“Dos jóvenes hermanos reunidos en un mismo lugar, dos almas similares siendo tan diferentes como el sol lo es de la luna mientras compartían mediante al gran cariño que los unía. Lion se encontraba sentado sobre la cama mientras que el menor seguía enrollado dentro del grueso edredón que usaba para dormir. A diferencia de la habitación del mayor, Frederik usaba la monocromía para adornar su habitación. Tonos blanco y negro en todo el lugar como si su hogar fuese un tablero de ajedrez enorme. Algunas decoraciones tenían que ver con aquel antiguo juego ya que, sí, Frederik Di Mort era un gran amante al ajedrez. Lion tallaba sus ojos mientras intentaba acomodar su largo cabello para luego amarrar un nudo. Sabía que le esperaba un día algo movido ya que las negociaciones con los enemigos del rey aún no terminaban y tan solo faltaban dos días para acabar con sus trabajos, o al menos lo que Su Majestad les había encargado. Tragó saliva moviendo su cuello de un lado a otro Lo hacía todas l
¿Cuánto tiempo había conseguido dormir el menor de los Di Mort durante aquella noche? Quizá algunos minutos sueltos. Su malestar se incrementaba cada vez más y las enormes ojeras eran la clara evidencia de lo mal que se sentía. Evidentemente eso de pelear con Lion le generaba más de lo que él mismo esperaba. Fue cuando el sol comenzó a alzarse que Frederik pudo cerrar los ojos durante algunos minutos más extensos.—Recuerda lo que debes hacer. La negociación necesita salir a la perfección incluso si debes dar más dinero de lo acordado. No puedes fallar. —La voz de Gerard hizo que los ojos de Frederik se abrieran nuevamente. ¿Con quién estaba hablando su padre?—. No estoy de acuerdo con enviarte a ti a manejar algo tan peligroso como esto, pero Su Majestad desea que demuestres de lo que estás hecho.Frederik frunció el ceño. ¿Qué estaba pasando allí fuera? Rápidamente dio un salto de la cama y comenzó a vestirse. Justo en ese momento odiaba dormir en ropa interior ya que no podía salir
Lottie no podía creer semejante historia y se sentía mucho peor al ver como Frederik lloraba tan desconsoladamente. ¡Incluso ella se permitía derramar lágrimas que sus traicioneros ojos expulsaban sin avisar! El pelinegro tenía en sus manos el sobre de la historia relatada, un sobre sellado y aparentemente intacto desde el momento en que había sido entregado.—Guardaba la esperanza de no tener que leerlo, de que Pierre se hubiese equivocado y simplemente Lion regresara a casa… —el pelinegro suspiró negando con la cabeza como si aquel sueño fuese un imposible—. Pero supongo que fui un tonto por esperar que los muertos salieran de sus tumbas.¿Cómo se suponía que Marlote podría ayudarle a superar un impacto como ese cuando ni siquiera ella terminaba de comprender muchas cosas de aquel suceso? Definitivamente el único con la capacidad de darle las respuestas que deseaba era Lion Di Mort y no conseguía verlo desde varios días atrás. Existían momentos en la vida de la chica donde esta simp
Los cuchicheos habían comenzado a sonar dentro de la mansión, rumores que afirmaban que Frederik Di Mort había anulado su compromiso con Alice Dupont y que durante el proceso había demostrado que defendía a Marlote. ¿Cómo se podían acallar los susurros que se daban todas y cada una de las sirvientas de la casa? Definitivamente no sería sencillo y la joven implicada lo entendía. Se sentía avergonzada al observar que alguien pasaba por su lado y se mantenía mirándole. Quizá se trataba de que era el ojo público o quizás se encontraba atemorizada al saber que la noche anterior había cometido la peor osadía de su vida entera.Cada vez que su mente divagaba, en cada pequeño descuido en el que perdía la concentración… podía sentirlos. Aquellos dedos del lord de la familia recorriendo su piel y otorgándole caricias que nunca antes había recibido. Sabía que aquellos acontecimientos eran indebidos, que había hecho algo imperdonable, pero no se arrepentía. Se trataba de una experiencia simplemen
