Por los ojos de Sylvie pasaron unos veinte vestidos de novia, pero ninguno le gustó, hasta que dio con uno que su madre odió, por supuesto, en especial porque la pedrería era de color gris mate y eso a ella no le gustó.Para zanjar el asunto, Sylvie llamó a Ilhan y lo citó en la tienda, este por supuesto que llegó de inmediato, porque dentro de su trato estaba el volver locos a sus padres con todo lo relacionado a la boda.Po supuesto que Blanca se espantó cuando lo vio llegar en medio de la prueba del vestido, el mismo que Sylvie se había puesto para asegurarse que sí era lo que quería. Los ojos de Ilhan se dedicaron a ver cada detalle del vestido, que era de tipo corsé, con una falda amplia y de un bordado precioso.Solo se paró frente a ella, le tomó la mano, le dio un beso en la mano y le dijo frente a todas las mujeres espantadas por aquel novio viendo a la novia antes de la boda.«—Sencillamente hermoso, es el mismo tono de nuestro sofá… si entras con ese vestido en unos días, p
La limusina se da un par de vueltas para dar tiempo a que todos los invitados se trasladen al centro de eventos en donde se ha organizado la fiesta.—¿Le entregaste la canción al DJ para nuestro primer baile? —pregunta Ilhan.—No, corría el riesgo de que mi madre se diera cuenta y no quise que nos arruinara el momento.—Chica precavida —le dice él, ofreciéndole el puño para que ella lo choque.El chofer del vehículo recibe un llamado y luego toma el camino para ir al centro de la fiesta. Por supuesto, el primero en bajar es Ilhan, quien de inmediato le ayuda a Sylvie a salir, le ofrece el brazo y los dos caminan por el arco de flores que han dispuesto en la entrada.Los primeros en saludarlos y felicitarlos son sus padres, luego se acercan demasiadas personas que ellos no tienen idea quiénes son. Sylvie camina con soltura gracias a que no lleva zapatos y agradece que el piso sea de madera, así no sentirá frío. Se va con el DJ, le entrega una memoria USB en donde solo hay un archivo, m
Los dos se apoyan en la pared del elevador, suspiran cansados al mismo tiempo, lo que a Ilhan le provoca una risita. Sylvie lleva las manos a su cabello, arrancándose la famosa tiara que su madre insistió que usara. —Solo quiero… —Sylvie se quita las horquillas del cabello y este comienza a caer por su espalda—. Libertad al fin. —Creo que te falta un poco más para eso, ese vestido se ve apretado. —Demasiado, no pude comer nada y había cosas que se veían exquisitas —hace un puchero que le provoca una carcajada a Ilhan. —Si te consuela, yo tampoco probé nada —las puertas se abren, ellos se meten al departamento y Sylvie se va a la cocina. —Me haré un sándwich y un té, ¿tú quieres? —No, gracias… prefiero ir a descansar —Ilhan camina directo a su cuarto, pero Sylvie lo detiene. —Oye, si no es molestia… ¿podrías ayudarme con el cierre de esta cosa? Ella se da la vuelta, coloca todo su cabello delante, dejando su espalda libre y la cremallera expuesta. Ilhan traga grueso, se acerca
Sylvie se levanta somnolienta, ese día quiere quedarse en su nueva casa sin hacer nada, no tiene que responderle a su madre el quedarse todo el día en cama y, si es necesario, pedirá comida a domicilio para no tener que molestar a Ilhan o terminar quemando la cocina.No tiene idea qué hora es, no tiene su teléfono con ella, pero sabe que es temprano por el sol sigue bajo en el cielo. Descalza, despeinada y con aquella camiseta que a penas le cubre las nalgas camina a la cocina por algo de comer y beber.Busca una taza para el café y un plato para la avena, está tan concentrada en esas cosas, que no oye los pasos de Ilhan, quien llega igual de adormilado a la cocina por su café de la mañana. Cuando ve a Sylvie se queda paralizado y se despierta de un tirón, ese que siente en el pantalón de pijama.Ella se voltea y se quedan los dos mirándose fijamente unos segundos, antes de que se muevan con rapidez para esconderse, una para ocultar sus piernas, y el otro para ocultar ese bulto en el
