujeta del cabello y me jala hacia atrás.

-Vaya qué niña tan descuidado, sabes lo que me costaron esos libros y esa m*****a mochila que tienes.

Maldito mentiroso yo he tenido que comprar todo esto, todo el dinero que se gana se lo toman en alcohol, quisiera poder decirle eso a la cara pero sé que si digo eso solo recibiré más golpes.

-Lo siento papá, soy muy tonta.

-Si lo eres.

Me sacude del cabello para luego soltarme.

-Ahora termina de hacer mi comida y te largas de mi vista, te irá a dormir sin cenar.

Asiento y hago lo que me pide, después de darle de comer me voy a mi cuarto donde tengo un poco de paz y tranquilidad, tomo mi mochila para hacer la tarea y en uno de mis cuadernos encuentro una nota.

“hola mi nombre es Jack, no quería incomodarte ni nada pero me preocupe por ti, quisiera conocerte un poco más y tal vez ser amigos, yo podía escucharte cuando quisieras este te dejo aquí mi número telefónico por si quieres llamarme”

Qué amable de su parte pero de seguro ha de ser una broma, doy un suspiro y lo vuelvo a recordar nunca había visto un hombre tan guapo, su cabello negro y esos hermosos ojos azules que me recuerdan al mar.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo