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Alison.

― ¿Que esos productos son para qué? ―le digo a Georgy, pero no porque no la haya escuchado o no le haya creído, sino porque estoy tratando de asimilarlo.

¿Que James se ha equivocado comprando productos para su hijo, confundiéndolos con alimentos para mujeres embarazadas?

Lo cierto es que James tiene suficiente dinero como para comprar cosas por equivocación, sin embargo, dudo mucho que él sea tan insensato o tan olvidadizo.

―Ay, amiga―me dice Georgy y estoy muy segura de que ella debe estar pensando lo mismo que yo―si me has contado la manera en que te ha espiado, de seguro ya sabe del embarazo―me indica, haciéndose eco de lo que está pasando por mi mente― y si es así, ¿qué harás al respecto? ―inquiere con total preocupación y yo muevo mi cabeza de lado a lado.

―Nada, Georgy―le señalo y ella me frunce el ceño―no haré nada al respecto, porque si le reclamo y en realidad no lo sabe, me pondré en evidencia―le comento y respiro profundo―y si se lo confieso así nada más, será c