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Alison.

Estoy tratando de ser valiente, en serio que lo hago, pero hay un temor que me cala los huesos, solamente de pensar que alguno de estos tipos intente darme un mal golpe y que mi bebé pague las consecuencias, provocándome un aborto, una sentencia de muerte para mi pequeñín, al que ya quiero con el alma.

Así que procuro poner toda la resistencia que puedo, mientras uno de ellos está metiendo su mano por dentro de mi pantalón y por instinto le doy un empujón, lo cual hace que me dé una bofetada, la cual me deja aturdida por el momento, mientras el otro cuela su mano por mi bra, para estrujarme los senos con fuerza y yo estoy aterrada, ante la posibilidad de que me dé un nuevo golpe, pero que en lugar de ser en la cara, vaya directo a mi estómago.

― ¡Maldita perra! ―me grita uno de ellos, al tiempo que trata de desgarrarme el suéter y yo solo pienso en mi bebé, a sabiendas que solamente me tiene a mí para seguir viviendo y que ellos puedan atentar en su contra.

Es cuando mi ab