Los dos se apoyan en la pared del elevador, suspiran cansados al mismo tiempo, lo que a Ilhan le provoca una risita. Sylvie lleva las manos a su cabello, arrancándose la famosa tiara que su madre insistió que usara. —Solo quiero… —Sylvie se quita las horquillas del cabello y este comienza a caer por su espalda—. Libertad al fin. —Creo que te falta un poco más para eso, ese vestido se ve apretado. —Demasiado, no pude comer nada y había cosas que se veían exquisitas —hace un puchero que le provoca una carcajada a Ilhan. —Si te consuela, yo tampoco probé nada —las puertas se abren, ellos se meten al departamento y Sylvie se va a la cocina. —Me haré un sándwich y un té, ¿tú quieres? —No, gracias… prefiero ir a descansar —Ilhan camina directo a su cuarto, pero Sylvie lo detiene. —Oye, si no es molestia… ¿podrías ayudarme con el cierre de esta cosa? Ella se da la vuelta, coloca todo su cabello delante, dejando su espalda libre y la cremallera expuesta. Ilhan traga grueso, se acerca
Sylvie se levanta somnolienta, ese día quiere quedarse en su nueva casa sin hacer nada, no tiene que responderle a su madre el quedarse todo el día en cama y, si es necesario, pedirá comida a domicilio para no tener que molestar a Ilhan o terminar quemando la cocina.No tiene idea qué hora es, no tiene su teléfono con ella, pero sabe que es temprano por el sol sigue bajo en el cielo. Descalza, despeinada y con aquella camiseta que a penas le cubre las nalgas camina a la cocina por algo de comer y beber.Busca una taza para el café y un plato para la avena, está tan concentrada en esas cosas, que no oye los pasos de Ilhan, quien llega igual de adormilado a la cocina por su café de la mañana. Cuando ve a Sylvie se queda paralizado y se despierta de un tirón, ese que siente en el pantalón de pijama.Ella se voltea y se quedan los dos mirándose fijamente unos segundos, antes de que se muevan con rapidez para esconderse, una para ocultar sus piernas, y el otro para ocultar ese bulto en el
Los días se fueron pasando para ambos, Sylvie había encontrado un refugio silencioso en el departamento de Ilhan, uno en donde nadie le decía que saliera de la cama, que se vistiera apropiadamente por si llegaban visitas y mucho menos nadie le decía que debía sonreír más.Ilhan se iba todas las noches, con mucho más cuidado que antes para evitar un incidente como el de la noche de bodas. De Virginie no sabía nada, además de que la había vetado de sus tres locales nocturnos. Llegaba muy entrada la noche, casi de madrugada, Sylvie lo escuchaba llegar cerca de las cinco o seis de la mañana y se volvía a dormir, para luego despertarse a la hora que quisiera.Esas semanas lo había hecho en silencio, para no molestar a Ilhan, pero esa mañana fue a ella a la que despertó la risa de una mujer proveniente de la sala.Salta de la cama con curiosidad, pega la oreja a la puerta, pero no puede oír nada, así que se hace la recién despertada y sale a la cocina, olvidando que va con una pijama de tir
Coraline se dedica a hablar todo el trayecto, contándole a Sylvie cientos de cosas que a veces no tienen sentido. Pero lo mejor de todo es que es alegre, divertida y aunque parece algo desordenada, Sylvie puede notar que es muy inteligente.—Coraline… ¿a qué te dedicas?—Oh, yo soy la sucesora de mi padre, porque mis hermanos no quisieron continuar con la empresa, así que a tu lado tienes a una programadora, ingeniera de sistemas y gerente financiera.—¿Cuántos años tienes? —le pregunta Sylvie con espanto y Coraline se ríe.—Tengo veinticinco años, estudié dos carreras a la vez —sonríe con suficiencia sin perder la vista del camino.—Yo me estoy volviendo loca con una… no quiero imaginar con dos.—Son parecidas, al menos en algunas cosas, así que homologué materias. Pero lo más importante, es que no quería perder tiempo —se estaciona en el lugar de destino y mira a Sylvie—. Yo tenía clara mi meta, desde pequeña le dejé claro a mi padre que no me casaría y que yo sería su sucesora, por