La iluminación en el estudio de Frederick era baja. El chico tenía las enormes cortinas cerradas y simplemente un par de lámparas iluminando la totalidad de esta. Leía algunas cartas que llegaban. Situaciones que su padre debía solucionar a como diera lugar; desde casos criminales que se escapaban de las manos de la policía hasta reuniones con más extranjeros con el fin de realizar alianzas. Lo que el pelinegro hacía no era su trabajo, pero desde que Gerard le había hablado de un “entrenamiento” entonces parte de las labores del mayor habían caído sobre sus hombros. Frederik se permitió cerrar los ojos intentando drenar un poco de la frustración que albergaba al ver el último sobre que llevaba el sello de Su Majestad. Su cabeza estaba embotada y le resultaría un poco difícil leer alguna queja directa proveniente del palacio, pero tampoco tenía muchas alternativas. Suspirando rompió el sello, sacó el mensaje y comenzó a leer en voz justo antes de que sus ojos se abrieran como platos y
—¿Tienes idea de lo que significa ser una igual y encontrarte al mismo nivel de nosotros, Meijer? —la pregunta del conde fue directa y sin ningún tipo de rodeos—. Puedo asegurarte que no tienes ni la más remota idea de todos los compromisos que aquello puede conllevarte.Era la primera vez que tanto Marlote como su madre se sentaban en compañía del conde Gerard y su esposa, Angelica. Se encontraban sentados de forma cómoda dentro de aquel estudio, todos con una copa de cristal llena del líquido carmesí que solía distinguir cada reunión de los Di Mort. ¿No era demasiado extraño?—Creo que no me está entendiendo, conde —Marlote intervino demostrando de que tampoco permitiría que colocaran palabras en su boca que ella en ningún momento había dicho—. Solo mencioné que somos seres humanos con los mismos derechos que ustedes. Esa era la razón por la cual nunca pude permitirme mantener una relación sana con la jovencita Dupont.—Reconozco que es la primera vez que mantengo un debate tan inte
Incluso para Marlote las cosas parecían comenzar a complicarse. Claro, incluso en ese momento hubiese sido más sencillo confesarle su mayor pecado de no ser por el fuerte abrazo que Lion le otorgaba, haciéndola abrir los ojos con sorpresa. Allí estaba de nuevo, sintiéndose protegida por aquellos delgados pero protectores brazos que simplemente le recordaban que mientras él estuviera a su lado no tenía nada que temer. ¿Y no era eso lo que deseaba sentir Marlote Meijer frente a la avalancha de sucesos que se aproximaban uno detrás del otro?—¿Quieres tomar algo? —inquirió el chico con rapidez—. Estoy seguro de que una cena romántica es más indicada para una cita, pero mi tiempo no me permitió hacer algún tipo de reservación —Lion se dejó caer de hombros negando ligeramente con la cabeza—. Sin embargo me pareció buena idea reservar mi habitación para dar la bienvenida a una princesa como tú.Lottie dejó escapar una leve risita sintiendo como los colores se subían a su rostro. Le había ex
¿Cómo podría describir Marlote todo lo que había pasado por su mente en aquel momento de pasión desenfrenada? Definitivamente podían ser muchas las cosas, pero lo último que se presentaba era el arrepentimiento. Los brazos desnudos de Lion le abrazaban mientras que era observada por aquellos preciosos ojos tan oscuros como el azabache. Su piel pálida y perlada era como una obra de arte para sus ojos. Algo digno y apropiado para anhelar. Tan artístico, tan hermoso, tan efímero… Lottie parpadeó un par de veces. ¿Realmente le parecía que aquella figura frente a ella era efímera? Como si su existencia frente a ella fuese tan perfecta como algo ocasionado por su imaginación o, en el peor de los casos, una presencia espiritual. ¿Acaso…? No, estaba claro que todo eso era producto del frenesí de sensaciones que el mismo chico le había hecho experimentar minutos atrás.—Hey, preciosa —aquella rasposa voz nuevamente le sacaba de sus pensamientos—. ¿En qué reflexiona mi preciosa princesa? ¿En lo