👀El inicio de todo, muchos años atrás. 👀
Parte 1
Vittorio Conti miraba con pesar a la pareja muerta—no era un monstruo completo, tenía sentimientos., se decía a sí mismo—Aunque aquellos que presenciaron su forma de tratar a la pareja, podrían opinar que era un ser deplorable.
Aria Ritzo y Emiliano Lascarraga eran buena gente, Vittorio lamentaba un poco el haber tenido que usarles. Pero la venganza contra su hermano—el padre de Giuseppe— estaba por dar sus primeros pasos, no había margen para el arrepentimiento.
Y para ello usaría a la familia Ritzo.
Los Ritzo eran los mayores socios comerciales de los Conti, aunque Vittorio no lo quisiera, sus lazos con los Rizo eran necesarios para que más de la mitad de los negocios de la familia Conti f
Ale estaba a solas con su abuelo. Durante el viaje a Canadá había pensado con calma, ella había cometido una falta severa contra Giuseppe también. Porque yendo contra su pedido de respetarla, de esperar a que estuviese sobria, había tratado de forzarlo a acostarse con ella y al día siguiente, él no hubiese podido lidiar con la culpa.—Amo a Giuseppe abuelo.—Vittorio es mi amigo. No me mentiría.— ¿Tu amigo? Y sabiendo quien soy me secuestró, envió a su hijo a matarme. Abuelo, ese hombre me amarró a una cama y me dio golpes con una especie de látigo.— ¿Qué?—Abuelo, ese hombre no es bueno. Te pido que llamemos a Giuseppe y que nos diga lo que sabe. Giuseppe tiene honor. Sabes que nunca he estado con un hombre, Giuseppe no me ha tocado e insiste en que será hasta después de casarnos.—Punt
Carl Russin era tanto cruel como arrogante y ser citado por el mismísimo Giuseppe Conti, para hacer negocios juntos, era la mejor oportunidad de su vida.—Bienvenido Carl.—Es un gusto. La verdad me interesa muchísimo esta sociedad.—Busco mercado para unas jovencitas, de entre 12 y 14 años. Las traemos de algunos países de Centro y Sur América.—Usted sabe lo que es bueno.—Hay algunas de ellas que están a nuestra disposición para este fin de semana. Tenemos un yate en las afueras, con seis de esas niñas.—Me pone loco siquiera imaginarlo.—Pero sabe usted que fuera de esta casa hay periodistas que, si no les decimos que ha venido a algo loable, le seguirán el rastro.—No sé cómo llegaron a enterarse que estaba aquí.—Tampoco yo, pero siempre tengo listas coartadas para mis nego
Pequeño aviso a mis lectores:A ustedes que empiezan esta historia o si ya lo hicieron antes de su revisión, gracias por la oportunidad. Los capítulos ya listos diran (Editado) No se van a hacer cambios en la trama pero agregaré algunas cosas.Quienes ya los han comprado pueden leerlos sin costo.Los quiero y gracias por sus hermosos comentarios.COMEZAMOS. 🌟NARRADOR OMNISCIENTELa vida, esa no siempre resulta lo mejor sin importar si damos lo mejor.Alejandra Ramírez Gonzales,
Unas horas después Giuseppe entró a verla, la vio dormida así que se sentó junto a ella.—Espero, cara, que escojas el camino fácil. No me hagas tener que golpearte para que aprendas a comportarte.Pero ella no dormía, sin abrir los ojos empezó a llorar y aquello lo enfureció.—Deja de llorar Alejandra, que me enoja verte así.—Lo odio y lo odiaré el resto de mi vida.—Te domaré…—Entonces sea consecuente con lo que hace, me agrede y luego viene a parecer arrepentido. Si me golpea es porque lo disfruta, está acostumbrado a mostrar su poder forzando a las mujeres físicamente.—Si ya lo tienes tan claro, entonces recuérdalo antes de volver a sacarme de mis casillas.Una semana después, fue dada de alta por el médico. Durante esos días no vio a Giuseppe y eso la ayu
Durante la cena, decidió preguntarle.—¿Tienes un gimnasio?—Si, en el sótano, puedo llevarte luego.—¿Puedo salir a correr aquí en tus tierras?—En esta y en todas mis propiedades puedes hacerlo sin problema. Están todas rodeadas por muros altos, aquí tenemos casi dos hectáreas de terreno. Cuando estés bien podemos ir a correr, soy rápido.—Creo que podré seguirte el ritmo.Un mes después seguía sin saber de sus padres así que salir a correr sonaba bien. Había hecho compras por internet y tenía zapatillas de deporte y ropa de ejercicio. Calentaba junto a Giuseppe, lista para soltar adrenalina.—Si corro y te paso…—No lo lograrás…—De hacerlo, ¿debo temer que alguno de tus hombres me dispare por error?—No.Em
Mientras avanzaban al aeropuerto, trato de relajarse, pero qquería levantarse, caminar, moverse. Cuando ella se ponía tensa siempre salía a correr, uno, dos, cinco kilómetros, pero al hacerlo había sido herida.Era buena atleta y se mantenía en buena forma. En su barrio siempre la miraban con sorna. Le decían que se sentía más que los demás pero que ella era simplemente la hija de una empleada doméstica. Por eso se había matado estudiando, para llevarse a su mamacita lejos de ese pueblo de víboras. Ale sabía lo que era dormirse con hambre, sabía lo que significaba cenar sola, de niña les creía a sus papás cuando le decían que habían cenado antes.Luego entendió que ellos simplemente habían escogido no hacerlo. Una de las veces que más permanecía en su mente era el día que un perr
Mientras veía el auto alejarse con Ale dentro, empezó a lanzar órdenes. Empezaron a seguirlo, pero no lograron darle alcance. Las imágenes de su mujer siendo arrojada dentro de la cajuela lo perseguirían por siempre.¿Y si no la recuperaba viva? ¿Si le arrebataban esa inocencia que la hacía única?—Maldita sea… se han llevado a mi mujer…—Calma, la encontraremos.—Sabemos que las probabilidades son más en contra nuestra que a favor.—Ella sabe que vas por ella, probablemente eso la ayude a tener valor y aguantar.—Las cosas que le dije…si hubieras visto la expresión de dolor en su rostro… Le juré que le daría amor y a la primera prueba, le fallo. Me cogí a una de las sobrecargos en el avión y Ale se dio cuenta, luego la agredí verbalmente. Y en este punto realmente no me imp
Algunos días después de la explosión.Cuando abrió los ojos fue consciente de un inmenso dolor en su pecho. El médico le miraba con preocupación.—Ha sobrevivido de milagro. El humo y calor provenientes de las llamas, le han afectado los pulmones.— ¿Hace cuantos días estoy aquí?—Una semana. Le trasladaron y venía inconsciente. Estuvo realmente grave, verle ya consciente es un auténtico milagro.—Salga y llame a uno de mis hombres.—Sí, señor Conti.Marcus Rossi era uno de sus mejores amigos y ahora su mano derecha. Entró viéndose preocupado.— ¿Ale?—La tiene el FBI en custodia. Cuando llegaron las autoridades tuvimos que irnos.—La prioridad era ella.—La prioridad era sacarte de ahí. La encontraron inconsciente en el