Los días se fueron pasando para ambos, Sylvie había encontrado un refugio silencioso en el departamento de Ilhan, uno en donde nadie le decía que saliera de la cama, que se vistiera apropiadamente por si llegaban visitas y mucho menos nadie le decía que debía sonreír más.Ilhan se iba todas las noches, con mucho más cuidado que antes para evitar un incidente como el de la noche de bodas. De Virginie no sabía nada, además de que la había vetado de sus tres locales nocturnos. Llegaba muy entrada la noche, casi de madrugada, Sylvie lo escuchaba llegar cerca de las cinco o seis de la mañana y se volvía a dormir, para luego despertarse a la hora que quisiera.Esas semanas lo había hecho en silencio, para no molestar a Ilhan, pero esa mañana fue a ella a la que despertó la risa de una mujer proveniente de la sala.Salta de la cama con curiosidad, pega la oreja a la puerta, pero no puede oír nada, así que se hace la recién despertada y sale a la cocina, olvidando que va con una pijama de tir
Coraline se dedica a hablar todo el trayecto, contándole a Sylvie cientos de cosas que a veces no tienen sentido. Pero lo mejor de todo es que es alegre, divertida y aunque parece algo desordenada, Sylvie puede notar que es muy inteligente.—Coraline… ¿a qué te dedicas?—Oh, yo soy la sucesora de mi padre, porque mis hermanos no quisieron continuar con la empresa, así que a tu lado tienes a una programadora, ingeniera de sistemas y gerente financiera.—¿Cuántos años tienes? —le pregunta Sylvie con espanto y Coraline se ríe.—Tengo veinticinco años, estudié dos carreras a la vez —sonríe con suficiencia sin perder la vista del camino.—Yo me estoy volviendo loca con una… no quiero imaginar con dos.—Son parecidas, al menos en algunas cosas, así que homologué materias. Pero lo más importante, es que no quería perder tiempo —se estaciona en el lugar de destino y mira a Sylvie—. Yo tenía clara mi meta, desde pequeña le dejé claro a mi padre que no me casaría y que yo sería su sucesora, por
Con las baterías recargadas y con la nostalgia en el corazón, Sylvie va rumbo a la viña de su familia junto a Ilhan y Coraline. Él va al volante, esta vez en un auto más grande y cómodo, la cara de Sylvie va iluminada por el sol del amanecer y una sonrisa que dice cuánto disfruta ir a ese lugar.Ilhan de vez en cuando le dirige una mirada y sonríe, porque cada vez más se le esfuma de la cabeza aquella chica complicada que le lanzó el postre encima.—Nos estarán esperando con un desayuno delicioso, ya lo verán. Leche recién ordeñada, pan amasado y horneado en un horno de barro, mantequilla hecha allí… toda una delicia.—¿Y queso no? —pregunta Coraline.—Este año creo que no pudieron hacer, pero podríamos tener mermeladas.Coraline aplaude emocionada y comienza a cantar junto a la música que Ilhan ha puesto para amenizar el viaje. Al llegar, los dos se quedan con la boca abierta, porque la casa es enorme, de estilo colonial, perfectamente bien conservada y con una entrada digna de lo qu
—Ahora soy Moreau —dice ella desinflada y sentándose en la cama mirando al piso—. Me gusta, mucho, demasiado, desde que lo vi. Pero él es complicado, es mujeriego y se mete de un escándalo a otro, aceptar que siento cosas por él es peligroso para mí.«Tú sabes lo mucho que sufrí en mi adolescencia con los chicos que me gustaban y no me hacían caso, solo porque no andaba mostrando la carne y por ser más inteligente que ellos. Ilhan es más peligroso, porque él no busca una relación seria… por eso prefiero meterme en la cabeza que es solo mi socio, no puede ser más que eso.—Pero mi niña, tú podrías conquistarlo, yo sé que un hombre con la mujer correcta puede dejar de lado esas mañas.—Nanny, no quiero… sabes que yo nunca haría que una persona cambie para que esté conmigo. Si a él le gusta la vida nocturna y las mujeres, no seré yo quien se lo quite.—¿Y cómo hacen si están casados?—Le di la opción de que siga con eso, pero que sea más discreto, que se cite con sus amantes en lugares p