—¿A qué te refieres con reunirte con Pierre? —la alarma en la voz de Gerard era evidente al escuchar semejante barbaridad—. ¿De dónde has sacado tal cosa?—Esta noche iré a verlo al puerto —el conde tras cada palabra dicha por su hijo se mostraba más sorprendido y, sobre todo, preocupado—. Quiero que vengan conmigo. Tanto tú como mamá… e incluso Johnny.—¿Te has vuelto loco, Frederik? —el mayor se levantó de su asiento—. No pienso dejar que vayas allí. Es peligroso.—¿Peligroso? Papá, solo conversaremos sobre lo ocurrido con Alice. Al parecer tiene una propuesta que hacerme —el lord de la casa dejó salir un suspiro negando con la cabeza—. Lo único que te estoy pidiendo es que desocupes tu noche y vengas conmigo… a menos que simplemente veas el peligro y decidas cerrar los ojos tal y como hiciste con Lion —el silencio se mantuvo en el ambiente luego de que el chico hubiese dicho tal cosa—. No creas que olvidé lo que ocurrió. Tampoco he conseguido perdonarte por eso.Frederik por fin sa
Por fin el sol se había puesto. Frederik se encontraba sentado en un pequeño taburete que estaba colocado en un rincón de aquel puerto mientras revisaba algunos papeles referentes al caso de su hermano. El desafío más grande de esa noche era conseguir que Pierre confesara, y el chico se había asegurado de mantener varias cartas bajo su manga para lograrlo. Su corazón latió rápidamente al ver el auto del vizconde acercarse. ¿Así se sintió Lion cuando se encontraba en aquel lugar? Solo, indefenso y con una cantidad enorme de dudas sobre lo que podía ocurrir a continuación. Pero en ese momento un nuevo ingrediente se añadía al interior del lord: enojo. Acomodó con cuidado el arma presa en la parte trasera de su cinturón, la cual se encontraba oculta por el abrigo que llevaba puesto. El pelinegro se levantó escuchando el sonido de las puertas del auto abrirse para ver por fin al causante de todo ese lío, la persona que, según los informes, había asesinado sin piedad al mayor de su famili
El viento soplaba moviendo los cabellos de los presentes. Estaban devastados luego de escuchar aquello. Una realidad latente que ninguno de ellos deseaba escuchar y mucho menos aceptar. ¿De verdad todo aquello había concluido con un asesinato? Gerard miraba con fijeza las palmas de sus manos. Había enviado a su hijo a la muerte debido a su propio descuido y de no ser por la aparición de Marlote, su segundo heredero probablemente hubiese sufrido el mismo destino. Angelica se sentía impotente, enfadada y, sobre todas las cosas le dolía el corazón. El hijo al que tanto rechazó por su aparente rebeldía había fallecido cumpliendo una orden de manera obediente. ¿Acaso podía demostrar una mejor lealtad que esa?Johnny iba después. Ni siquiera estaba en aquel grupo de personas. Había preferido aislarse y mirar en dirección al mar. Aquel oscuro y vasto océano que claramente resultaba en un infinito lugar, uno que en definitiva dejaba mucho espacio para que demasiadas cosas ocurrieran. ¿Por qué
Sorprendía lo mucho que el rubio podía considerarlos “raros”. Era cierto que en aquel momento se sentía triste, pero Johnny podía mantenerse tranquilo y permitir que su corazón llorara de manera interna… o al menos era lo que deseaba. Lo último que pudo predecir era que la silueta de su mejor amigo se plasmaría frente a él mostrando sus blancos cabellos ondearse por el viento. Su mandíbula amenazó con caer y los vellos de su piel se erizaron por completo. ¿Qué estaba haciendo Lion allí?—¿Te sorprendo? Siento mucho eso… solo deseaba escucharte una última vez antes de irme para siempre —el nudo en la garganta del rubio le impedía decir siquiera una palabra—. ¿Sabes? Tengo mucho por lo que agradecerte, Johnny —el peliblanco se sentó junto a quien fue su mejor amigo mientras podía respirar—. Fuiste para mí ese soporte que necesitaba, ese pilar que me mantenía estable incluso cuando nadie más confiaba en mí… e incluso ahora decidiste creer en el cambio de Frederik y le has ayudado a llega
¿Quién diría que bastarían un par de meses luego de la partida definitiva de Lion para que las cosas tomaran un nuevo color para la familia Di Mort? Una respuesta de Su Majestad al mensaje enviado por el líder de la casa que bastó para que tanto como su esposa decidieran reunirse con Marlote y tocar el asunto que por tanto tiempo había estado molestando a la condesa, aquella orden que la chica simplemente parecía haber ignorado junto a la autoridad que esta le demostraba. ¿Cuán nerviosa había podido sentirse tanto ella como el chico cuando ambos fueron llamados al mismo lugar? ¡Incluso Hendrika estaba allí!Miedo que se incrementó al tener una inquietud incluso mayor luego de ver el anillo que reposaba en el dedo de la sirvienta. Quizá esperaba muchas cosas de esa reunión, pero Lottie había quedado completamente perpleja y sorprendida luego de ver como Frederik le defendía y afirmaba frente a sus progenitores una y otra vez que no le importaba lo que ambos pensaran, que se casaría con
Johnny estaba perplejo al ver quien se encontraba fuera de la habitación de Marlote y era un hecho que esta también demostraría un gesto similar cuando lo supiera. Alice Dupont estaba a punto de tocar la puerta cuando Frederik la había abierto. La chica traía el cabello suelto y un vestido bastante sencillo para lo que ambos estaban acostumbrados a ver de ella. “La hija del asesino”. Así solían llamar a la jovencita desde que el caso de Pierre se encontraba en cada periódico de la ciudad. La prensa se había asegurado de exagerar el caso y hacer que el entero país lo odiara y pensara en él como el peor de los criminales que había visto la historia y, por supuesto, con un pequeño incentivo proveniente del bolsillo de los Di Mort cualquier cosa era posible.—Hola… quisiera… conversar un momento con ustedes —la actitud de la chica hizo que Johnny se alarmara incluso más. ¿Qué le ocurría? O, mejor aún, ¿qué demonios estaba tramando aquella mocosa altanera? No era nada normal verla de esa m
05 de Mayo de 1944“Las ventas en medio de la guerra han resultado bastante bien. Hemos conseguido crear más ingresos que en los últimos diez años.Las negociaciones con los enemigos de Su Majestad solo se traducen en éxito.La guerra nos ha resultado en completa ventaja.Le mantendremos al tanto de cualquier novedad y esperamos que siga confiando en nosotros.Larga vida a Su Alteza”Atte.: Conde Gerard Di Mort¿Por qué siempre que Marlote era obligada a salir con su madre estaba lloviendo? Con tan solo mira
—Mamá, estoy lista —reconoció orgullosa y Hendrika sonrió al verla—. ¿Me veo bien?—Te ves preciosa —soltó por fin la progenitora sintiendo el enorme cariño de madre sobre esta–. ¿Nos vamos? Por favor, recuerda no decir nada imprudente cuando estemos allí. Conozco tu lengua Marlote.—Sí, sí, mami, lo sé —rio nerviosa—. Me mantendré calladita.La chica sabía que su madre conocía su mayor debilidad: su lenguaLos truenos seguían cayendo junto con el aguacero, por lo que ambas tuvieron que tomar sus sombrillas rotas y desgastadas. No existía garantía de que el viento les permitiera llegar con ellas intactas, pero el intento deb&iac