Con las baterías recargadas y con la nostalgia en el corazón, Sylvie va rumbo a la viña de su familia junto a Ilhan y Coraline. Él va al volante, esta vez en un auto más grande y cómodo, la cara de Sylvie va iluminada por el sol del amanecer y una sonrisa que dice cuánto disfruta ir a ese lugar.Ilhan de vez en cuando le dirige una mirada y sonríe, porque cada vez más se le esfuma de la cabeza aquella chica complicada que le lanzó el postre encima.—Nos estarán esperando con un desayuno delicioso, ya lo verán. Leche recién ordeñada, pan amasado y horneado en un horno de barro, mantequilla hecha allí… toda una delicia.—¿Y queso no? —pregunta Coraline.—Este año creo que no pudieron hacer, pero podríamos tener mermeladas.Coraline aplaude emocionada y comienza a cantar junto a la música que Ilhan ha puesto para amenizar el viaje. Al llegar, los dos se quedan con la boca abierta, porque la casa es enorme, de estilo colonial, perfectamente bien conservada y con una entrada digna de lo qu
—Ahora soy Moreau —dice ella desinflada y sentándose en la cama mirando al piso—. Me gusta, mucho, demasiado, desde que lo vi. Pero él es complicado, es mujeriego y se mete de un escándalo a otro, aceptar que siento cosas por él es peligroso para mí.«Tú sabes lo mucho que sufrí en mi adolescencia con los chicos que me gustaban y no me hacían caso, solo porque no andaba mostrando la carne y por ser más inteligente que ellos. Ilhan es más peligroso, porque él no busca una relación seria… por eso prefiero meterme en la cabeza que es solo mi socio, no puede ser más que eso.—Pero mi niña, tú podrías conquistarlo, yo sé que un hombre con la mujer correcta puede dejar de lado esas mañas.—Nanny, no quiero… sabes que yo nunca haría que una persona cambie para que esté conmigo. Si a él le gusta la vida nocturna y las mujeres, no seré yo quien se lo quite.—¿Y cómo hacen si están casados?—Le di la opción de que siga con eso, pero que sea más discreto, que se cite con sus amantes en lugares p
Intenta abrir los ojos, pero la calidez que siente en todo su cuerpo le dice que debe seguir así, dormida y sonriente. Baja una mano para hasta su vientre y se encuentra allí una mano grande y fuerte que la mantiene prisionera. Sylvie abre los ojos con brusquedad y se da cuenta que está en el cuarto de Ilhan, en la cama de Ilhan… y abrazada por Ilhan. Intenta moverse, pero luego solo cierra los ojos unos segundos, tal vez no sea malo experimentar lo que es dormir con otra persona, sentir ese calor y paz que nunca antes experimentó ni siquiera en uno de los más calurosos veranos en la viña. Se deja llevar por la sensación, hasta que luego recuerda que no se puede acostumbrar a eso, porque si lo hace, saldrá muy lastimada. Se remueve con cuidado para no despertarlo, pero no lo consigue. Ilhan se da cuenta que está durmiendo como una persona normal, sin atravesarse en la cama, pero además recuerda que se recostó en la misma cama que Sylvie para no tener que buscar otro lugar dónde hac
Esa semana se pasa volando entre caminatas, comidas típicas de la Nanny y charlas nocturnas principalmente entre Coraline y Sylvie. —No quiero irme, pero una semana es suficiente para llegar a la oficina y encontrar un caos total. —Pero puedes volver cuando quieras, incluso sola, eres bienvenida —Sylvie le da un fuerte abrazo que se extiende por varios minutos. —¿Sabes si Ilhan se irá conmigo o…? —No dijo nada —dice Sylvie con un suspiro—, pero supongo que se irá contigo, no lo vi divirtiéndose estos días, estuvo muy serio. Las chicas, que permanecen en la sala, esperando por Ilhan quien llevará a Coraline a la ciudad, se quedan sentadas hablando cosas de trabajo. Ilhan aparece con traje y a Sylvie se le seca la boca, porque le parece tan guapo de esa manera. Aparece con su maleta y a ella le da un vuelco el corazón, es obvio que se va. Coraline lo mira y niega con la cabeza, su primo se está perdiendo una oportunidad de oro y por menso. —¿Vamos? Tengo una reunión antes del med